Se impone a San Luis en la Serie Mundial

Revive Boston la gloria en casa

El tercer campeonato en 10 temporadas fue labrado con cuatro carreras impulsadas de Shane Victorino y una aguerrida apertura de John Lackey
miércoles, 30 de octubre de 2013 · 23:21
Boston, EU - Inspirados por David Ortiz, los Medias Rojas de Boston completaron el miércoles su extraordinaria temporada de redención con una victoria 6-1 ante los Cardenales de San Luis, que les permitió celebrar la conquista de una Serie Mundial en su propia casa.
El mítico parque de pelota vio a Medias Rojas alcanzar el título por primera vez desde el ya lejano 1918, cuando derrotaron a los Cachorros de Chicago.
Los Medias Rojas lograron su octavo campeonato de Serie Mundial y tercero en los más recientes nueve años, luego de que se coronaran en 2004 ante los mismos Cardenales, y en 2007 ante Rockies de Colorado.
Shane Victorino regresó a la alineación en este sexto partido tras perderse los dos juegos anteriores por una lesión y lo hizo a lo grande, remolcando cuatro carreras al pegar de 3-2.
Victorino pegó un doblete que vació las bases llenas en la tercera entrada y un sencillo que impulsó a David Ortiz en el cuarto episodio.
En el mismo cuarto rollo Stephen Drew conectó jonrón solitario y Mike Napoli pegó sencillo remolcador, para un 6-0 que enfrió a los Cardenales.
Sin embargo el equipo de San Luis peleó y en el séptimo inning se quitó la blanqueada. Carlos Beltrán pegó sencillo productor y aunque le llenaron las bases y explotaron a John Lackey, el relevo de Junichi Tazawa frenó más daño.
Lackey se apuntó un histórico triunfo al lanzar seis entradas y dos tercios, con nueve hits y una carrera anotada. Dio cinco ponches y regaló un pasaporte.
Brandon Workman y Koji Uehara conservaron la victoria y el festejo inició en Fenway.

El juego
"Big Papi” Ortiz, el Jugador Más Valioso, no bateó hits por primera vez en los seis juegos de la serie, pero recibió cuatro boletos, dos intencionales. El astro dominicano sólo falló en su intento de embasarse en cinco de sus 25 apariciones al plato y se aseguró su tercer anillo de campeón con la franquicia tras los ganados en 2004 y 2007.
Koji Uehara sacó los tres outs finales, el último frente a Matt Carpenter quien se ponchó abanicando.
Metódicamente, los Medias Rojas minaron a Michael Wacha, el novato sensación de los Cardenales que no pudo pasar del cuarto inning.
Fue una noche eléctrica en el Fenway Park. Los fanáticos en el estadio se pusieron de pie y gritaron desde el primer lanzamiento. Desde el estadio se podía apreciar el mensaje desplegado en las ventanas del edificio Prudential Center: "Go Sox”.
Un doble de Shane Victorino contra el Monstruo Verde vació las bases en el tercer inning, y disparó el ruido a niveles desmedidos.
Al tanto de que era una noche histórica, los precios de las entradas para el juego alcanzaron un costo exorbitante, sobre los mil dólares.
Temerosos de Ortiz, los Cardenales prefirieron no desafiarle. De todas formas, acabó la serie con un descomunal promedio de .688.
Lackey cubrió seis innings y dos tercios, en los que permitió nueve hits. Pero los Cardenales sólo pudieron anotarle una carrera, en una noche en la que dejaron a nueve hombres en circulación.
Fue un sencillo remolcador de Carlos Beltrán el que evitó la blanqueada y, además, puso fin a una tanda de 14-0 de los bateadores de los Cardenales con corredores en posición de anotar. Junichi Tazawa relevó a Lackey con las bases llenas y retiró a Allen Craig con una roleta para poner al inning, esencialmente apagándole la luz a San Luis. Brandon Workman se encargó del octavo y Uehara del noveno.

Récord
Lackey se convirtió en el primer lanzador en abrir y ganar un juego que sentenció el título del Clásico de Otoño con dos equipos distintos, luego que en su año de novato superó a los Angelinos y a Barry Bonds, en el séptimo juego de la edición de 2002.

Ortiz, el más valioso
Hoy, más que nunca, es el "Big Papi” de los Medias Rojas.
David Ortiz se apoderó del premio al Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, el miércoles por la noche, y coronó una semana espectacular en la que guió a Boston a la coronación sobre San Luis, con una mezcla de poder, paciencia y una charla oportuna.
Éste fue el mayor logro en la carrera de Ortiz, quien ahora ha conseguido tres títulos y representa el último eslabón del equipo que rompió la maldición de Babe Ruth, al barrer en el Clásico de Otoño de 2004 y dejar atrás una sequía de 86 años.
Después de un tiempo, los Cardenales simplemente renunciaron a la posibilidad de dominar a Ortiz en el plato. El dominicano recibió cuatro boletos, incluidos tres intencionales, durante el sexto juego de la serie, que Boston ganó por 6-1 para amarrar el campeonato.
Cuando Ortiz llegó al plato por última vez, en la octava entrada y con el resultado asegurado, el receptor boricua de los Cardenales, Yadier Molina, se puso de pie y habló con él en la caja de bateo. Molina le dio también a Ortiz una palmadita en un costado.
Bien hecho, amigo, le habría dicho Molina a otro latinoamericano.
Luego, Ortiz vio otras cuatro pelotas afuera y trotó a la inicial, acumulando cifras con las que no sueñan siquiera los jugadores de softbol, donde el pitcheo es menos poderoso: Se embasó 19 veces en 25 turnos.
La multitud en el Fenway Park estalló en un coro ensordecedor de "MVP”, las siglas del Jugador Más Valioso, cada vez que Ortiz iba al bate. Fue todo un cambio para un toletero de 37 años que tuvo problemas para encontrar la esférica en la Serie de Campeonato de la Liga Americana.
Ortiz bateó de 11-16 (.688), con dos vuelacercas y seis impulsadas contra los Cardenales. Estuvo a punto de batear un grand slam, que le robó el puertorriqueño Carlos Beltrán al saltar por encima de la cerca del bullpen para hacerse de la pelota.
Además, Ortiz recibió ocho boletos e incluso corrió para embasarse con un batazo dentro del cuadro, aprovechando que el intermedista Matt Carpenter jugaba muy atrasado.
Y pese a la valiosa contribución que hizo con el tolete, al conectar 11 de los 41 hits de Boston o al recibir los boletos de los Cardenales, quizás el mayor aporte de Ortiz llegó mediante sus palabras.
Cuando San Luis lideraba la serie por 2-1 y los Medias Rojas sufrían en el cuarto juego, Ortiz convocó a su pandilla de barbudos para arengarlos en la cueva.
Dijo que sólo les pidió relajarse y apreciar esta vivencia. Sus compañeros contaron una historia distinta, después de que Boston reaccionó para ganar.
"Eran como 24 niños de jardín, que miraban a su profesor. Él llamó la atención de todos, y lo miramos a los ojos”, contó Jonny Gomes, quien respondió con el jonrón que significó el triunfo. "Ese mensaje fue muy poderoso”.

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Por AP y Agencia Reforma*

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