DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

Matrimonio ¿pasando de moda?

Por Dr. Enrique Sicardi Aragón
jueves, 22 de junio de 2017 · 00:00
El diccionario define al matrimonio como una institución social, reconocida como legítima por la sociedad, que consiste en la unión de dos personas para establecer una comunidad de vida. El objetivo es procrear y trascender, trabajando en conjunto y con beneficio mutuo y consolidando, una familia.
¿Qué está pasando en las parejas y sobre todo en las familias? Por un lado, según cifras oficiales del INEGI en 2012 a nivel nacional se registraron 585 mil 434 matrimonios, para el 2013, bajo a 583 mil 264, y el año más reciente reportado es 2014 con 577 mil 713 matrimonios, lo que nos demuestra una franca tendencia a la baja. Por otro lado, los divorcios van francamente en aumento: en 1980 por cada 100 matrimonios había 4 divorcios; en 1990 y 2000 esta cifra se elevó a poco más de 7 divorcios, para 2010 el número de divorcios por cada 100 matrimonios fue de 15 y al 2013 se registraron casi 19 divorcios por cada 100 matrimonios. En 2011 se registraron 91 mil 285 divorcios; 2012 fueron 99 mil 509 y 2013 se registraron 108 mil 727 divorcios; y lo que llama mucho a la atención es que de los divorcios registrados en 2013, el 58% de las parejas estuvieron casadas 10 años o más.
Un fenómeno más es que los jóvenes mexicanos ha optado vivir en unión libre en lugar de llegar oficialmente al matrimonio, de acuerdo con una investigación que contrasta el hecho de que entre 2000 y 2010 el número de matrimonios entre personas de 20 a 29 años se desplomó de 40 a 27.9 por ciento, mientras que las parejas que decidieron vivir juntas sin casarse aumentó de 15.2 a 23 por ciento. En 10 años las parejas de jóvenes que decidieron vivir en unión libre aumentaron de 15.2 a 23 por ciento y sin ser oficial solamente observacional, en los últimos años hasta más del 50% de las parejas que llegan a consulta con un bebé, viven en unión libre.
¿Y, cuál es la preocupación? La disociación familiar genera mayor violencia, abusos físicos y sexuales contra niños, así como más deserción escolar, advierten varios investigadores. Por ejemplo, estadísticas derivadas de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares muestran que si bien 7.9 por ciento de las mujeres casadas por lo civil y lo religioso declararon padecer violencia, el problema empeoró en aquellas que vivían en unión libre, con 14.5 por ciento. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Juventud 2010, el riesgo del grupo de 12 a 17 años de edad de sufrir abuso sexual es 5.2 veces mayor en quienes "no viven” con ambos padres.
En las últimas décadas la búsqueda de vínculos "sin ataduras” que se alejan del concepto tradicional de familia ha crecido por múltiples razones, ya sea para probar si la relación funciona, por temor al compromiso o simple gusto. Un factor que predispone hacia la unión libre es la cada vez más frecuente aceptación de relaciones sexuales fuera del matrimonio, así como el uso de métodos anticonceptivos, pues facilitan a las personas mantener vida sexual abierta y segura, de esta manera se formalizan uniones al margen de exigencias sociales; sin embargo, el establecimiento de este tipo de relaciones no está libre de responsabilidades. Además, en la actualidad es común darle menos importancia al protocolo (que para muchas parejas implica gastos innecesarios) y al típico "qué dirán”; de hecho, hoy se otorga más peso al proyecto de vida personal y en común, sin importar las críticas.
Si bien la unión libre no está reconocida legalmente, el Código Civil establece que la pareja heterosexual soltera, sin impedimento legal para casarse y que a lo largo de dos años haya cohabitado, adquiere derechos y obligaciones a fin de regular la convivencia: a esta figura legal se le conoce como concubinato e independientemente del tiempo que vivan juntos, en el momento de que se "procrea” se adquieren derechos y obligaciones.
Las evidencias nos muestran que el matrimonio como institución está en involución, mientras que las parejas no tengan hijos, creo que problema no hay. La verdadera preocupación son los niños, a los cuales sabemos que para que florezcan en plenitud deben de contar con un entorno seguro, propicio, ser deseados, amados y protegidos. Los niños merecen un mundo mejor.

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