LA CARROCA

Variadito

Por Soraya Valencia Mayoral*
domingo, 13 de agosto de 2017 · 00:00
Me gusta, me encanta caminar por las calles de la ciudad y detenerme a escuchar las historias que cuentan en los puestos de comida o cachivaches, en los mercados mientras escoges la fruta, en el transporte público. Donde sea, me gusta escuchar a la gente. En una ocasión una señora comentaba a otra sobre una mujer que de ordinario veía en una esquina de la zona centro, sucia, olvidada por el mundo, expuesta a todo, hambrienta, envuelta en una cobija vieja. "Ya no la volví a ver y hace poco me la encontré muy arregladita, limpia, bañada y cambiada. Se veía más repuesta. Iba frente a ella un borrachín que me imagino que es el que la levantó para llevársela al Bajío y ofrecerla a los hombres, pero, por lo menos, ya come”.

Y mientras unos comen y otros no, la Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de la Dimensión de Pastoral de la Salud, publicó un documento titulado "¿De qué están muriendo los mexicanos? Una propuesta integral para evitar que las instituciones de salud colapsen”. El texto es el resultado de un análisis elaborado el año 2016 con la finalidad de identificar las enfermedades que se ubican en el top de la mortalidad en nuestro país y así diseñar el plan pastoral correspondiente. Lo que arroja confirma lo que ya sabemos: la diabetes, la obesidad (asociada a ésta) y el cáncer están a la cabeza, enfermedades crónico degenerativas que requieren de cuidados y atenciones muy específicos e implican un costo excesivo para el sector salud, al grado que muchas instituciones están siendo rebasadas por el incremento acelerado del número de estos pacientes. Mejor no le platico todo el documento. Invito a que lo lea en la Web de la CEM, en donde también encontrará ligas a sitios con información sobre morbilidad nacional, el presupuesto destinado al sector salud, la cultura de la prevención, etc. Precisamente sobre ésta se propone el trabajo pastoral: prevenir. En el tema de la salud no debería haber distancia por diferencias de credo. Ojalá las instituciones que representan las diversas confesiones religiosas trabajaran en unión común sobre un problema que nos debe interesar y comprometer a todos. Si ya lo hacen, felicidades. Si no, ahora es el momento.

Y volviendo a las historias, ah cómo me molesta ver a algunas -no todas, por supuesto- mamás, tías, abuelas, caminando por la calle a grandes zancadas mientras literalmente arrastran a una criatura, que con sus piernitas cortas no puede seguir a la señora en cuestión. Van enajenadas, con el celular conectado al alma, hablando como si estuvieran en su recámara. Fíjese y verá unos pequeños pies que casi no tocan el suelo mientras la doña jala sin piedad el tierno bracito con fuerza tal que se me figura que casi lo arranca ¿No ven que son tan pequeños y frágiles? Si no los cuida bien su madre, tía, abuela, entonces quién. Debería haber un 01800 - MALAMADRE. Vale.

*La autora es mujer de letras sacras y profanas

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