No existe la gran historia

Ciudad de México - El Eterno Viajero, libro de Cristina Pacheco, reúne 47 historias que asoman entre carencias, incertidumbres, abandono y soledad: una cotidianidad que no por común es menos extraordinaria.

"Encuentro mucha belleza en esas pequeñas cosas. No son grandilocuentes, no son monumentales, casi son invisibles, pero por alguna razón algo ilumina ese puntito perdido y se revela como en una fotografía y sale la historia”, dice.

No existe, previene, la "gran historia”. En la literatura, todas lo son, afirma: "Lo que falta es la habilidad para contarla. No es el qué (se cuenta) sino el cómo. Si usted tiene dos ingredientes para hacer un platillo y lo sazona muy bien, logra una maravilla. A veces tiene 20 y sale horrible. Lo mismo pasa con la literatura”.

Desde hace más de 30 años publica la columna periodística Mar de Historias, de la que provienen los textos compilados bajo el sello de Océano. Escribir semanalmente un cuento es un trabajo duro y solitario, pero gratificante, cuenta.

"A veces estoy sentada escribiendo, hecha un desastre, porque así acabo, y digo: ‘¿Pero qué necesidad?, podría estar en la calle, yendo al jardín cercano a la casa, ir a tomar un café, llamar a un amigo...’. Y no, no podría hacer nada de eso, porque lo que me hace feliz es esto. Me lo dijo muchas veces mi esposo (José Emilio Pacheco): ‘Eres feliz escribiendo, no te doblegues, aunque nadie te lea’”.