Mágica velada de danza clásica

Ensenada, B. C. - Un destacado programa de danza clásica distinguió a la Escuela Cubana de Ballet con la celebración de su XX aniversario, XIV gala de graduación y el segundo acto de la pieza Giselle. 

 

La función inició con palabras emotivas de agradecimiento, seguida de una línea de fotografías de las jóvenes graduadas del octavo y último nivel: Marina Coral Tristán, Fernanda Migoni y Jael Espinoza.

 

Posteriormente comenzó el encanto sobre el escenario. Decenas de alumnos de la institución brindaron diversas proyecciones con clase y finura. 

 

Las presentaciones se llevaron a cabo el pasado viernes y sábado en el Teatro de la Ciudad con la participación de talentos artísticos del Instituto de Cultura de Baja California. 

 

Durante la velada, los alumnos de diferentes niveles interpretaron manifestaciones, tales como Desfile de toda la escuela, Mi evolución, Can Can, Caperuzas, Liberty, Siamsa, Pequeñas Bailarinas, Bailar, Del Salón a la Escena, De sombras Demorado, Variación Paysent, Fantasía clásica. 

 

 

Una obra con los componentes perfectos del romanticismo, amor, tragedia, locura y muerte, así es Giselle, pieza representada por alumnos de la institución y en la que se cuidó cada detalle para hacer una interpretación lo más

semejante a la versión original. 

 

El segundo acto marcha en un bosque en el que se localiza la tumba de Giselle. Por las noches, el bosque es preservado por las Willis, espíritus de las novias abandonadas por sus prometidos antes de casarse. 

 

Las almas están bajo el mando de Myrtha, ellas obligan a cualquier hombre que visite el lugar a bailar hasta su muerte.

 

Albrecht se dirige a la tumba de Giselle; debido al gran amor que ella todavía siente por él, lo perdona, no obstante la firmeza de Myrtha ordena a Giselle hacerlo bailar hasta su muerte.

 

Pero Giselle protege a Albrecht de las Willis y le aconseja que abrace la cruz de su tumba para romper el hechizo.

 

Aún de esa forma, el baile enviste a los enamorados y el joven es atrapado por la locura de la danza de las Willis. 

 

Al amanecer, las Willis desaparecen y Albrecht se encuentra a salvo. Giselle vuelve a su tumba y deja a su amado, solo y agotado.