LA BUFADORA

Violencia sin freno

Por El Mosquito
viernes, 21 de abril de 2017 · 00:00
Aunque se trató de hechos no vinculados, ayer se registraron varias muertes violentas en el municipio de Ensenada, que por largos periodos enarboló el título de ser la demarcación más segura del noroeste del país.
Por su frecuencia, métodos, escenarios y horas en que se cometen los delitos de alto impacto, es necesario que las autoridades implementen acciones efectivas para detener esta escalada, que por desgracia ha cobrado la vida de muchos inocentes.
Lo que llama la atención es el silencio de la clase política sobre el tema de la seguridad. Se nota que el miedo no anda en burro.

Costosa apatía
En los últimos años, a la par que se deterioraba el equipamiento urbano e iban en aumento los delitos de alto impacto, la calidad de vida de la que tanto presumían los ensenadenses comenzó a perderse, lo cual se agudizó por el desabasto de agua y la falta de inversiones productivas.
Y así, paulatinamente la ciudad no sólo se hace vieja, sino que luce en ruinas, algo que no pasa desapercibido para quienes visitan este puerto y sus delegaciones rurales, quienes ahora prefieren llegar a la Ruta del Vino y regresar a sus lugares de origen. ¿Será entonces el proyecto del museo alusivo a las carreras fuera de camino un tema que deba concentrar la atención?, ¿esa debe ser la prioridad de los ensenadenses?, ¿de ese tamañito son sus preocupaciones?
El problema es que, debido a nuestra cultura paternalista, se atomizan todas las culpas en el alcalde, el gobernador y el presidente de la república en turno, quienes se convierten en los villanos favoritos, pero lo más absurdo es que las minorías ruidosas son las que ponen la agenda de asuntos importantes en las redes sociales.
¿Acaso algún sector de la sociedad exige la continuación del libramiento carretero El Sauzal-Ensenada?, ¿alguien se acuerda que la prolongación del Bulevar Zertuche es una obra que está detenida?, ¿quiénes demandan la ampliación del tramo Chapultepec-Maneadero, escenario de múltiples accidentes mortales?, ¿hasta cuándo construirán un camellón a lo largo del poblado de Maneadero?, ¿dónde se planean instalar los parques industriales que se necesita para generar empleos mejor renumerados?, ¿cuántos hospitales se necesitan en la zona urbana y rural?, ¿o será mejor invertir en medicina preventiva?, ¿por qué se siguen contaminando las playas?, ¿en qué va la supuesta reforma regulatoria que permitiría reducir trámites gubernamentales para la apertura de empresas?, ¿existe alguna evaluación sobre los resultados de la depuración policiaca?, ¿por qué no se ha creado en Ensenada un observatorio auténticamente ciudadano?
Estas y una montaña de preguntas más deberían responderlas quienes desde el sector público y privado tienen la posibilidad de influir en la toma de decisiones. ¿Los regidores del actual Cabildo tienen completo el mapa de necesidades?, ¿en sus comisiones disponen de diagnósticos certeros? Por lo que se advierte es evidente que no, porque ni siquiera pudieron fundar y motivar su negativa a incrementar las tarifas del transporte urbano de pasajeros, un problema bastante añejo.
Ya pasaron más de cien días desde que asumieron su cargo, y los ediles del XXII Ayuntamiento no han sido capaces de elaborar una agenda común, porque reproducen las mismas prácticas y costumbres de sus antecesores. Mismas comisiones, mismos procedimientos, cero avances. Su labor se reduce a "realizar gestiones” y entregar apoyos. ¿Es un problema de liderazgo?, ¿será porque no tienen la capacidad a pesar de sus buenas intenciones? Debe reconocerse que algunos integrantes del Cabildo son voluntariosos, pero las ganas necesitan ir aparejadas del perfil adecuado y datos duros.
Se requiere un frente común para que Ensenada sea visible para el resto del país y el mundo. Llevamos décadas soñando en que alguien venga a construir el ferrocarril Tecate-Ensenada, un aeropuerto civil, el centro de convenciones de usos múltiples, que la zona de El Ciprés se convierta en el bosque de la ciudad, que tengamos una playa y malecón dignos de un destino turístico y no la pequeña y descuida área de que se dispone.
Sin embargo, lo anterior no podrá cristalizarse mientras el dichoso hartazgo social se reduzca a virulentos comentarios en las redes sociales. Si las discusiones frívolas no las cambiamos por acciones efectivas, Ensenada estará cada vez más cerca de ser un municipio fallido.


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