Corrupción y Estado de Derecho

martes, 9 de septiembre de 2014 · 21:56
En el vestidor del club dos chicas se preparaban para ir a su clase de tenis. Le preguntó una a la otra: "¿Por qué usas ligas negras?”. Respondió ella: "Es en memoria de los que han pasado al más allá”... Pepito era boy scout. Un día le dijo a su papá: "A la nueva vecina la vamos a hacer boy scout honoraria”. "¿Cómo es eso? -se sorprendió el señor. Explicó Pepito: "A todos los de la tropa nos hizo la buena obra que queríamos”... Llorosa y compungida la chica soltera anunció en su casa que iba a ser mamá. "¿Cómo te pudo pasar eso?” -le preguntó su padre. Gimió ella: "Me tocó la mala suerte”. "Ya veo -dijo el señor-. No me digas dónde te tocó”... En el sepelio de la comadre el compadre lloraba desgarradoramente. Nada podía consolarlo. El viudo se condolió. Fue hacia él y le dijo lleno de emoción: "No se aflija usted, compadre. Le prometo que me volveré a casar”... Una de las mayores señas de subdesarrollo que en México se observa es la prepotencia de la clase política, su soberbia y arrogancia. Aun quienes desempeñan un cargo ínfimo-vice sub ayudante sustituto interino suplente temporario auxiliar noveno de oficial cuarto recadero de la mesa P- se cree por encima de los mortales comunes y corrientes, y se siente autorizado a pasarse la ley por donde Petra se pasa el peine. Tal sentimiento de superioridad se traduce en otro peor, de impunidad, por el cual los detentadores de poder, así sea el último de los gendarmes, se sienten absolutos, y piensan que el orden jurídico no los obliga a ellos, que se refiere sólo a los demás. Tal sentimiento se extiende a sus hijos, que al grito de "¿No sabes quién es mi padre?” (la respuesta en este caso debe ser: "No, pero si quieres te ayudaré a averiguarlo”) cometen todo tipo de abusos y tropelías, en la seguridad de que saldrán sin castigo. No hemos logrado hacer de México un estado de derecho. En eso estriba la causa de la mayor parte de sus problemas; ahí está la raíz de la rampante corrupción que padecemos, tremendo mal que parece ya consustancial a nuestra vida pública. El atraso del país suele explicarse con índices de economía. Hemos de recurrir también a indicadores éticos y a referencias de orden jurídico para entender por qué nuestro país no sólo está retrocediendo, sino también está yendo para atrás. Aquella señora salía a trabajar por la noche, y en la madrugada regresaba con buenos dineros a la casa. Él no sabía en qué se ocupaba su consorte. Cierta noche quiso hacerle el amor. "Perdóname, mi vida -le dijo ella-. No acostumbro trabajar en casa”... Un hombre paseaba por una playa solitaria. De pronto escuchó una voz majestuosa venida de lo alto. Le dijo la sonorosa voz: "Detente”. El sujeto, asustado, se detuvo. Le ordenó la majestuosa voz: "Escarba”. El tipo, intrigado, removió la arena a sus pies, y halló un cofre cerrado. Le dijo la voz, otra vez con una sola palabra: "Abre”. Destapó el hombre la caja, y la vio llena de monedas de oro. Volvió a oírse la voz: "Casino”. El sujeto encaminó sus pasos prontamente al casino más cercano, y ahí volvió a escuchar la voz: "Ruleta”. Se dirigió el tipo a la aludida mesa. Cuando estuvo frente al tapete aquella voz que sólo él escuchaba le dijo: "27”. Ante el asombro de los demás jugadores el hombre puso todas las monedas de oro en el número 27. Giró la ruleta. La bolita cayó en el número 26. Entonces el individuo oyó otra vez la majestuosa voz, que dijo desde lo alto: "¡Joder!”. El señor le informó a su mujer: "Quiero cambiar el coche. Voy a pedir un crédito en el banco”. "No es necesario -le indicó la señora-. Tengo 100 mil pesos ahorrados”. "¡¿Cien mil pesos?! -exclamó el señor, estupefacto-. ¿De dónde sacaste ese dinero?”. "Te lo diré -respondió ella-. Cada vez que me haces el amor ahorro mil pesos”. "¡Cómo no me lo dijiste antes! -profirió el hombre-. ¡De haberlo sabido habría hecho todos mis depósitos en tu banco!”... FIN.

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