Canal de la Mancha

Por: Armando Fuentes Aguirre
viernes, 24 de octubre de 2014 · 02:26
Dos borrachines se contaban sus vidas uno al otro. Preguntó uno: "¿Por qué nunca te casaste, Etilio?”. "Tuve una novia -dijo el otro-. Cuando estaba borracho ella no se quería casar conmigo, y cuando estaba sobrio yo no me quería casar con ella”... Al despedirse del inexperto galancete le dijo Susiflor: "Gracias por los dos besos que me diste, Inepcio”. "¿Dos? -se extrañó él-. Solamente fue uno”. "Fueron dos -reiteró ella-. El primero y el último”... La joven madre salía del hospital con su bebé recién nacido, y Babalucas la felicitó. "Qué lindo su bebito, señora -le dijo muy afable-. ¿Qué edad tiene?”. "Un día -respondió orgullosa la muchacha-. Nació ayer. Y ya tengo otros dos hijos”. "Qué bien -dijo Babalucas-. ¿Y éste es el menor?”... La curvilínea chica presentó un cheque en el banco y pidió que se lo pagaran. El cajero le preguntó: "¿Tiene usted algo que la identifique?”. "Sí, -respondió ella-. Un lunar en la pompi izquierda”... Una mujer presentó una denuncia contra un escocés. Lo acusaba de haber abusado de ella. Los escoceses, ya se sabe, tienen fama de avaros, cicateros, agarrados. La denunciante le dijo al juez: "El señor MacHardick me llevó a su casa y me emborrachó”. Preguntó el juzgador: "¿Con whisky?”. "No -respondió la muchacha-. Dándome vueltas”... A su regreso de Europa el campeón de natación les contó a sus amigos: "Estuve a punto de conquistar el Canal de la Mancha. Salí de la costa francesa, y todo iba muy bien, pero faltándome solamente 20 metros para llegar a la playa de Inglaterra me faltaron las fuerzas y desfallecí”. "¡Qué barbaridad! -exclamó uno, consternado-. Y ¿qué hiciste?”. "¿Qué querías que hiciera? -respondió el campeón-. Tuve que devolverme nadando”... "¡Caramba! -le dijo alegremente la muchacha al tipo-. Mamá siempre me lo advirtió: hay hombres atrevidos que validos de sus encantos seducen y engañan a chicas inocentes. ¡Pero nunca creí ser tan afortunada como para que me tocara uno a mí!”... El apenado joven le confesó a su acompañante: "Perdóname, Liriola: te eché una mentirita. Este departamento no es mío, es de un amigo”. "No te preocupes -le respondió su acompañante-. Yo también te eché una mentirita a ti. No soy Liriola: soy Liriolo”... El jefe de policía iba en el automóvil con su esposa y vio a una muchacha de tacón dorado parada en una esquina. Detuvo el coche, le pidió a su esposa que lo esperara un momentito y fue a donde estaba la muchacha. Después de hablar con ella brevemente le ordenó que se retirara del lugar. Cuando volvió con su mujer ésta le preguntó: "¿Por qué la quitaste de ahí?”. Responde el policía: "No puede ejercer el sexo sin un permiso”. Preguntó secamente la señora: "¿Entonces el tuyo ya expiró?”... Dos viboritas estaban platicando en lo alto de una colina desde la cual se dominaba todo el panorama. En eso por el valle pasó el tren, que desde las alturas donde las viboritas se encontraban se veía pequeño. Una de las viboritas se ruborizó al verlo, y llena de emoción le dijo a su compañera: "¡Le gusto, Isauria; te juro que le gusto! ¡Todos los días, cuando pasa, me silba!”... Caminaba un señor cerca de una obra en construcción, y oyó asombrado una doliente voz que salía de un montón de cemento. "Señor -le dijo la voz-. ¿Podría ayudarme? Encontré una lámpara maravillosa. Le pedí al genio que me convirtiera en un semental. ¡Y el indejo no sabe ortografía!”... Discutían dos amigos en torno a una cuestión interesante: ¿quién goza más el sexo, el hombre o la mujer? "Indiscutiblemente la mujer” -afirmó uno. "¿Por qué?” -preguntó el otro. Explicó el primero: "Supongamos que tienes comezón en un oído. Con un dedo te quitas esa comezón. ¿Cuál de las dos partes siente mejor: el dedo o el oído?”... Estaban platicando tres individuos machistas y de escasa educación. Dijo uno: "Hay tres cosas que a nadie le prestaría yo: mi mujer, mi coche y mi cepillo de dientes”. Dijo otro: "Yo sí prestaría mi cepillo de dientes. Total, después me compraría otro. Pero tampoco prestaría mi coche y mi mujer”. Manifestó el tercero: "Yo también prestaría mi cepillo de dientes. Y también -qué chingaos- prestaría a mi mujer. Lo que no prestaría sería mi coche. Porque a tu mujer ya sabes lo que le van a hacer, pero al coche quién sabe qué te le hagan”... FIN.

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