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El más grande

El ensenadense José Jeremías Reyes Ronfini escribió su nombre con letras de oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016 al pitar su tercera Final en la misma cantidad de participaciones.
sábado, 27 de agosto de 2016 · 01:28
Ángel Domínguez/EL VIGÍA
adominguez@elvigia.net | Ensenada, BC

El nombre de José Jeremías Reyes Ronfini quedará perpetuado en la historia de los Juegos Olímpicos de verano.

Tras ser designado para sancionar el partido Semifinal entre el "Dream Team” y la furia española, todo parecía indicar que su actuación en Río de Janeiro terminaba.

 

Sin embargo, en su tercera participación, y a unas horas de la disputa por la medalla de oro, el ensenadense recibió la esperada noticia.

 

Al filo de las cinco de la tarde del sábado 20, era nombrado árbitro en jefe del partido que disputarían, por tercera olimpiada consecutiva, Estados Unidos y Serbia, teniendo como asistentes a Juan Carlos García de España y Borys Ryzhyk de Ucrania.

Inicia la travesía

El martes 26 de julio, José Reyes Ronfini sale de casa para abordar el avión que lo trasladaría, un día después, a Río de Janeiro.

 

El miércoles 27, junto a los 30 oficiales de más de 20 países que tomaron parte en la justa, viajan a Buzios, población ubicada 190 kilómetros al este de Río de Janeiro y en la que trabajaron alrededor de una semana.

 

Las clínicas las impartieron Carl Jungebrand, jefe de árbitros a nivel mundial; Alejandro Vaquera, jefe del departamento de preparación física; José María Buceta, psicólogo del departamento de arbitraje y "supervisores que ayudan en el proceso”.

 

En el intento por crear un sólido equipo de trabajo para encarar el compromiso, "la experiencia fue enriquecedora”.

 

Durante ese tiempo, "no teníamos distractores que nos sacaran de la rutina, nos la pasábamos en el gimnasio de basquetbol, en el campo de entrenamiento o en el hotel”.

 

La actividad del baloncesto se puso en marcha el seis de agosto, con el enfrentamiento que protagonizaron los representativos de Estados Unidos y China.

 

El domingo siete, Reyes Ronfini entró en acción para sancionar el duelo entre el anfitrión Brasil y Lituania.En total, dijo, fueron nueve partidos arbitrados, sólo uno de ellos correspondiente a la rama femenil (Brasil contra Japón).

Clásico sudamericano

El porteño apareció en la terna nominada para pitar el enfrentamiento de "alto riesgo” entre brasileños y argentinos.

 

"Nos citaron a una reunión para informarnos que se habían tomados previsiones adicionales de seguridad tratando de evitar altercados, situaciones anormales, que afortunadamente no se dieron”, comentó.

 

El partido, agregó, "fue competitivo, complicado, con muchas emociones, un increíble regreso de Argentina en un gimnasio lleno y en el tema deportivo, muy exigente por la rencilla que existe entre las dos naciones”.

 Afortunadamente, la llamada Generación Dorada albiceleste, "tiene una buena relación con los jugadores de Brasil, así que no existían diferencias personales que tornaran violento el juego y pudimos hacer buena labor”.

Técnica a Nocioni

En el choque Argentina frente a Croacia, relató, "en una situación de pelota fuera que sanciona mi compañero en la línea de base, yo estoy fuera, no logró ver quien la toca”.

 

En eso, "se deja venir Facundo Campazzo, detrás viene Andrés Nocioni, quien me encara, me toma del brazo, le indicó que no me toque, sigue con los ademanes , se gana una falta técnica y bajó un poco su temperamento”.

 Reyes Ronfini, calificó al NBA argentino como un "jugador admirable, que va probando al árbitro a ver hasta donde le permites y entendió el mensaje”, no sin antes, recibir una segunda falta técnica al reencontrarse unos días después.

¿Cómo califican a los oficiales?

Durante el "proceso de supervivencia, van evaluando capacidad técnica, manejo y control de juego, capacidad física, sobre todo, que sepas conducir el partido de acuerdo a las nuevas directrices que FIBA está estableciendo”.

 

Principalmente, "disciplina, conducta, preocupación por el partido y que entiendas la filosofía del juego”, debido a que el baloncesto, en el tema de jueceo, "ha evolucionado demasiado”.

 En lo personal, añadió, "he ido creciendo con ese desenvolvimiento y afortunadamente, mis capacidades me han permitido irme acomodando, adaptando y aprendiendo nuevas herramientas para ir librando instancias”.

Reyes Ronfini en 1996, 2004 y 2016

Atlanta 1996, su debut olímpico, significó un reto personal y en Atenas 2004 se presentó ya como un árbitro de jerarquía, con experiencia en par de Mundiales, Pre Olímpico y Juegos Olímpicos, entre otros grandes certámenes.

 

En 2016, "un poco de los primeros y muchos de los segundos se amalgaman en Brasil y la expectativa me la pongo alta, ya que voy con la ilusión y la intención de llegar lejos, pitando la mayor cantidad de partidos posibles”.

 El propósito en cada competencia en la que aparece, es "siempre estar en el último juego y más en el mayor evento a nivel mundial”.

Histórico

Como sucede en cualquier disciplina deportiva, es prácticamente imposible que un árbitro llegue a Semifinales y repita en la Final.

 

"Yo me sentía satisfecho con haber llegado hasta la semifinal”, incluso, "cuando recibo la nominación -semifinal-, lo primero que hago es comunicarle a mi esposa, vía texto, que mi participación aquí terminaba”, explicó.

 

Para el "Flaco” Reyes, el duelo Estados Unidos ante España, "revestía especial importancia, ya que fue la final de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y Londres 2012, pero además, era mi último juego varonil en 2004, así que traía ciertos recuerdos nostálgicos”.

 

Al conducir el partido a buen puerto y quedarse solo en su cuarto de hotel, "empiezo a hacer reflexiones sobre mi desempeño y algunas anotaciones en mi cuaderno de apuntes sobre lo que venía sintiendo, guardé mis cosas esa misma noche y lo primero que pensé fue que nada me daría más gusto que deshacer esa maleta pasado mañana”.

 

Con Dios como su principal "cómplice”, justo a las 5:15 de la tarde del sábado 20 de agosto, recibe la noticia anhelada de boca de Pascual Ferdinand  "compañero de Filipinas con el que llevo una buena amistad”.

 

De vuelta en su habitación, mientras sacaba su uniforme, "lloré y todavía me emociono mucho, es algo increíble llegar a esas instancias por tercera ocasión”.

 

"No es fácil ser árbitro, son muchos sacrificios, hay que conservar un nivel importante para seguir siendo considerado, adaptarte a cambios de reglas, a jugadores más rápidos, altos y fuertes, que corren la cancha con mayor facilidad y en dos pases la recorren”, explicó.

 Para asistir en óptimas condiciones, José Reyes trabajó con psicólogo, nutriólogo y preparador físico personal.
En el cierre de su preparación, programaba tres sesiones de entrenamiento (seis de la mañana, 2:30 de la tarde y 8:30 de la noche), "esas con cosas que el espectador o el aficionado no sabe”.

Objetivo cumplido

Meses antes de la ceremonia inaugural, FIBA se fijó la meta de tener en Río de Janeiro 2016,  los Juegos Olímpico mejor arbitrados de la historia.

 "El sábado, en la entrega de constancias y medallas, lo que era la última reunión como grupo, una tradición un día antes de la final, Carl  Jungebrand, nos dijo que se había logrado el objetivo, aún con las finales pendientes, pero estaba seguro que se iba a conseguir”, informó.

Reconocimiento

Su andar por las duelas del mundo, no ha cambiado la forma de ser de José Reyes Ronfini, quien reveló que el reconocimiento del gobierno o la prensa "no es mi prioridad”.

 "Trato de mantener un  perfil bajo, plantado en la tierra, sin alejarme de mis raíces y forma de pensar, eso es parte de lo que le inculco a la gente, que el mejor árbitro es el que el día de mañana no sabes ni como se llamaba, quiere decir que pasó desapercibido porque hizo la mejor labor”, indicó.

Futuro

Aún procesando lo acontecido en tierras cariocas, José Jeremías, no tiene claro su futuro dentro del arbitraje.

 

"Cuando voy a un evento me conecto muy rápido pero tardo mucho en desenchufarme de las sensaciones de los juegos, me da nostalgia regresarme cuando hice nuevos amigos, viví experiencias inolvidables y al llegar a casa con toda esa alegría de ver a mi familia, no logró desconectarme”, aseguró.

 

A casi una semana de distancia de la clausura de los Juegos Olímpicos, "por el objetivo alcanzado, sigo pensando, viendo los juegos, buscando mis errores en toma de decisiones, en mecánica de arbitraje, yo creo que dentro de unos 10 días empezaré a guardarlo en un espacio especial en mi corazón y mi mente y pensaré en el futuro”.

 "No hay un plan a corto o mediano plazo, quizá se presente algo en el tema administrativo que le tenga que decir que si o tal vez siga arbitrando, espero ya pronto tener una respuesta”, concluyó.

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