ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

Pesca y precarización laboral (I/III partes)

Por Dra. Claudia E. Delgado R.*
jueves, 18 de agosto de 2016 · 00:00
Para la segunda década del siglo XX, en el Puerto de Ensenada estaba ya consolidada la actividad pesquera de altamar que lo caracteriza. Este siglo de pesca, proporciona una idea sobre el tiempo-historia que representa la actividad en la región y sobre las diversas actividades tradicionales, los usos y costumbres y la relevancia social y económica que la pesca ha tenido en los individuos que la han desarrollado, en las familias que reproducen la fuerza de trabajo pesquero en Ensenada y en la región, particularmente en la composición de una identidad relacionada con la pesca y sus pescadores, nostálgicamente reiterada en el auge atunero pero también cotidianamente experimentada en la cocina popular y gourmet que hace de las carretas de cocteles y tostadas de ceviche y del Mercado Negro de Mariscos puntos definitorios de la vida ensenadense. 

Actualmente, la vida está articulada a las dinámicas impuestas por la globalización y vemos nuevas formas identitarias, nuevos sentidos de pertenencia asociados a una multiplicidad de tradiciones externas y hegemónicas en algún sentido (económico, político y cultural). Nos enorgullece ver la famosa carreta de mariscos y a su dueña en un programa de escala internacional con el controvertido chef Anthony Bourdain, así como a otros distinguidos ensenadenses que llevan y reinventan la tradición culinaria del mar en programas televisivos de transmisión nacional pero de marca internacional (Master Chef). 

Sin embargo, poco pensamos en lo que hay detrás de estos personajes distinguidos y famosos, en la materia prima de sus "obras” y en las manos que la capturan y ponen a su disposición. Los pescados y mariscos de Ensenada se producen de múltiples formas y desde diversas tradiciones pesqueras pero todas tienen un denominador común: una tripulación de pescadores que sale a trabajar al mar, dejando atrás toda certidumbre y a sus familias. ¿Qué pasaría si dejara de haber pescadores? No habría alimentos marinos, no habría "taco fish” ícono de Ensenada en el mundo, no habría mercado de mariscos, ni carretas, desaparecería una buena cantidad de empleos, quizás la mayoría "informales” pero que no dejan de llevar la comida a las mesas de las familias ensenadenses. Las empresas que hoy se dedican a exportar todas las delicias del mar Pacífico a otros países se quedarían sin mano de obra en mar y tampoco tendrían productos que empacar y exportar; refaccionarias y ferreterías especializadas en la pesca, astilleros y proveedores de la cadena de valor de los recursos pesqueros la pasarían bastante mal. 

Cada pescador y pequeño propietario tiene familia y dependientes económicos cuyas vidas dependen del trabajo. Un pescador sin trabajo es una familia que se ve afectada económicamente en su vida diaria e inmediata, al terminar o reducir sus ingresos se pone en crisis su capacidad de adquisición de otros productos, bienes y servicios; se reduce el consumo afectando a los comercios, se imposibilita la compra o construcción de un lote y una vivienda familiar afectando al sector inmobiliario, se empuja a los hijos en edad escolar a la búsqueda de empleo para estabilizar la crisis económica familiar, en algunos casos, se toma la decisión de migrar dejando atrás todo el patrimonio o a toda la familia. El desempleo es crítico porque no afecta únicamente al individuo, tiene efecto de bola de nieve pues conforme avanza va generando mayores pérdidas en el resto de las actividades económicas. El desempleo trae consigo diversos efectos sicológicos y sociales que impactan a la sociedad en su conjunto y la desestabilizan.

* Antropóloga Social  Cinah-BC

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