Mirador

lunes, 15 de septiembre de 2014 · 23:12

Todo el año hay un Misterio en la repisa de mi chimenea. Un Misterio, con mayúscula: María, José y el Niño. La Sagrada Familia.
Lo compré hace ya muchos años en Guadalajara, hermosa obra salida de las manos de un artesano sabio. Misterio más hermoso no he vuelto a ver. La Virgen, arrobada, acuna al Niño en su regazo. Junto a ella el castísimo esposo tiene la mano en la barbilla, con actitud meditabunda. No se explica el misterio, por más que es parte de él.
Todo el año está la Sagrada Familia sobre mi chimenea. Todo el año, menos en septiembre.
En este mes pongo en su lugar una bandera mexicana. Bella como una bandera es mi bandera, con la gala brillante de los tres colores y en el centro el escudo nacional. No creo que hago mucho cambio cuando quito la Sagrada Familia y pongo la bandera de la Patria. Después de todo la Patria es también una sagrada familia. Y es igualmente un misterio junto al cual estoy siempre meditabundo y pensativo, como San José ante su misterio.


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