De mal en peor

lunes, 27 de marzo de 2017 · 00:00
Por: Jorge A. López

Uno a uno los eventos en los que residentes han sido privados de la vida en hechos que han tenido lugar en la región de San Quintín en lo que va del año, y que no han sido esclarecidos, dan lugar a especulaciones sobre su causa y origen, dejando sólo en claro que las delegaciones que nos  forman siguen creciendo y  padeciendo cada vez con mayor gravedad los problemas que se tienen en lugares con mayor número de habitantes.
Entre los servicios públicos que los gobiernos locales no han sido capaces de ofrecer a la ciudadanía en la cantidad y calidad que ésta merece, a la recolección de basura, alumbrado público, bacheo, agua, drenaje, alcantarillado, sumemos  también, a la seguridad, ahora de mal en peor, la seguridad pública representaba el número patrullas y policías encargados de atender los incidentes de tránsito y delitos menores o de bajo impacto como son referidos, sin embargo particularmente en el 2001, llama la atención las muertes violentas con indicios cada vez más claros de ser consecuencia de esa otra clase de hechos delictivos a los que no estábamos acostumbrados. 
Debe preocuparnos y solicitar firmemente a las autoridades responsables poner en práctica las medidas que correspondan, más allá de las acostumbradas de simulación, como las de reponer una o dos patrullas por delegación, implementar medidas de coordinación y colaboración real entre los órdenes de gobierno y las instituciones encargadas de nuestra seguridad.
No es menor y por lo tanto tampoco es poco significativo el número de casos y las formas en que éstos se han suscitado; tratarlos como casos aislados, ajenos a nosotros  no sería más que esconder la cabeza como avestruces ante lo que está hoy en día presente en las calles de nuestras comunidades. No podemos permitirnos verlo cotidiano y normal como si no pasara nada, o como si fuera parte del crecimiento de una población, éste no es desarrollo, es también parte del rezago y como tal es nuestra responsabilidad involucrarnos y conocer que está haciendo la autoridad al respecto, la participación ciudadana en la seguridad pública también es prioritaria. Cómo calificar o juzgar las acciones de gobierno si no se sabe de qué se está hablando.
La invitación es para tratar de mantenerse enterado del seguimiento para el esclarecimiento de lo que ya ha sucedido; conocer y opinar en las medidas de prevención para evitar los riesgos de posibles eventos futuros y tener en cuenta qué cosas han cambiado en nuestro primer circulo de familia y amistades. No se trata de ser paranoico ni de convertirse en policías investigadores, simplemente usar el sentido común y no cerrarse a las posibilidades de que alguna persona cercana a nosotros sufriera consecuencias tan graves como a las que nos hemos referidos hoy. 
Sentirse ajeno, no hacer algo al respecto, no informarse y no tener a esta situación como un problema propio, es la mejor receta para que la ola crezca y tarde o temprano nos arrastre en ella. Por supuesto que no es un deseo, tómelo como lo que es: una recomendación que no debemos dejar de lado.


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