COLUMNAS

La otra historia

Por Lucía Garayzar*
miércoles, 10 de febrero de 2016 · 00:00
Operadores políticos


"El arte de la guerra” es denominado como el mejor libro de estrategia de todos los tiempos, inspiró a figuras como Napoleón, Maquiavelo, Mao Tse Tung, Vladimir Ilich Ulianov (Lenin) y a muchos otros protagonistas de la historia universal.

 

Esta antigua obra maestra contiene uno de los textos clásicos chinos más importantes; la sabiduría contenida en sus páginas se ha mantenido vigente hasta el día de hoy, ya que ninguna de sus recomendaciones es calificada como anticuada y su contenido es considerado el mejor consejero capaz de ganar cualquier batalla.

 

Pero la obra del general Sun Tzu no es simplemente un compendio de experiencia militar, sino todo un tratado que enseña la habilidad suprema de utilizar con inteligencia el juicio de la naturaleza humana en momentos de prueba.

Este manual ha sido consultado por un buen número de estrategas y operadores políticos del mundo. Estos hombres expertos en el arte de manejar los secretos del líder para el que trabajan están de moda, algunos cuentan con maestrías universitarias, mientras que otros no llegaron ni siquiera a terminar sus estudios de primaria.

 

Los operadores políticos desempeñan tareas estratégicas y en épocas electorales son especialmente indispensables. Estos personajes se encuentran en todos los partidos políticos, pero existen dos clases: la primera está representada por el verdadero operador político que cuenta con suficiente formación e inteligencia, además de ética profesional para desempeñar fielmente su encomienda.

 

La segunda clase está conformada por grandes depredadores del proceso electoral, para ellos nada está bien, viven a costilla de quienes votan por sus candidatos, ofrecen sus votos al mejor postor y lo que es peor, mantienen cautivo a su dirigente haciéndole creer que si son sacados de la jugada perderán los 3, 5, 7, o 10 votos que traen en su estructura, por esa razón dicen por ahí, que son un mal necesario.

 

Es fundamental que los aspirantes a un puesto de elección popular sepan quién es su operador político; deberán conocer su historia política, sus convicciones; de dónde salió y por el bien del proyecto, es conveniente que sean militantes convencidos, pues de lo contrario se convertirán en un elemento corrupto altamente peligroso; no hay nada más destructivo que un operador político de diferente ideología partidista a la cual sirven.

 En la medida que la democracia avance en nuestro país, es posible que estos oportunistas, los operadores políticos de segunda, algún día desaparezcan, pero por lo pronto, los candidatos que se vayan con la finta padecerán fuertes dolores de cabeza, tendrán que bailar con la más fea y habrán de cargar con tipos sin escrúpulos, ni conciencia, ni partido, ni lealtad que valga para ellos.
"Como regla general, es mejor conservar a un enemigo intacto que destruirlo.”(Sun Tzu).

*La columnista es profesora

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