Tres de tres

1. El atentado terrorista ocurrido esta semana en la catalana Barcelona, la multicultural y progresista ciudad del Mediterráneo español, ha sido tal vez un acontecimiento esperado. Las características de la emblemática Barcino, en cuyas playas fuera vencido el Quijote por el Caballero de la Blanca Luna, la hacían un blanco muy expuesto a las miras del terrorismo. Las víctimas pertenecen a veintiséis países, un sólo golpe que se multiplica como por arte de magia oscura. En hora pico, cuando las ramblas se inundan de turistas en plena temporada alta. Y una vez más, el crimen organizado de allá, el Estado Islámico, se atribuye la autoría. El Frankenstein del imperio, eso se dice. Y mientras los musulmanes de España se deslindan y se suman a la condena del atentado de miles de fieles del islam, las otras víctimas, las familias, los amigos de los muertos y heridos, entre el dolor y la consternación lloran a los suyos. Otra vez el turco, el terrible enemigo, el Satán de la Europa medieval y moderna, que acechaba las costas, sostenía el miedo útil y hacía negocios con las cortes, los nobles y los papas. Cuando no hay un enemigo hay que inventarlo, darle cuerpo, voz, poder y ya está.

2. Pasando a otro asunto, este lunes regresa a clases el sector de educación básica, regreso que ha de estar resultando más que costoso no sólo por el desembolso que exige la compra de uniformes y la famosa lista de útiles escolares (la recuerdo y todo me da vueltas) sino debido al incremento en el precio del transporte público. Para estas fechas todavía no se expiden las credenciales -el pase de transbordo ni pensarlo- para estudiantes y los universitarios lleva dos semanas pagando el costo íntegro del pasaje del micro. Si antes del aumento muchos han tenido que echársela a pie, ahora quien sabe. Y que alguien me explique en dónde está la mejora en el servicio. Prometo hacer mi mejor esfuerzo por entender.

3. Cada año me gusta volver a mis libros preferidos durante el verano. Esta vez el reencuentro fue con El Mundo de Sofía. Novela sobre la historia de la filosofía de Jostein Gaarder. Un texto delicioso, un recorrido por el desarrollo del pensamiento filosófico desde sus orígenes hasta nuestros días, junto a la joven Sofía y el maestro Alberto. Inicialmente concebido como un libro para suscitar en los jóvenes el interés por la filosofía, es quizás uno de los imprescindibles en toda biblioteca personal que se respete ¿Filosofía para qué? Para desarrollar una postura crítica ante el mundo en que se vive y ante los valores de la generación de los padres. "Si en algo me he esforzado es en enseñarle a Sofía a pensar críticamente”. Y si no podemos hacerlo los padres, debería hacerlo la escuela. Pero las asignaturas de filosofía casi mueren y si alguna sobrevive por lo general la imparte cualquiera menos un filósofo.

Ya con ésta me despido: mañana es el clis de sol, así que tenga cuidado. El que entendió, entendió. Vale.

*La autora es mujer de letras sacras y profanas