Buba en Oaxaca

miércoles, 20 de agosto de 2014 · 21:33
Un señor que por razón de su trabajo viajaba todos los días en jet tuvo un problema con su esposa. Ella quería camas gemelas, y él le dijo: "Cinco días de la semana debo transbordar. No quiero tener que hacerlo también los fines de semana”. Doña Pasita, bondadosa anciana, llamó por teléfono a la dueña de la casa en que vivía. Le informó: "Hay una gotera en el comedor”. Inquirió la mujer: "¿Cuándo la notó?”. Responde doña Pasita: "Hoy al mediodía, cuando tardé tres horas en acabarme la sopa”. Aquel caníbal era vegetariano: sólo se comía la manzana de Adán, la palma de las manos, la planta de los pies y la flora intestinal. Un amigo le preguntó a Babalucas: "¿Sabías que en la Florida están usando cocodrilos para fabricar bolsos de mujer?”. Contestó maravillado el pavitonto: "¡Es increíble lo que los animales son capaces de hacer en estos tiempos!”. Capronio, sujeto ruin y desconsiderado, viajaba por una carretera junto al mar, y vio a la orilla del camino a un cura y una monja que mostraban un gran letrero que decía: "El final está cerca. Detente antes de que sea demasiado tarde”. Molesto por esa advertencia apocalíptica les gritó: "¡Fanáticos!”. Unos segundos después se oyó chirriar de llantas que frenaban, y luego el ruido de un vehículo que cae desde la altura al agua. Le dice el cura a la monjita: "¿No cree usted, hermana, que deberíamos abreviar el letrero para que diga simplemente: ‘Puente caído’?”. Feo vocablo es la palabra "buba”. Sirve para designar un tumor purulento y maloliente que se presenta en las ingles, o bajo las axilas, a consecuencia de algún mal venéreo. Pues bien: no incurrirá en exceso quien afirme que la CNTE es una buba en el cuerpo de Oaxaca, y aun de México. Son ya insufribles la prepotencia de sus líderes y la sumisión de quienes les sirven de instrumento de presión para lograr sus fines. Intolerable es también la lenidad del presunto gobernador de ese estado, incapaz de poner en orden a los falsos maestros que tanto daño causan no sólo a la niñez y juventud, sino a toda la comunidad. Se resisten los cenetistas a ser evaluados, pues saben bien que no pueden pasar ninguna prueba. Pretenden ser exceptuados de las normas nacionales, y establecer en Oaxaca una ínsula de privilegios que los exima de toda obligación. Es hora ya de poner un alto a esos abusos. La recta aplicación de la ley y el correcto uso de los recursos que para la educación en esa entidad destina el gobierno federal deben servir para evitar que esos malos mexicanos sigan comprometiendo el futuro de Oaxaca. ¡Pobre estado! ¡Tan hermoso y con ese fea buba!... Sombrío, silencioso, un solitario tipo bebía su copa en la barra de la cantina. El tabernero, compasivo como todos los de su oficio, le preguntó solícito: "¿Tiene algún problema, amigo?”. Respondió con acento pesaroso el individuo: "Tuve una discusión con mi mujer, y ella me dijo muy enojada: ‘No tendremos sexo durante un mes’”. "Vamos, vamos -lo consoló el cantinero-. Un mes se pasa rápido”. "Sí -replica, hosco, el sujeto-. Hoy termina”. Drácula y otros dos vampiros hicieron una apuesta a fin de ver cuál de ellos era capaz de chupar más sangre en el curso de una noche. Terminada la jornada, y antes de que los rayos del Sol los hiciera peligrar, se reunieron a dilucidar la apuesta. El primero traía los colmillos llenos de sangre. Dice: "¿Ven aquel castillo?”. "Sí” -responden los otros. "Pues ahí les chupé la sangre a tres personas”. Dice el segundo, que traía todo el rostro lleno de sangre: "¿Ven eso otro castillo?”. Contestan los otros: "Sí”. "Pues ahí les chupé la sangre a cinco personas”. Drácula traía todo el cuerpo cubierto de sangre. Dice: "¿Ven aquel otro castillo?”. Responden los otros: "Sí”. Y dice Drácula: "Pues yo no lo vi”. Contó doña Panoplia, dama de sociedad: "El hotel en que estuvimos tenía toallas muy grandes. Casi no me cupieron en la maleta”. Un empleado de don Algón observó que su jefe caminaba nerviosamente en su oficina. Al hacerlo apretaba las piernas, y con ambas manos se oprimía la parte pudenda. Fue hacia él y le dijo preocupado: "¿Le sucede algo, jefe?”. "Sí -respondió entre dientes don Algón-. Me estoy vengando. Anoche quise hacer el amor, y esta cosa no funcionó. Ahora ella quiere ir al baño, y yo no se lo permito”. FIN.

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