Iniciativa San Quintín

Daniel Paz*

Mientras que en países desarrollados toman distancia y menor dependencia al uso de energías no renovables, en nuestro país este punto permanece como gran área de oportunidad. Y para el sector agrícola todavía es mayor.

Tome en cuenta que los habitantes con mejor poder adquisitivo del planeta ubican al agro como factor de influencia en el cambio climático.

Tome nota. ProMéxico informó al 2014 que el país contaba con una capacidad efectiva instalada para la generación de energía de 64 mil 278 MW, de los cuales 25 por ciento se originan en una fuente renovable. Destaca Oaxaca y Veracruz para proyectos eólicos y de biomasa, respectivamente.

El dato es consistente de acuerdo con la Secretaría de Energía de México, donde en 2010 dio a conocer que 80 por ciento de la energía mundial viene de una fuente fósil; y en suelo nacional la generación de energía eléctrica también correspondía a 80 por ciento.

Para el agro mexicano, un engrane que verdaderamente mueve otros sectores, este pequeño verde avance de 5 por ciento podría ser sólo el comienzo.

Una muestra de promoción es el apoyo de hasta 50 por ciento a fondo perdido que facilitan instituciones nacionales con recursos del Banco Mundial. Dicho de otra manera, no es dinero de impuestos mexicanos o contemplado en el presupuesto oficial. Lo anterior es una iniciativa con el objetivo de colocar tecnología en países menos desarrollados para mitigar emisiones contaminantes y el calentamiento global. También apuestan a reducir el factor miedo entre quienes cuestionan su rentabilidad digamos de paneles solares entre productores mexicanos. Es un esfuerzo muy bien identificado para bajar costos y con incentivos.

Tiene sentido. Para el agro el gasto más fuerte se destina al pago de nómina, energéticos e impuestos.

 

De hecho durante 2015 se aprobaron cuatro proyectos para San Quintín en FIRA (Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura) destinados particularmente a reducir el costo en motores eléctricos de empaques y más aún en cuartos fríos de ranchos agrícolas.

Así que el paisaje de paneles solares en parcelas de esta costa serán con el tiempo más comunes.

El primer proyecto en esta zona para el campo se ubica en Santo Tomás, a 50 kilómetros al sur de la cabecera municipal. Por consumo de energía eléctrica actualmente la CFE les factura un 60 por ciento comparado con 2013.

Estamos en una franja muy privilegiada. Un estudio del Centro Woodrow Wilson (2012) reveló un potencial de energía solar en los estados del norte de México. Aseguran que nuestro país es uno de los pocos países del mundo con mayor territorio geográfico con sobresaliente densidad de radiación solar.

Agregan que si instalaran 100 mil hectáreas de celdas solares en Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León o Tamaulipas se generaría energía suficiente para satisfacer 100 por ciento del consumo energético en el país.

Como es normal, el esfuerzo de promoción no es suficiente. Al país le falta empuje. 

Canadá, con una economía equivalente a la mexicana pero con mucho menos población, genera 10 veces más energía renovable que México.

Con la Ley de Asociación Público Privada (de aquí la desaladora para San Quintín) y el anunciado tema del resultado de las reformas de Peña Nieto el crecimiento de energías verdes debiera crecer de forma muy visible. Claro, eso es discurso popular.

Gradualmente, el consumidor final de 95 por ciento de las cosechas de San Quintín viven en Estados Unidos, Canadá o Europa. Allá podrán elegir la presentación o marca que mejor documente cumplimiento de estándares de buenas prácticas de producción y responsabilidad social.

El punto de partida para aceptar proyectos verdes debería ser el ahorro y no el cuidado de la biósfera. Los resultados positivos después del ahorro llegarán solos. 

El autor es responsable de Iniciativa SQ para la capacitación en responsabilidad social. @DanielPazMx