Mirador

jueves, 11 de septiembre de 2014 · 22:12
Soy dueño de una gran fortuna: me gusta toda la música. Disfruto lo mismo una partita de Bach que una canción de José Alfredo. (Con tres tequilas adentro disfruto más la canción de José Alfredo que la partita de Juan Sebastián).
Cuando con mis hijos oigo música les digo que en arte la obra maestra es igual a la obra maestra. Desde ese punto de vista una canción de Lara tiene el mismo valor que un lied de Schubert. Éste es universal, es cierto, pero en ciertos momentos de la vida el lied de Schubert no me dice nada, en tanto que la canción de Lara me lo dice todo.
Hace una hora estaba oyendo a Victoria de los Ángeles. ¡Qué bien canta! Ahora estoy escuchando a Marco Antonio Muñiz. ¡Qué bien canta! Compadezco a los pobres mortales que pueden gozar una sinfonía de Beethoven, pero no un danzón de Acerina. Compadezco a los mortales infelices que pueden gozar un bolero de Los Panchos pero no un aria de Puccini. A mí me han sido dadas todas las músicas. Las agradezco y las abrazo jubiloso, igual que si me hubieran sido dadas todas las mujeres.

¡Hasta mañana!...

...

Valorar noticia

Comentarios