Caracol, un museo para ti

Apuntes sobre el Mar Océano

Por Dr. Adán Echeverría*
sábado, 27 de agosto de 2016 · 00:00

El mar es el gran basurero del mundo, dicen algunos, todo lo que cae en él termina por disolverse. El océano es el gran productor de oxígeno, señalan otros, el número de algas verdes y sus procesos fotosintéticos, son el mayor aporte de este gas que necesitamos para vivir.

 

Lo cierto es que más de la mitad del planeta está ocupada por el mar. Las especies marinas que habitan en este universo son vastas pero no inagotables. Ya desde 1973, con la película ‘Cuando el destino nos alcance’, se había previsto aquella idea de tomar una muestra de mar, desde cualquier sitio, y mirarla al microscopio para observar... nada; y entonces sí temblar. Imaginarse la posibilidad de que cualquier muestra de agua que tomemos del mar, no contenga ni el más mínimo microorganismo, es para asustarse.

 

He tenido oportunidad de realizar varios cruceros oceanográficos para recorrer el Golfo de México por entero. Dos los realicé en el Buque Oceanográfico Justo Sierra (con 50 metros de eslora) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) partiendo desde Tuxpan, Veracruz y pude navegar las aguas en la frontera que se comparte con EU; otro en el Barco Oceanográfico Riviera Maya (con 35 metros de eslora), cruzando desde Yucatán hasta el norte de Tamaulipas y de regreso; y otro en un barco camaronero, saliendo desde Campeche y costeando Tabasco, Veracruz y Tamaulipas.

 

Mis viajes no fueron muy largos, de apenas unos 22 días en mar abierto. En estos cruceros tuve la fortuna de compartir con diversos grupos de investigadores para realizar perfiles de profundidad, tomar parámetros físico-químicos, medir corrientes, tomar muestras de agua, sedimento, y de una amplia variedad de organismos. Los puntos de mayor profundidad, de los que sacamos muestras estuvieron a más de 3 mil 500 metros, los menores apenas a 10 metros.

La experiencia fue en verdad reveladora. Estos trabajos que diversas universidades e instituciones realizan en el Golfo de México, como en otros mares y océanos del mundo, nos permiten mirar lo pequeños que somos los humanos. De pie en una embarcación de unos 50 metros, somos una lentejuela flotando en un tinaco de 50 mil litros, y mucho más pequeños que eso.

 

El oleaje –al que no todos logran acostumbrarse, ah qué humanos tan terrestres-, puede hacerte sentir que estás metido en una lavadora, que sube y baja por una montaña rusa. Y desde este enorme universo, es de donde aún nos alimentamos y, como hemos visto más arriba, de donde el planeta obtiene oxígeno. Por ello, es necesario entenderlo, y en pro de la humanidad, saber explotar de manera adecuada los recursos que nos brinda.

 

El mar estuvo ahí antes que nosotros los humanos. Tengo la certeza de que seguirá en su lugar al yo partir de este mundo. Pero mi responsabilidad como científico no es trabajar para mí, sino para los nietos de mis hijos. Lo mismo tendría que pedir a los demás, que cuidemos el mar para las siguientes generaciones.

 *El autor está realizando un posdoctorado en el Instituto de Investigaciones Oceanológicas de la UABC.

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