La Bufadora

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- Ensenada… ¿fábrica de pobres? - ¿Tenemos remedio? - Descarada ilegalidad
lunes, 30 de mayo de 2016 · 00:00

Ensenada… ¿fábrica de pobres?

Hace un par de días escuchaba por la radio a un periodista que con tono preocupado, bastante preocupado, se preguntaba el por qué la gente está acudiendo a las urnas en números cada vez menores, y reclamaba falta de información confiable que explicara las razones de este comportamiento.

Sin embargo, ese día por la noche este mosco asistió, contra su costumbre, a una reunión con un candidato a la presidencia municipal de nuestra ciudad, cuya exposición tuvo dos tonos casi contrapuestos. En el primero dijo lo mismo que seguramente el resto de los candidatos habrán venido diciendo por toda la ciudad; me imagino que casi con las mismas palabras, reclamando, criticando, prometiendo lo que seguramente no podrán cumplir. De ahí mi renuencia a asistir a los mismos circos con los mismos espectáculos, pero lo que me llamó la atención fue lo que dijo en la segunda parte de su presentación, y coincidentemente igual que el periodista de esa misma tarde, noté el mismo tono de sombría preocupación. La ciudad cada día está peor y no parece que vaya a mejorar en el corto plazo, esto lo dijo él y tengo que coincidir con su cuestionamiento. Y me explico:

La información estadística, seguramente al alcance de cualquiera que se tome la molestia de buscarla en la computadora, provoca a contextualizar los datos que ahí se ofrecen y que podrían explicar las causas de lo que nuestros personajes, con bastante seriedad nos habían expuesto. Y voy a dar algunos datos que por sí mismos se explican.

La ciudad viene creciendo -más menos- 50 mil habitantes por cada 5 años, y la disponibilidad del agua se ha estancado y en algunos casos se redujo en ese mismo periodo; tampoco debemos olvidar que vivimos en una zona semidesértica que tiende a secarse más, los pozos cada día dan menos agua y de peor calidad, los empleos no abundan y los que hay son cada día de menor sueldo -si bien han crecido los empleos de 1 a 2 salarios mínimos-, se han reducido significativamente los de niveles superiores, se está ganando menos pues; y el Ayuntamiento está en la ruina económica, igual que muchos de nuestros bolsillos; la ciudad está deteriorada y cada día peor y así podríamos seguir con el inventario de nuestras desventuras.

Hace unos días vinieron unos amigos de Mexicali y con tono de curiosa ingenuidad preguntó uno de los niños: "¿papá, por qué hay tantos carros viejos aquí?”; temo que nosotros ya nos hemos ido acostumbrando a la proliferación de los famosos autos chocolates, y si a eso le añadimos que las campañas siguen la pauta de las anteriores: mismos políticos, mismas promesas y muy probablemente vendrán los mismos resultados, ¿cómo esperamos que vaya más gente a votar?

Aún así, la ciudad sigue creciendo, sigue llegando más gente, lo cual resulta inexplicable a primera vista; ¿a qué estarán viniendo si estamos como estamos?; tal vez y sólo tal vez, estaban peor donde estaban.Todos tenemos derecho a buscar vivir mejor, somos una ciudad en gran parte formada por inmigrantes con sueños y aspiraciones que nos lleven a una vida mejor, pero hoy por hoy lo que estamos creando son malos empleos, malos servicios, pésima economía y un panorama poco halagador.

¿Tenemos remedio?
Seguramente que sí, y está al alcance de nosotros, el que nos estemos preguntando, cómo fue el caso de nuestros dos personajes del día, por qué ocurre lo que ocurre y cómo hacemos para corregir el rumbo ya es ganancia.
De otro modo, nos iremos acostumbrando a tener cada día más pobres y lo que es más triste; a no entender por qué.

Descarada ilegalidad
Tarde de sábado, la gente se dirige a sus autos después del mitin, de estos, muchos, imposible saber cuántos, son autos chocolates, cada día más, son los que ilegalmente circulan en las calles, se empiezan a notar entre ellos algunos de modelo reciente, la infección va en aumento, el cinismo también, han ido a celebrar el fin de campaña de su candidato su voto valdrá lo mismo que el de aquellos que no violan la ley aquí. ¿Dónde empieza la patria, empieza la corrupción? No lo sé, lo que sí sé, es que cada día nos asombramos menos.

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