Defender nuestro derecho a conocer

Uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, de acuerdo con la Declaración de los Derechos Humanos y que también forma parte de las garantías individuales establecidas por la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, es el de la libertad de expresión, dentro del cual recae el derecho a la libertad de prensa. 

La prensa es esencial para mantener a todos los ciudadanos informados sobre los temas más relevantes de su entorno; además de fungir como vigilantes del funcionamiento del gobierno y sus instituciones. Es por ello que el papel del gremio periodístico es indispensable en el contexto político, económico y social que reina sobre México en la actualidad. Las constantes violaciones a los derechos humanos cometidas dentro de nuestro territorio deben ser expuestas. Los periodistas tienen una gran responsabilidad en la actualidad; sin embargo, también el gobierno y la sociedad deben orientar sus esfuerzos para garantizar su protección y permitir que puedan realizar su función informativa, analítica y crítica de una forma objetiva y segura.

En México los esfuerzos no han sido suficientes. De acuerdo con el informe sobre la Libertad de prensa de la organización Freedom House, México se encuentra en el lugar número 139 de 199 países en libertad de expresión. Con una calificación de 63 puntos, que de acuerdo con este índice corresponde a países en los que no existe una libertad de prensa. Países en los cuales diferentes actores utilizan su poder para callar las voces de los periodistas y críticos, percibidos como una amenaza para aquellos que harían todo lo posible por ocultar la historia real detrás del escenario nacional. 

Tan sólo en el mes de marzo, fueron asesinados tres periodistas mexicanos, que se suman a las 103 víctimas dentro del gremio periodístico en México desde el 2000. La última de las víctimas, fue la corresponsal del periódico La Jornada en Chihuahua; que había dedicado los últimos años de su vida a exponer las graves violaciones a los derechos humanos que se vivían en su estado. 

México ocupa el mismo lugar en libertad de expresión que países como Libia, Venezuela, Somalia y Yemen; países que se encuentran en un contexto de guerra civil y en algunos casos se les ha tomado como Estados Fallidos. La inseguridad y la violencia como fruto de la guerra contra el narcotráfico ha llevado a niveles de violencia sólo comparables con países con conflictos armados internos; y entre las principales víctimas se encuentran los periodistas, que realizan un trabajo que algunos han llegado a considerar como una sentencia de vulnerabilidad y muerte: Informar. 

A pesar de que la protección de los ciudadanos es una de la funciones del Estado; frente a un contexto en el que las estrategias implementadas no han sido suficientes y donde en 17 años la violencia contra los comunicadores mexicanos es un fenómeno cotidiano; la ciudadanía mexicana tiene la responsabilidad de realizar esfuerzos tanto individuales como colectivos para defender nuestro derecho a la información y a medios de comunicación objetivos e imparciales que puedan mostrarnos lo que está pasando a nuestro alrededor.