PROYECTOVINO

Un Nebbiolo de 30 años

Por Araceli Velázquez Córdoba
sábado, 12 de agosto de 2017 · 00:00
Existen miles de tipos de uva en el mundo. No se tiene un número exacto y esto ha hecho aún más difícil el poder clasificarlas, sin embargo, cuando se habla de las uvas "apropiadas” para hacer vino, se puede precisar un poco más, encontrándonos con alrededor de unas 100 variedades. Si a esto se le suma el trabajo de los productores de vino, haciendo mezclas de algunas de estas uvas, suena quizá un tanto complicado el encontrar tu favorita.
Se necesitan muchos atardeceres, muchas tardes con amigos, muchos cumpleaños y más pretextos para descorchar y descorchar botellas de vino para así ir descubriéndolas todas y ver cuál podría ser la propia.
En lo personal he probado algunas uvas, el camino es largo y obviamente me falta mucho por recorrer, sin embargo tengo una muy bien identificada, que me encanta. Incluso alguna vez me dijeron por ahí que hasta podemos identificarnos con alguno de estos varietales debido a su carácter y/o a su personalidad, y eso me pasó a mí.
La uva Nebbiolo, mi favorita, es una cepa tinta. Es una de las uvas más características del noroeste de Italia, su nombre viene de la palabra nebbia, que significa niebla. Es muy caprichosa, por decirlo de alguna forma. Tiende a madurar muy tarde, cuando el clima en la región empieza a ponerse complicado. Es muy susceptible a las plagas, es delicada y muy propensa a la oxidación. Se debe tener mucho cuidado en su manejo, desde el viñedo hasta que llega a la botella; uva difícil. Cuando todos estos factores coinciden en una perfecta armonía, el resultado final puede ser excepcional.
Y hablando de una perfecta armonía, en estas fechas de Vendimia, el pasado sábado, tuve el placer de asistir a una de las celebraciones más esperadas del año. El momento mágico en que la claridad de la luz le da paso al anochecer, me refiero al Crepúsculo de Monte Xanic, una de mis vinícolas más queridas. En esta su muy especial edición celebrando, además de la cosecha, los primeros 30 años de haber cambiado la historia del vino en México.
Desde sus inicios, esta gran vinícola ha determinado que existe para descubrir la experiencia de la pasión hecha vino. Treinta años de compartir el amor por esta industria y contagiarla, treinta años de comprometerse con la calidad y compartir la expresión del terruño de esta zona vitivinícola por todo el mundo. Me siento muy identificada con todos estos conceptos, ya que siento de igual forma esa pasión y amor por todo lo que rodea esta forma de vida. Recuerdo que alguna vez, Hans Backhoff, director general de Monte Xanic, comentó conmigo que compartíamos esa unión por el gusto y amor por Crear Cultura del Vino en México.
En esta hermosa fiesta, músicos de diferentes géneros se unieron para celebrar con un homenaje a la música mexicana, logrando un ambiente de orgullo y admiración por lo nuestro. El amor de cada una de las personas que forman parte de esta bodega se contagia y se nota en cada una de las medallas y reconocimientos obtenidos en estos últimos meses.
Para mi sorpresa (y admiración) las primeras 3 décadas de Monte Xanic, se celebran también, con lo que mejor saben hacer, un vino muy especial. Un monovarietal hecho por primera vez en su historia, un gran vino de mi uva favorita, un vino que esperó pacientemente el mejor momento para nacer, un  Nebbiolo de 30 años.

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