LA OTRA HISTORIA

Mientras tanto, seamos felices

Por Lucía Garayzar*
miércoles, 22 de marzo de 2017 · 00:00
El 12 de julio de 2012, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, (ONU), en la resolución 66/281, instituye el 20 de marzo como el "Día Internacional de la Felicidad”, reconociendo que el ser feliz es una de las aspiraciones universales de los seres humanos, y su inclusión es esencialmente importante en las políticas de gobierno.
Hace un par de años navegando por la internet, me enteré que la prestigiada Universidad de Harvard había contratado al reconocido estadounidense-israelí, Tal Ben-Shahar, experto en felicidad, para incluirlo en su planta de mentores, pero mi sorpresa fue mayor cuando al investigar un poco más sobre el tema, descubrí que el no menos afamado Tecnológico de Monterrey, había hecho lo propio. En octubre de 2013, el Tecmilenio inaugura el primer Instituto de Ciencias de la felicidad en México y el mundo.
Las clases de felicidad tienen como fin, dotar al alumno de las herramientas necesarias, que lo lleven a construir su propósito de vida, en un ambiente agradable que contribuya con su desarrollo. Esta materia se fundamenta en los principios de la Psicología Positiva, ciencia que estudia lo que funciona bien en la vida de las personas, como son sus valores, sus fortalezas, virtudes, costumbres y experiencias que les permiten ser más felices, tales como la gratitud, el optimismo, la esperanza y el esmero pleno en sus actividades.
Amable lector: ¿pensó usted alguna vez que la felicidad se convertiría en un tema de estudio?, ¿por qué será?, ¿cómo explicarle a más de 50 millones de pobres, que su actitud de pesar debe ser distinta ante su realidad?
Aunque esto es nuevo para mí, tal vez no lo sea para usted; en Londres, Alemania, España y en otras partes del mundo, las clases de felicidad en las escuelas públicas son historia, ya que son impartidas desde 2006.
El programa "La Felicidad Hace La Escuela” se incorporó en seis escuelas piloto en el estado de Estiria, en Austria, durante el ciclo escolar 2011-2012 y se sigue impartiendo por módulos una vez a la semana durante el ciclo escolar anual.
Este programa, fomenta el optimismo y la alegría por vivir, el alumno reconoce su capacidad de acción y los efectos positivos del esfuerzo y dedicación, el alumno desarrolla la empatía con sus compañeros y aprende a valorar el trabajo en equipo, canaliza la agresión; el programa aborda: "La nutrición”, como influencia para el buen desempeño de las habilidades y estimula la creatividad de los estudiantes.
¿Se imagina usted amable lector, esta asignatura en nuestras escuelas? Esto, aunado a cualquier especialidad nos daría grandes resultados a corto, mediano y largo plazo; si el propósito de la reforma educativa es que el alumno aprenda a aprender, pues aprendamos todos juntos, gobierno, maestros, alumnos y padres de familia las técnicas para ser felices, de esta manera estoy segura, tendremos menos gobernantes corruptos, menos servidores públicos déspotas e ineficientes, menos profesionistas frustrados, menos maestros flojos, menos ninis, en fin, menos malo de todo; por el momento, y a propósito de estados de ánimo, ya que a esto no se le ve pies ni cabeza, busquemos alternativas y aprendamos a ser felices simplemente porque queremos, porque nos da la gana y porque lo merecemos; así, sin empleos, sin agua, sin seguridad, sin alumbrado público, sin recolección de basura, con un chorro de baches, etc., etc. Porque independientemente de las clases de felicidad, que seguramente nos caerían de maravilla, esta emoción también es cuestión de actitud.

*La autora es profesora


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