MIRADOR

domingo, 27 de julio de 2014 · 22:47
Hay en el cementerio de Ábrego una tumba. Quienes saben oír las voces de la tumba escuchan la voz de quien en ésta se halla:
"Cuando vivía pensé que lo era todo. Aquí sé que no fui nada. Siempre quise tener mucha tierra. Muy poca se necesitó para cubrirme. Lo único que debí ambicionar fue no tener ambición mala. Mi riqueza debió haber sido no envidiar la riqueza ajena. Por causa de mi codicia no viví. No amé a una mujer; no disfruté el pan ni gocé el vino; ningún amigo tuve; nunca soñé; jamás canté una canción. Ahora sé que estaba muerto aun antes de morir. Tú que estás ante mi tumba y eres igual que yo, sal de tu tumba. Vive. Goza la vida. Ya llegará la muerte. No la anticipes tú muriendo en vida”. 
Así dice esa tumba del cementerio de Ábrego. Quienes oigan su voz pregúntense si aún están vivos o murieron ya.

¡Hasta mañana!...

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