Por si las moscas

Una de transportes

Por Laura Monzón
viernes, 24 de febrero de 2017 · 00:00

En estos días, el Cabildo tomó la decisión de rechazar la petición de elevar 30 por ciento el costo al transporte público. Por supuesto que tal resolución molestó a los transportistas, porque ellos también son pueblo y sufren los embates de la vida, como todos nosotros.
Argumentan que con lo que cuesta no les alcanza y, desde 2011, no se ha aprobado un incremento. Pero se les olvida que, en aquel entonces, cuando se autorizó elevar el costo de 8 a 10 pesos, prometieron que, por fin, las unidades se modernizarían.
Ya pasaron seis años, los microbuses están igual de deplorables, con el mismo servicio deprimente y los choferes conduciendo con su peculiar estilo tarantinesco. Pero exigen otro aumento.
Su demanda no se justifica porque no han respetado el Reglamento de Transporte Público y menos si consideramos el costo del pasaje en otras ciudades.
En Guadalajara, por ejemplo, los camiones cuestan 7 pesos; los más caros 12, por ser Premium con aire acondicionado. En Aguascalientes 7.50 y, para los estudiantes, 2.50. En Puebla el pasaje es de 6 pesos. En Querétaro cuesta 8.50 y con tarjeta de prepago 8 pesos.
En Ciudad de México sale en 4 pesos y por un recorrido de más de 12 kilómetros 5.50. En Nuevo León, uno de los más caros, los usuarios pagan entre 9.50 y 10.20, dependiendo la ruta y si el transporte cuenta o no con aire acondicionado.
Podemos verificar los precios de otros Estados y ninguno es tan alto como aquí y, aunque no todas las unidades son de primera, no están tan dadas al traste como las de Ensenada.
Es verdad que las calles de por acá no son de lo mejor y los últimos Gobiernos han dejado que la ciudad se caiga a pedazos.
Los proyectos de bacheo son pésimos, los hoyos se siguen rellenando con tierra para cubrir luego con una capa de grava enchapopotada y, por supuesto, que con la primera lluvia se desmorona, dejando el bache igual o peor que antes.
El presupuesto del Ramo 33 destinado para tal caso sigue perdido y, es seguro, que seguirá sin aparecer por los próximos años, porque cuenta la leyenda que acabó convertido en salarios, bonos y aguinaldos de la burocracia municipal de la administración anterior.
Pero los regidores admitieron que es indispensable gestionar recursos y emprender tareas para elevar la calidad del servicio, sin afectar el bolsillo de los usuarios.
Por tal razón, el martes pasado, en la sesión del Cabildo a un edil se le prendió el foco y presentó un punto de acuerdo para consolidar, otra vez, un Programa de Modernización del Transporte Masivo.
Digo otra vez, porque en 2015 la Unión de Transportistas de Baja California empezó a trabajar en un Anteproyecto del Plan Maestro de Vialidad y Transporte, pagado por el Ayuntamiento, el cual iba a presentarse en enero ante las autoridades, las cuales brillaron por su ausencia.
Si ya cambió la administración, pues hay que cambiar los proyectos, claro está. Vamos si es tradición que en México no se le dé seguimiento a los planes de los gobiernos anteriores, el XXII Ayuntamiento ensenadense no puede ser la excepción.
Seguro que presentan otro par de proyectos de transporte público, porque  pareciera que, además de las deudas, los inconvenientes y las corruptelas, se heredan los discursos. Tenemos años escuchando lo mismo, seguimos en las mismas y, administración tras administración, siguen sin darle solución a los problemas de siempre.
¿Cuánto más va a durar el teatro? ¿Cuándo tendremos un transporte decente?
Mejor, a usar bicicletas y dejar a políticos y transportistas con su tragedia griega.


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