Mirador

miércoles, 27 de agosto de 2014 · 22:19
Aquel niño tenía extrañas ocurrencias.
Decía que el mar eran las lágrimas del mundo.
Decía que las estrellas eran agujeritos a través de los cuales se veía el cielo.
Decía que las flores eran mariposas quietas, y que las mariposas eran flores que se habían ido volando 
por el viento.
El padre del pequeño se inquietaba. Dijo un día:
-No sé qué va a ser de este niño.
La mamá respondió:
-Yo sí sé. Va a ser poeta.
Se quedaron pensando los dos, y luego dijeron al mismo tiempo, pesarosos:
-¡Pobrecito!

¡Hasta mañana!... 

...

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