EL MUNDO

Encabezará Jared Kushner reforma en la Casa Blanca

martes, 28 de marzo de 2017 · 00:00
AP
Washington, D. C.

El presidente Donald Trump estableció el lunes una nueva oficina en la Casa Blanca, gestionada por su yerno, para renovar las funciones del gobierno utilizando ideas del sector empresarial.
Trump anunció la Oficina de Innovación Estadounidense de la Casa Blanca en un memorándum. "La oficina se enfocará en la implementación de políticas y en perfeccionar modelos probados del sector privado para impulsar la creación de empleos y la innovación”, escribió.
La oficina de innovación estará dirigida por Jared Kushner -uno de los principales asesores de Trump y esposo de la hija del mandatario Ivanka Trump-, e informará directamente al presidente. El vocero de la Casa Blanca Sean Spicer dijo que las primeras prioridades de la oficina serán modernizar la tecnología en el gobierno federal y reformar el Departamento de Asuntos de los Veteranos.
En el memorándum, Trump señaló que la oficina hará recomendaciones al presidente "sobre políticas y planes que mejoren las operaciones y servicios del gobierno, que mejoren la calidad de vida de los estadounidenses ahora y en el futuro, y que fomenten la creación de empleo”.
Entre los implicados en la oficina están el director del Consejo Económico Nacional, Gary Cohn; Dina Powell, asesora del presidente para iniciativas económicas y asesora adjunta de seguridad nacional; Chris Liddell, asistente del presidente para iniciativas estratégicas; y Reed Cordish, asistente del presidente para iniciativas intergubernamentales y tecnológicas. Todos ellos tienen una amplia experiencia empresarial.
Trump realizó el anuncio en el momento más bajo de su joven gobierno, días después de que la iniciativa republicana para revocar la Ley de Cuidado de Salud Asequible, también conocida como "Obamacare”, fracasó en la Cámara de Representantes, revelando profundas divisiones en el partido y ocasionando tensiones en la Casa Blanca.
La creación del nuevo departamento se puso en marcha poco después de la toma de posesión, explicó un funcionario federal que solicitó el anonimato para poder discutir detalles de la nueva oficina. El grupo mantuvo reuniones desde entonces y contactó con directores generales de varios sectores para encontrar vías para realizar cambios en los programas federales.
Ivanka Trump tiene una oficina en el Ala Oeste de la Casa Blanca, y aunque no posee un empleo oficial, se implicará en los temas en los que se centra, como el desarrollo de la fuerza de trabajo.

Comparecerá por nexo ruso
La investigación de la trama rusa irrumpió en la Casa Blanca.
El Comité de Inteligencia del Senado llamará a declarar a Jared Kushner por sus reuniones con altos funcionarios del Kremlin cuando aún gobernaba Barack Obama.
La cita supone un salto en las indagatorias y tiene un enorme potencial explosivo: Kushner no sólo es un importante cargo en activo del Gobierno, sino que pertenece al círculo íntimo del presidente.
El llamado del comité del Senado llega tras conocerse que en diciembre, con Barack Obama aún en la presidencia, Kushner se entrevistó con el embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak, y con el responsable de un banco público de desarrollo, Vnesheconombank.
La reunión con Kislyak se celebró en la Torre Trump y, según la Casa Blanca, sólo tenía como fin establecer una línea de comunicación entre la futura Administración de Trump y el Kremlin.
Junto a Kushner acudió el teniente general Michael Flynn, que dos meses después tuvo que abandonar su puesto de consejero de Seguridad por haber ocultado el contenido de sus posteriores conversaciones con el embajador.
El encuentro en las oficinas privadas de Trump coincidió con un momento especialmente volátil de las relaciones con Rusia.
El presidente Barack Obama, en plena cuenta atrás, estaba preparando las sanciones contra el Kremlin por haber orquestado en suelo estadounidense una intensa campaña de desprestigio contra Clinton durante las elecciones.
La operación, dirigida por el Servicio Secreto ruso, supuso la infiltración en los ordenadores del Partido Demócrata y el saqueo de las cuentas de correo de figuras tan próximas a Clinton, como su jefe de campaña, John Podesta.
Ante la posibilidad de ser sancionados por estas acciones, los rusos habían hecho saber que estaban dispuestos a responder.
Pero desde el Gobierno en la sombra se buscó evitar la escalada y se les prometió un nuevo comienzo tras la investidura de Trump, el 20 de enero pasado.
Flynn fue el encargado de la gestión, que culminó con una serie de conversaciones telefónicas con Kislyak el 29 de diciembre, el mismo día en que la Casa Blanca anunciaba la expulsión de 35 diplomáticos rusos por el ciberataque.
Rusia, tras la intervención de Flynn, no tomó ninguna represalia. Semanas después, al conocerse el contenido de estas conversaciones, Flynn tuvo que dimitir.
La conversación en la que participó Kushner se dio unos días antes de las sanciones. La Casa Blanca ha insistido en que se trataron asunto habituales en las transiciones de poder, como la mejora de las relaciones bilaterales y la política en Oriente Próximo.
Pero tras esta reunión, Kushner mantuvo, a instancias del embajador, otra con el presidente de Vnesheeconombank, Sergei Gorkov, un personaje muy cercano a Putin. En la fecha del encuentro, Kushner seguía al mando de su imperio familiar.
Los senadores del comité, según medios estadounidenses, quieren preguntar si en la conversación se trató sobre posibles ayudas económicas a las empresas del yerno de Trump. Ambos extremos han sido negados por portavoces oficiales.
Kushner vive las cumbres de Washington. Casado con la hija predilecta de Trump, Ivanka, este judío ortodoxo asumió un papel estelar en los primeros meses de mandato.
Tiene hilo directo con el Comandante en Jefe, le asesora en política exterior, lleva desde la sombra la siempre delicada relación con Israel y sirve de contrapeso al extremismo nacionalista del estratega jefe, Steve Bannon.
Signo de su ascenso político es su designación como jefe del futura Oficina de Innovación Americana, un superdepartamento destinado a incorporar la mentalidad empresarial a la Casa Blanca, sin ataduras burocráticas y que actuará de nexo con las grandes empresas estadounidenses. Uno de los sueños de Trump.
Esta misma significación es la que da pólvora a su comparecencia. Hasta ahora el escándalo ruso ha sido una pesadilla para el presidente. En apenas dos meses ha dimitido su anterior consejero de Seguridad, el teniente general Michael Flynn, y ha sido inhabilitado de las pesquisas el fiscal general, Jeff Sessions.
En las próximas semanas se esperan intervenciones críticas de la trama en el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, y el FBI tiene un expediente abierto para determinar si el equipo de campaña de Trump se coordinó con Rusia para atacar durante las elecciones a la candidata demócrata, Hillary Clinton.
Aunque en el caso de Kushner no hay nada demostrado, la dinámica del proceso, detonado por constantes filtraciones de los servicios de inteligencia, no hace presagiar un trámite fácil ni corto.

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