Vitaminas ¿sirven para todo?

Hace muchos años un colega me comentaba cuál era la base del éxito de un reconocido médico, quien accedía a recetar todo lo que sus pacientes le pedían: si querían antibiótico, se los daba, si pedían vitaminas, hasta les preguntaba qué marca quería, entre otras cosas más. Esta situación anecdótica es y con mucho, más frecuente de lo que se puede creer. No hay niño que acuda con fiebre, en el cual, los padres de inmediato pregunten: ¿Dotorcito, verdad que le va a dar antibiótico? y, oh, triste realidad cuando el médico (raro) les explica que no es necesario. Situación muy similar y mucho más frecuente cuando vemos en consulta a un niño por mal apetito, mal crecimiento, infecciones frecuentes o síntomas respiratorios persistentes, etc. o simplemente porque está sano y los padres soliciten, amén de lo que uno les oriente o indique, la recomendación de las famosísimas "vitaminas”.
Es una creencia popular que las vitaminas sirven para todo, que todo lo curan, que previenen hasta la vejez y no sé qué tanta otra sarta de tonterías popularizadas y que muchos médicos en su afán de ganarse al paciente, seden a la petición y por lo tanto, perpetúan y arraigan dichos mitos.
Si las vitaminas previnieran todo lo que se les achaca, pues no habría infecciones, ni enfermos, ni viejos y por supuesto ni hospitales. Las compañías comerciales y más las de programas piramidales, presentan sus estudios, hacen su mercadeo, te hablan de que en breve tendrás el nivel de vendedor diamante, es más, en corto tiempo con la venta de sus productos, más una pequeña inversión (¡ya valió!), la cual recuperarás casi de inmediato, en poco tiempo te podrás retirar holgadamente. Te convencen que consumas de todo y para todo y a todas edades, en especial vitamínicos o coenzimas o el término que quieran que esté de moda. Su negocio es vender, no importa a qué incautos convenzan y en esto va desde personas con baja preparación hasta profesionales bien encumbrados, no es raro saber de médicos que en sus mismas oficinas venden dichos productos: qué mejor, gano en la consulta y gano con la venta de los productos que me harán "nivel, oro, platino y hasta diamante”.
De los vitamínicos se ha abusado, tanto pacientes como médicos, ya que se ha preconizado que son inocuos, que al único que dañan es al bolsillo y el médico piensa: "aunque sea de placebo me sirven”. La verdad es que son productos químicos y muchas veces innecesarios y su abuso puede causar intoxicación o sobrecarga a los sistemas de eliminación normales del cuerpo como el riñón o el hígado. No son raras las hepatitis reactivas que pueden terminar en cirrosis e insuficiencia hepática. El exceso de vitamina C puede aumentar la posibilidad de litiasis renal. El exceso de vitamina B3 (niacina) se asocia a vasodilatación, mayor movilidad de ácidos grasos y alteraciones durante el ejercicio. Abuso del ácido fólico, interfiere con la absorción de zinc. Vitamina A, dosis excesivas en la mujer embarazada puede ocasionar deformación ósea al producto, en los adultos se asocia con cefalea, vómitos, etc. Vitamina D en exceso puede ocasionar altos niveles de calcio en los líquidos corporales y consecuentemente depósito en tejidos como músculos, corazón y riñones.
Por supuesto que las vitaminas son elementos "súper” necesarios, pero a dosis ínfimas, nada que una dieta variada y suficiente no pueda aportar. Hay indicaciones muy precisas para suplementar con vitaminas en ciertos casos como en las mujeres embarazadas, madres lactantes, niños alimentados en exclusivo al seno materno (la leche materna puede ser baja en vitamina D), recuperación de hospitalizaciones prolongadas o desnutrición, entre otras condiciones poco comunes.
Recordemos que lo ideal es tomar los alimentos como medicamentos y no tomar los medicamentos como si fueran alimentos. Sí, pero para algunos es más fácil dar pastillitas, que comer sano, variado, suficiente o tratar los problemas con medidas generales (¡qué hueva!).

* Médico Pediatra. Represente APROLAM en Baja California
sicardi53@gmail.com