LA MARAÑA CÓSMICA

No a las pseudociencias y las charlatanerías

Por Rolando Ísita Tornell*
lunes, 24 de septiembre de 2018 · 00:00

La ciencia es confiable por un sinnúmero de razones de tipo histórico, metodológico, técnico y, lejos de percepciones sin fundamento, no pertenece a nación u origen étnico alguno, no es un invento ni ocurrencia de nadie, es un patrimonio de la humanidad.

La ciencia se trata de un conjunto de disciplinas que se ha venido construyendo a lo largo de la existencia de Homo sapiens como especie, así que no existe una “ciencia occidental”, oriental, del norte o del sur, es ciencia a secas, sin apellidos

Al adolescer de una cultura científica y desatender irresponsablemente -como se ha hecho en los últimos 30 años- el cabal cumplimiento del artículo constitucional sobre la educación basada en el progreso de la ciencia, pone a la sociedad mexicana en su conjunto ante la amenaza de charlatanes y oportunistas dispuestos a hacer negocio con la incertidumbre y credulidad de la gente, a costa de su salud, bienestar e inquietudes ante sucesos en la naturaleza, la vida, el cuerpo, el universo; sin herramientas culturales para entenderlos, explicárselos, enfrentarlos.

Hay casos inexplicables como la homeopatía, que forma parte de las escuelas del Instituto Politécnico Nacional y cuya existencia en esa prestigiada institución de formación de científicos y profesionales se debe más a las fuerzas políticas que a la ciencia.

Alarmantemente por ignorancia, buena fe o afán de sobresalir, una recién estrenada diputada de Morena, Lorena Cuellar Cisneros, tuvo el despropósito de organizar un foro llamado Internacional de Integración de las Medicinas Tradicionales, Alternativas y Complementarias, realizado en la cámara de diputados, según un comunicado de Comunicación Social de la LXIV Legislatura, del día 17 de septiembre. No es una novedad, ya en el pasado reciente un diputado priista tuvo la osadía de organizar en esa Cámara un Foro con el charlatán de extraterrestres Jaime Maussán, que afortunadamente no tenía objetivo legislativo alguno.

En cambio, doña Lorena y sus secuaces sí pretenden impulsar el reconocimiento oficial de estos impostores de la ciencia y, eventualmente, integrarlos al sistema de salud del país. Para ello inician con unas supuestas “bases científicas” de sus supercherías como la medicina cuántica, del Ayurveda, sanación y curación, alimentación metabólica (ja ja, todo alimento se metaboliza), tratamiento metabólico, la integración del espíritu a la salud, herbolaria, homeopatía, acupuntura y quiropráctica (la herbolaria y las auténticas medicinas tradicionales son habas que se cuecen aparte).

Con base en nuestras libertades todos podemos creer, expresar y experimentar lo que se nos pegue la gana, el límite es el prójimo, nadie puede imponerle a los demás sus creencias. Puedo ir al mercado, conseguirme unas plantitas y prepararme una infusiones para mis dolencias, “lo que no mata, engorda” decía mi madre; soy libre de ir con el huesero y me dé una tronadita de espalda (allá yo si con ello me diseño unas futuras hernias discales); soy libre de gastar mi salario en una agencia de sanación holística o mi hipocondria me invita a malgastar lo poco que gano consultando a un médico cuántico o en chochitos con alcohol... Pero imponérselo a los demás es de lesa humanidad, para ello el Estado debe velar por nuestra seguridad y salud, hemos firmado acuerdos internacionales con la Organización Mundial de la Salud o la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, organismos donde no existen ni se aprueban estas pseudociencias. Ojalá todo quede en una desatinada ocurrencia de Lorena Cuellar y sólo quede ese “Foro” en su álbum de recuerdos.

* Comunicación de la Ciencia UNAM-Ensenada

risita@dgdc.unam.mx
 

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