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Votar (y vivir) en la era del miedo

Por Jorge A. Meléndez
martes, 17 de enero de 2017 · 00:18
"Si esta elección fue un espejo, refleja a una sociedad ahogada por el miedo: terrorismo, colapso económico o corrupción”.
Parte de un gran reportaje de la revista Rolling Stone (RS), que explica una paradoja: reina el temor a pesar de que en el mundo desarrollado (y en ciertos sectores de países como México) los estándares de vida (ingreso, longevidad, seguridad, etc.) son hoy mejores que nunca.
Agregue pues el temor a la lista de razones que explican porque Trump toma posesión el viernes (relea "Pesadilla naranja”). ¿Y por qué tememos? La respuesta es fascinante: por cómo funciona el cerebro.
RS cita estudios de Andrew Huberman: "El cerebro es básicamente una máquina que reacciona al estrés y su función básica es mantenernos vivos. Por eso cualquiera cae fácilmente en el temor”, explica el profesor de neurobiología de Stanford.
Una respuesta biológica disparada por la amígdala cerebral para alterar fisiológicamente nuestro cuerpo (pulso, sudor, estado de alerta, etc.) y prepararlo para enfrentar una amenaza.
Y, sin embargo, quizá lo que sucede con el ciudadano típico es distinto: "no es temor, sino ansiedad por amenazas que sólo son probables”, explica a RS el profesor de NYU Joseph LeDoux.
Realidad vs percepción. Y la segunda gana muchas veces. Vivimos preocupados por todo. La revista cita una encuesta de la Universidad de Chapman sobre los temores de los norteamericanos. ¿Sabe cuál miedo encabeza la lista? ¡Políticos corruptos! 61 por ciento les teme.
Acá en México no cantamos mal las rancheras, aunque nuestros miedos son más básicos. Según el Inegi, 72 por ciento se siente inseguro. Ah, y en Acapulco el 93 por ciento. Y en Ecatepec, ¡el 95 por ciento!
Los políticos (que en México dan más miedo que algunos criminales) son expertos en despertar ansiedades. Recuerde el famoso "peligro para México” o ahora "las mafias del poder”. Y claro, la campaña de EU estuvo llena de amenazas, y la peor de todas se hizo realidad.
Este coctel de temor y ansiedad se potencia con dos factores. Primero, con el reforzamiento de prejuicios de segmentos poblacionales enteros en una era híper conectada.
Es lo que en la sicología social se conoce como la "ley de polarización grupal”, que de acuerdo a PsychCentral es la tendencia de un grupo a tomar decisiones más extremas de las que tomarían sus miembros en lo individual. Un fenómeno exacerbado por las redes.
Como dice estupendamente el conductor Bill Maher: "la supercarretera informativa se convirtió en el bulevar de la mentira”. Noticias falsas o exageradas que refuerzan prejuicios, temores y ansiedades.
El segundo factor que potencia la era del miedo tiene que ver de nuevo con cómo el cerebro descifra la realidad: identificando patrones.
"Esencialmente somos primates que identificamos patrones. Conectamos puntos, aprendemos por asociación”, explica Michael Werner en una fenomenal charla de TED (véala en nuestros sitios).
El autor cita estudios que demuestran como las personas tienden a creer mentiras cuando se sienten más vulnerables, creando patrones con información falsa.
Por ejemplo, con "enemigos” bien seleccionaditos y perfectamente identificables: los mexicanos, musulmanes, los bancos, la mafia del poder, etc.
"La combinación de incertidumbre con la percepción de una amenaza conlleva a un deseo creciente de autoritarismo”, concluye la revista.
¡Exacto! El caldo de cultivo perfecto para que cualquier populista aproveche y lleve así al electorado a protestar de la manera que más le conviene: votando con temor y eligiendo "soluciones” simples a problemas complicados.
Un ciclo pernicioso difícil de romper. Porque votar y vivir en la era del miedo puede convertir en real a una amenaza que sólo existe en la cabeza del demagogo que la siembra en el electorado.
Desconozco la solución a este nudo gordiano. Pero a nivel básico le recomendaría: no se deja atrapar por los argumentos simples. Analice, pida datos, compare y cuide mucho sus fuentes de información. Ah, y no participe en la diseminación de tanta nota falsa y teoría rara. Si las ve en su círculo, párelas en seco. ¿Se apunta?

En pocas palabras.
"No se conquista al temor pensando sino haciendo”, W. Clement Stone, empresario norteamericano

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