Una Policía digna

Seguimos en las mismas y la inseguridad continúa en el municipio de Ensenada. La cantidad de muertos sigue aumentando. Desde principios de año hasta ahora van más de 60 víctimas.
Para los políticos es muy fácil lavarse las manos y decir que es un "problema de narcos” que se pelean las plazas, pero que se hace lo posible, que están implementando medidas para erradicar esta situación, aunque no se vean los resultados.
El crimen organizado ya echó raíces en los tres niveles de Gobierno, porque la misma corrupción de la clase política se lo permitió. Ésa fue una gran victoria para la delincuencia organizada y una gran inconveniente para el resto, que nos sentimos inseguros cada vez que salimos a la calle.
También es verdad que las fuerzas policiacas son ineficientes y no están capacitadas para hacer frente a una situación con estas dimensiones, por lo que muchos abogan que se apruebe la Ley de Seguridad Interior y las calles de las ciudades se militaricen.
Habría que preguntarse: ¿es la mejor solución permitir que las fuerzas castrenses se hagan cargo de nuestra seguridad?
Muchos consideramos que tener soldados aparcados en cada esquina no nos dará más tranquilidad ni terminará el problema de la delincuencia, aunque sí aumentaría el número de muertes, abusos, detenciones arbitrarias, casos de tortura y demás, porque los soldados no están preparados para llevar labores de seguridad pública; no es su función.
Además, la cantidad de militares que tiene nuestro país no es tan alta, como para dedicarse a acciones que son competencias del fuero civil: México tiene un total de 267 mil 500 miembros activos y 76 mil 500 de reserva, según datos de Global Firepower Index.
La desesperación por tanto desastre a nivel nacional y por la creciente inseguridad en lugares que en otros tiempos eran tranquilos, como Ensenada, nos llevan a no pensar las cosas con claridad y a que se nos ocurra pedir lo primero que nos proponen, sin considerar lo que ya se tiene a la mano.
La solución no es militarizar el país para salir del atolladero, sino preparar, dignificar y monitorear a las Policías de cada entidad. Muchos miembros tienen la vocación y las ganas, pero no las herramientas necesarias para llevar a cabo su labor de salvaguardar el orden.
María Elena Moreira, de la organización Causa Común, comentó sobre este problema que "algunos de ellos (los policías) trabajan turnos de 24 horas, con un bajo salario, sin mucha capacitación, con escasa seguridad en su carrera, con mandos que abusan de ellos y con autoridades estatales que invierten mal el dinero destinado a su profesionalización”.
El saneamiento que tanto necesitan las fuerzas policiacas, así como su profesionalización y dignificación se está postergando, y quedará en el olvido en caso de fuera aprobada la famosa Ley de Seguridad Interior, lo cual sería un acto de completa falta de responsabilidad por parte de la clase política y una vergüenza para las fuerzas policiacas.
Puede ser que la presión por parte de los grupos que claman a voz de pecho la militarización de las calles llegue a darse. Pero, como decía al principio, esa opción es la salida más fácil para los políticos que le encanta hacer y rehacer leyes, pero no respetar y cumplir las que ya tenemos.
Por ejemplo, ahora resulta, según algunos mandatarios irresponsables, que la entrada del Nuevo Sistema de Justicia Penal es culpable de que haya tanto delincuente en las calles, porque no pueden encarcelarlos, cuando el problema son ellos mismos que no hacen su trabajo como debieran.
¿Así como, pues?