LA OTRA HISTORIA

Desinterés electoral

Por Lucía Garayzar*
miércoles, 4 de mayo de 2016 · 00:00

Atentar contra la inteligencia de los ciudadanos nunca es bueno, afortunadamente en estos tiempos a diferencia de hace ochenta años, muy pocas cosas se pueden esconder. Los políticos no han tomado en serio que la gente está cansada y algunos siguen pensando que al pueblo se le puede engañar fácilmente.

 

El pretender dirigir el rumbo de una ciudad no es tarea fácil, y mucho menos tratándose de un municipio tan aporreado como el nuestro. Es importante señalar, que quien se involucra en política será objeto de críticas, acusaciones, especulaciones y demás, así que lo más recomendable es no hacer nada bueno que parezca malo, ni nada malo que parezca bueno, porque al final, los adversarios y los resentidos se encargarán de encontrar ese prietito en el arroz para sacarlo a la luz pública.

 

El pecar de ingenuo en política es un gran pecado, porque no se vale responder con argumentos que ni el más tonto los podría creer, eso es verdaderamente un insulto a la razón.

 

Si bien es cierto, el momento más estratégico para hacer notar los errores de los contrincantes políticos son las campañas electorales; sin embargo, hay que recordar que el elector no vota por el mejor candidato, sino por el que supone que va a responder a sus intereses de una manera más eficaz.

 

Amable lector, el electorado en este momento ya no cree nada, a la sociedad le duelen las mentiras, las injusticias, la indiferencia, el aumento de impuestos, el desempleo, el engaño por parte de las instituciones, y cómo no, si contamos con funcionarios que nos quieren ver la cara, con un Instituto Electoral que se hace de la vista gorda ante cualquier cantidad de anomalías; es ridículo que sea este órgano quien ponga las reglas para luego violarlas.

 

En este momento, cuando ya sabemos qué es lo que le duele al ciudadano común, ¿qué cree usted que le duela a un candidato? ¡Exacto! , Nada más doloroso que perder una elección, porque la campaña más cara, es indudablemente la que se pierde.

 El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no ocurrió lo que el predijo.

Tras un recuento electoral, sólo importa quién es el ganador. Todos los demás son perdedores.
Winston Churchill (1874-1965) Político británico.

*La columnista es profesora



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