ENSENADA EN LA CULTURA

Rituales fúnebres yumanos

Las sociedades nativas de origen Yumano tenían un profundo significado de la muerte
sábado, 2 de noviembre de 2013 · 21:56
Ensenada, B. C. - En todas las sociedades nativas de origen Yumano podemos observar diversas manifestaciones culturales en torno a los muertos. 
Si queremos encontrar el profundo significado de la muerte para los grupos originarios de Baja California, debemos acudir a las raíces contenidas en su visión mitológica sobre la creación del mundo.
Cuando murieron Matipá, creador kiliwa y Tcipakomat, creador kumiai, sus cuerpos fueron incinerados, para que el coyote no se los comiera. 
Los indígenas creían que así como los héroes mitológicos fueron cremados, del mismo modo debía procederse con las personas que murieran. Por eso cuando moría alguien, el cuerpo era quemado, pues se creía que el espíritu seguía viviendo y no quería abandonar la tierra y de esa manera se aseguraban que la gente no regresara. 
También se quemaban todas las pertenencias del difunto, con excepción de aquellas que no se podían destruir, por lo que eran repartidas a las personas que no tenían parentesco directo con el fallecido, como el ganado, silla de montar y estufa, entre otras.

Los rituales
Existen ceremonias fúnebres como el "Sahumerio” y el "Corte de pelo” (ambas publicadas en este mismo medio), que han sido conocidas y practicadas por todos los pueblos Yumanos del norte de Baja California.
Hay otras que son propias de cada uno de los diferentes grupos nativos, aun cuando algunas ceremonias presentan coincidencias en cuanto a motivos y formas de llevarse a cabo. 
Entre las ceremonias conmemorativas más comunes celebradas por los nativos, están el "Kerok”, "Otcam” y el "Sacrificio del Águila”, de los Kumiai; el "Kerok” y "Chekap”, de los "Cucapá”; el "Chaip” y el "Sacrificio del Águila”, de los "Pá ipai”; el "Maljap”, "Jamsip”, y el "Ñiwey”, del grupo Kiliwa.
En la visión indígena, las ceremonias existen a partir de la época en que murió Tcipakomat, el ser mítico kumiai creador de todas las cosas. Dicen que los hombres querían hacer una ceremonia para conmemorar la muerte de Tcipakomat, pero no sabían como. 
No tenían ni cantos ni danzas. Entonces decidieron hacer una ceremonia conmemorativa que llamaron "Wokerok” o "Kerok”. Para ello tuvieron que acudir a "Maihiyowita”, el cienpiés que les enseñó cómo hacer el "Wokerok”, pero accidentalmente alguien prendió fuego y ”Maihiyowita” se quemó, partiéndose en mil pedazos como chispas y a la gente le cayeron diferentes partes de él; por eso hay diferentes lenguajes.

Wokerok
También llamada "Kerok”, "Quema de imágenes”, "Los Monos” y "Los Monitos”. Existe desde los tiempos de la creación, llevándose a cabo a partir de la muerte del creador "Tcipakomat”. Tiene algunas variaciones, de acuerdo al grupo que lo practique.
Durante la fiesta se conmemora a algunos muertos de la familia. Los ancianos de la tribu, se iban a la montaña a colectar los materiales necesarios para confeccionar las imágenes de los difuntos. El cuerpo de las figuras se hacía principalmente de junco y semejaban el parecido de las personas que celebraban en el ritual. 
Las familias que daban la fiesta, juntaban grandes cantidades de alimentos, como piñones, bellotas, bayas de mezquite, frijol y maíz, entre otros. 
Se invitaba a personas de otras etnias lingüísticamente emparentadas. La fiesta duraba una semana. Al anochecer del primer día, después de cenar, las mujeres se congregaban en una enramada y gemían y sollozaban durante toda la noche, mientras los ancianos se sentaban en círculo afuera y hacían lo mismo, durante una hora o menos, con las cabezas agachadas, entonces el jefe de la familia se levantaba y colocaba sus manos sobre la cabeza de los ancianos y les dirigía unas palabras. Después de esto, pasaban toda la noche cabizbajos. 
A la mañana siguiente, se limpiaba un espacio como de 40 pies cuadrados, donde se construía una enramada, que tenía la función de casa ceremonial. Mientras los hombres hacían la enramada, las mujeres se mezclaban entre ellos y sollozaban. 
Dos mujeres mayores se encargaban de regar comida en cada uno de los postes que formaban la casa, mientras las mujeres visitantes la consumían o la llevaban a sus casas.
Esto lo hacían durante toda la semana que duraba la fiesta. Toda la comida se repartía entre los asistentes. La familia que ofrecía la fiesta, no se quedaba con nada, aunque estuviera muy pobre.
En el interior de la casa, se colocaban todas las imágenes de los monos que simulaban a los fallecidos, ya fueran niños o adultos. 
Durante la noche, entraban hombres y mujeres. Un viejo se sentaba y cantaba, mientras las viejas del grupo emitían grandes llantos. Las figuras se llevaban afuera y se cantaba y danzaba durante toda la noche. 
Las siguientes tres noches, se repetían los cantos y danzas. 
El quinto día era dedicado a detallar las imágenes, de acuerdo a las características físicas de los celebrados. A las imágenes se les ponía el pelo del último cremado. Las figuras de hombres se adornaban con plumas de halcón o águila; para las de las mujeres se utilizaban las plumas de búho. Las caras de los monos masculinos, se pintaban de color negro y las de las mujeres, de color rojo.
En tanto que, el grupo de mujeres continuaban llorando durante las tardes y las noches.
Los hombres pasaban toda la noche cantando y bailando con las imágenes. Al amanecer del séptimo, se dejaba de llorar y entonces se prendía fuego a la casa ceremonial en la que se habían colocado las imágenes y algunas prendas y utensilios que gustaban a los difuntos.
Todo quedaba reducido a cenizas. Después de la ceremonia, no se volvía a mencionar jamás el nombre de los muertos, ni se guardaba ningún recuerdo o luto por él. Los espíritus, podían partir entonces y no volverían nunca más a molestar a los vivos.

Otcam
Esta ceremonia se hacía para apaciguar el alma de un iniciado en el uso del toloache, planta alucinógena ámpliamente utilizada en ceremonias tradicionales. Entre cantos y danzas realizadas por los iniciados, se imitaban las maneras del muerto, que eran acompañados por lamentaciones de los asistentes.
Durante la ceremonia, cada uno de los iniciados imitaba al animal que había visto cuando tomó el toloache por primera vez. Después, todos se sentaban en círculo alrededor del tocado de plumas del difunto. Al último, se le daba sepultura al cuerpo.

El sacrificio del águila
Era practicado por los Pá ipai y consistía en sacrificar una águila que había sido capturada y cuidada especialmente para la ceremonia. El águila debía proceder de un punto distante, ya que se creía que si era capturada cerca, el espíritu se mostraría renuente a abandonar el lugar.
El águila era humeada y debía ser sacrificada sin derramar sangre, para lo cual se le oprimía el corazón hasta causarle la muerte. Al morir el ave, todos los presentes rompían en llanto. Al mismo tiempo, los familiares del difunto repartían dinero entre los asistentes.
A la mañana siguiente de la muerte del ave, se cavaba una fosa en el centro del círculo que se formaba al danzar.
El águila muerta se envolvía en una tela y después de una serie de cantos se enterraba y se danzaba alrededor de su tumba. La ceremonia duraba cuatro días.

Chekap
El Chekap es una de las ceremonias más antiguas. Era menos elaborada que el Kerok y se practicaba para una sola persona. El Chekap duraba entre uno a cuatro días y variaba en su elaboración, ajustándose a las circunstancias. Durante los días que duraba la fiesta, se quemaba la casa y la ropa. El ritual se practicaba también cuando la persona había muerto lejos y no podía hacerse un funeral, o cuando llegaban parientes que no habían podido asistir al funeral.
Era el momento para practicar el peón, juego tradicional muy apreciado por los nativos. Era también el momento para hacerse de pareja. A los asistentes se les daba comida ropa y caballos, que fueron propiedad del difunto.

Chaip o el Llamado de los espíritus
La practicaban los Pá ipai y no se sabe cuándo se llevó a cabo la última ceremonia. Es parecida al Ñiwey de los kiliwas. El Chaip era para curar gente, o para descubrir la identidad de algún hechicero. En la ceremonia se usaban unas figuras que les llamaban "los cuñados de la gente” y se usaban para atraer los espíritus de los muertos, de la misma manera que en nuestros días los espiritistas usan una persona para llamar a un muerto.
Como ejemplo, si alguien ha sido mordido por una víbora y alguna vez hubo un curandero especialista en esos casos, entonces se trae una figura a fin de extraer al espíritu del curandero muerto y que diga de qué modo hay que curar la mordedura.
En la fiesta se daba mucha comida, pero la mayor parte se ponía en los techos de las casas o en las rocas, para que los espíritus pudieran comerla.
Esa comida era tirada al siguiente día, ya que había sido comida por los espíritus. Los alimentos se daban a los invitados, eran preparados aparte de los que se ofrecían a los espíritus. El espíritu es llamado por un viejo que usa una matraca. Cuando el espíritu va entrando, se le ofrece Tabaco Coyote y al fumarlo un viejo, los demás creen que es el muerto el que fuma la pipa.
Después de unas bocanadas, el espíritu pregunta para qué fue llamado, entonces uno de los viejos le explica. Se puede hacer venir espíritus para ayudar a curar o para saber si alguien está practicando la brujería.

Ñiwey
Esta era la fiesta más significativa de los kiliwas. La última vez que se llevó a cabo fue en 1893. La ceremonia se celebraba con el propósito de hablar con los muertos y el objeto fundamental de la plática era satisfacer a los muertos para mantenerlos alejados. 
Era una ceremonia comunitaria en donde se incluía a todos los muertos que hubiera habido desde la celebración del último Ñiwey. En la ceremonia era requerido el Chamán de la comunidad. El ritual se hacía en una casa especialmente construida. Las personas se pintaban la cara y el cuerpo, según era su predilección. En medio de la casa se clavaba un palo. La ceremonia era de noche y los participantes de ambos sexos, portaban un tocado de plumas.
El Chamán usaba una capa pluvial hecha de cabellos del difunto (pachugos) y un tocado de plumas de águila. La primera tarde, al anochecer, cuatro o cinco hombres también se  ponían capas de cabellos humanos, que traían de una cueva en la que se guardaban.
Vestidos de esta manera, los hombres avanzaban en fila hacia la casa ceremonial, al tiempo que soplaban un silbato de carrizo. Al entrar a la casa lo hacían saltando de un lado a otro para que las estrellas que protegen los mantos de cabellos no los alcancen.
Los hombres se dirigen al fondo de la casa, en donde el que va al frente se sienta e inclina su cabeza, los demás lo imitan. Entonces todos se quitan las capas (pachugos) y los colocan en unos bastidores bajos. 
Los tocados de plumas también se los quitan y los colocan detrás de las capas. Al llegar los muertos, se van a sentar sobre las capas, protegiéndose con los tocados, tratando de estar en la sombra. La comida que se tiene destinada para ellos, se coloca frente a cada pachugo, las semillas de biznaga y piñón son las preferidas. Los espíritus sólo comen su esencia.
En la parte más importante de la ceremonia, el Chamán o Hechicero usa una sonaja de concha de tortuga para atraer a los espíritus. Finalmente, justo antes del amanecer llegan los espíritus y el Chamán grita de miedo al ver a los muertos y al ser poseído por uno de ellos, el Chamán muere temporalmente, entonces, alguien pone una pipa en su boca y el espíritu habla en una lengua extraña que sólo unos cuantos pueden entender.
Así los espíritus de los muertos hablan con los vivos y les dicen si hay alguna cosa que los detenga para irse a descansar, por ejemplo, algún objeto que esté escondido y no ha sido quemado. Se habla con los muertos durante tres noches, después se destruye la casa.



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