LA CARROCA

Noticia

Por Soraya Valencia Mayoral*
domingo, 10 de diciembre de 2017 · 00:00

Crónica de un nombramiento anunciado: el arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar Retes, cuya larga carrera dentro del alto clero coronó con el capelo cardenalicio, recibió la esperada cereza del pastel y fue nombrado titular de la Arquidiócesis de México, una vez que el papa Francisco aceptó la renuncia por límite de edad de don Norberto Rivera Carrera, a quien Bernardo Barranco le dedicara su último libro, Norberto Rivera, El Pastor del Poder. Y es que en semejantes cargos es difícil librarse de las tentaciones del poder; aunque quizá no imposible para un buen cristiano y pastor. De don Carlos Aguiar se dicen muchas cosas, para bien y para mal, como suele suceder con las figuras púbicas. La que mejor se acomoda con los tiempos es su supuesta cercanía con el llamado grupo Atlacomulco y los grandes empresarios del Estado de México. En política no hay casualidades. La Iglesia en la historia participa de los mismos hilos con que se tejen verdades y mentiras, mitos y leyendas, acontecimientos luminosos y otros no tanto. Por lo pronto el Cardenal Rivera ha sido nombrado administrador de la arquidiócesis en lo que asume el cargo su sucesor (los procedimientos ordinarios en estos casos) y la vieja Iglesia, la primada, ya tiene designado un nuevo pastor. Un elemento más que se incorpora al escenario.

Crónica de unos incendios anunciados
Como comentamos en su momento, las lluvias atípicas vistieron de verde, lila y amarillo nuestros campos, la hierba creció como pocos años y el paisaje era hermoso. Pero sabíamos bien que una vez que se secara habría combustible almacenado para los incendios del verano, del otoño e inclusive del seco invierno que casi tenemos encima.

Por el Facebook, donde uno se entera hasta de lo que no debe, supimos que se habían clausurado los hidrantes del fraccionamientos San Marino, que tenía la lumbre muy cerca, y no había de dónde tomar agua para controlar los incendios.

Y según se comentó en las redes sociales, no son los únicos hidrantes fuera de servicio. El caso es que el jueves amanecimos respirando polvo y humo y con las sirenas de los bomberos -que, como siempre, trabajan con las uñas- aullando todo el día y por toda la ciudad.

La colonia Azteca, cercana al incendio que comento, también sufrió lo mismo y no se diga de la zona del Ciprés. Lo que sigue, además de las enfermedades de las vías respiratorias que dejan estos vientos, la desgracia de las personas, de las familias que se vieron afectadas y que de un plumazo se ha visto forzadas a empezar de nuevo. Y a prevenir hasta donde se pueda. A las autoridades les toca el resto.

Crónica de un Consejo anunciado
Ya se instalaron los Consejos Distritales. El del 03 de Baja California, al igual que el resto de los distritos, empezó su ciclo impugnado. Esto sí es novedad. Hasta donde yo recuerdo, en los últimos diez años que me tocó andar en esas lides, nunca había sucedido. No creo que el Tribunal le dé para atrás. Pero lo interesante va a ser la respuesta al ciudadano que interpuso un JDC. Estaremos pendientes. Vale.

*La autora es mujer de letras sacras y profanas
 

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