LA CARROCA

Vestidas de negro

Por Soraya Valencia Mayoral*
domingo, 14 de enero de 2018 · 00:00

En la pasada entrega de los Globos de Oro se escucharon, en la voz de la comunicadora Oprah Winfrey, primera mujer negra en recibir el galardón Cecil B. DeMille, las palabras contundentes respecto al grave problema de la exclusión de las mujeres en la sociedad y la historia, no solo del vecino país, manifestado en el racismo, la violencia y el abuso sexual. Serena, firme, dueña del micrófono y el escenario fue hilvanando su discurso mientras entre el público mujeres y hombres asentían, emocionados. Oprah recordó el impacto que tuvo en su alma de niña la entrega del Óscar al actor Sidney Poitier, “Yo nunca había visto a un hombre de color homenajeado”. Respecto al abuso “ Nos ha tocado vivir tiempos difíciles... decir la verdad es la herramienta más poderosa que tenemos…(ésta) no es una historia que afecta solamente la industria del cine sino que es una que trasciende cualquier cultura, geografía, raza, religión, política o lugar de trabajo”. Reconoció a las mujeres anónimas, trabajadoras del campo, la industria y demás “que soportaron años de abusos y agresiones porque ellas, como mi madre, tenían hijos que alimentar, facturas que pagar y sueños que perseguir…”

Antes del inicio de la gala, fueron desfilando las actrices jóvenes y veteranas, vestidas de negro riguroso como signo de protesta contra los abusos cometidos en la gran industria de la magia y que han salido a la luz recientemente. Bellas y majestuosas, las señoras del séptimo arte y la televisión han puesto el dedo en una de las llagas purulentas que a lo largo de los años ha sido vendada, maquillada, disimulada, pero que sigue ahí, pudriendo el tejido donde anida.

Si alguien conoce la miseria de la exclusión, del abuso y la violencia, somos las mujeres, independientemente del estrato social, grado académico, ambiente laboral, todas me atrevo a decir -y me incluyo- hemos sufrido en algún momento y de alguna manera la violencia del ejercicio de poder de los hombres. No hay ambiente que escape, que no replique los patrones de abuso. Las instituciones religiosas, políticas, académicas, la familia, reproducen el mismo modelo de control y poder. En el mundo del cine pero también de la música y las artes, la ciencia y la tecnología, de los negocios y la empresa, donde usted busque, el poder abusivo de muchos hombres que encuentra en el sexo su expresión más ordinaria, es el pan amargo de cada día para muchas mujeres. Hoy entre nosotros algunas se atreven ya a hablar de acoso, aunque poco se ha podido hacer contra este mal que ha sido parte de los derechos de los jefes. Volviendo a Oprah, cuando hace memoria de Rosa Parks y Recy Taylor “La justicia no era una opción en esa época, vivió como todas nosotras hemos vivido, en una cultura rota por hombres brutalmente poderosos (pero) su tiempo se ha acabado. Se les ha acabado el tiempo”. Y que así sea. Vale.

*La autora es mujer de letras sacras y profanas
 

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