META DEPORTIVA

El hermano mayor manda

lunes, 23 de mayo de 2016 · 00:00
Édgar Contreras/AGENCIA REFORMA
Pachuca, Hidalgo

El Pachuca es el "Big Brother”.

 

Ayer en el Estadio Hidalgo no hubo espacio para los sentimentalismos. Los Tuzos avanzaron a la Final a costa de su hermano, del León, y ahora enfrentarán al Monterrey.

 

No hubo tregua. No hubo espacio para pensar que pertenecen al mismo dueño. El Pachuca se impuso 2-1 (3-2 global) en un partido en el que ambos equipos jugaron como si lo que estuviera en disputa fuera la herencia de papá.

 

Hirving Lozano liquidó al León al superar con facilidad a Jonny Magallón y vencer a William Yarbrough, al 92’. La intensidad no se negoció en este partido y por eso un minuto después Germán Cano, un ex tuzo, estuvo a punto de darle la clasificación a los visitantes, pero para su mala fortuna el balón salió al lado del poste derecho.

 

En un duelo tan rápido y tan viril son lógicas las fricciones. Por eso Hirving Lozano y Rodolfo Pizarro pelearon con Ignacio González; por eso el partido ya había terminado y todavía Maxi Moralez quería comerse vivo a Emmanuel García.  

 Hasta el árbitro Jorge Isaac Rojas estuvo en el fuego cruzado porque así como bloqueó a Rodolfo Pizarro se fue al césped, en un contragolpe del León, al chocar con un jugador en la última jugada del partido; la polémica no faltó porque no marcó un penal que reclamó Mauro Boselli por una presunta falta de Óscar Murillo; en la banca, el auxiliar Salvador Reyes enloqueció.

MOSTRÓ TUZOS OFICIO

A diferencia de la Final de hace dos años, Pachuca mostró su oficio. A los juveniles Rodolfo Pizarro, Érick Gutiérrez y Lozano ya se les trata de usted. Ellos desgastaron al León con velocidad y precisión, aunque fue un autogol de Diego Novaretti el que puso adelante a los Tuzos tras un disparo de Jonathan Urretaviscaya, al 21’.

 

Elías Hernández, centro del debate por su ausencia de la Selección Mexicana, empató al 60’ con un disparo de media distancia en el que el balón pegó en ambos postes, signo de la violencia del disparo.

 

El León sólo iba por un gol que obligara al Pachuca a marcar dos más, pero en cambio recibió una estocada tras un balón que Omar González recuperó en media cancha y cedió para Lozano, un jugador tan electrizante que cuando él ya festejaba Magallón apenas llegaba a la media luna.

 Y lo demás fueron estampas para el recuerdo como el tiro de Lozano al poste derecho y en el que el balón no entró a la portería pese a rebotar en la espalda de Yarbrough o las acciones en las que el "Conejo” Pérez se jugó la vida para evitar la caída de su causa, al fin y al cabo una Final lo vale aunque sea a costa de la propia sangre.

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