De niños y otros enredos

Asignación de género

Por Dr. Enrique Sicardi*
jueves, 20 de octubre de 2016 · 00:00

Todos los animales al nacer tienen un sexo biológico genéticamente determinado, en los humanos; XY hombre, XX Mujer.
Los niños, en su normal desarrollo conforme aprenden a expresarse, adquieren conocimiento del medio que los rodea y modelando a sus padres y cuidadores, empezarán a conocer las diferencias entre niño y niña, esto ocurre aproximadamente alrededor de los 2 años y es cuando ellos desarrollan su identidad de género. A los 3 años los niños ya son capaces de identificarse como uno u otro, desarrollan conductas y los roles, en base a esta identificación y al trato que han recibido por parte de padres y otros cuidadores.
Culturalmente se definen como conductas masculinas que el niño sea inquieto, brusco, agresivo, competitivo, etc. y que las niñas tengan características de más tranquilidad, ordenadas y empáticas. Actualmente esto ha cambiado, se permite y estimula a ambos sexos a compartir juegos e intercambiar características que antes eran consideradas exclusivas de un determinado sexo. Ahora impulsamos a las niñas a ser más audaces y competitivas y no se considera anormal niños que se inclinen a disciplinas más tranquilas.
Las figuras objetales (el modo de relación del sujeto con su mundo) más importantes para el niño, son sus padres, de ellos aprenderá prácticamente todo su comportamiento, desde hábitos alimentarios, higiene, pasando por gestos, movimientos, etc., pero no nada más de ellos, también influirán muchos otros actores en el gran escenario de su desarrollo psicosexual. La presencia de ambos modelos, masculina y femenina, contribuyen entre otros factores a la resolución del complejo de Edipo o Electra según sea el caso, importante en el desarrollo psicosexual y para evitar dar comienzo a un posible Trastorno de Identidad de Género (TIG).
Con la influencia de los medios de comunicación, el libre acceso de los menores a mensajes auditivos y visuales sin la supervisión guiada y responsable de adultos, se está ocasionando que muchos de ellos piensen que no pertenecen a su sexo biológico y que se encuentren en un punto intermedio, el cual, no existe. Biológicamente se es hombre o se es mujer, es la identidad de género la que se encuentra confundida (TIG).
Sabemos que hasta el 98% de los varones y el 88% de las niñas con confusión de género, eventualmente aceptan su sexo biológico tras pasar por la adolescencia de manera natural. En algunos países, ciertas parejas de padres donde el menor expresa sentir que es lo que no es, están exigiendo sus derechos y solicitan permitir que en dichos casos, se les asigne el género al cual biológicamente no pertenecen. Nuevas corrientes tratan de apoyar bioquímicamente a los TIG a base de bloqueos hormonales que ocasionan la interrupción del proceso de adolescencia y, que en su vida adulta ocuparán sustitutos hormonales con todas las consecuencias de salud que conlleva, como son: hipertensión arterial, problemas de coagulación, accidentes cerebrovasculares, mayor posibilidad de cáncer, además de un posible trastorno futuro de personalidad que puede terminar en suicidio.
El desarrollo humano y, en especial la adolescencia, no es una enfermedad, no debe interrumpirse, no debe modificarse al gusto de los "supuestos” responsables del menor ¿Quién en su sano juicio sería capaz de condenar a su hijo a los riesgos antes expuestos y a sabiendas que con buen apoyo, orientación y afecto, alcanzarán un estado de salud física y mental?
Recientemente, el Colegio Americano de Pediatría en Estados Unidos de Norteamérica ha hecho un llamamiento a los legisladores y educadores a rechazar todas las políticas que apoyen la re-asignación de sexo bioquímico y quirúrgico en los niños.
Y tú, ¿qué opinas?

*Pediatra y representante de Aprolam BC
sicardi53@gmail.com

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