El Valle

¡Yo soy San Quintín!

Por Jorge A. López*
lunes, 11 de enero de 2016 · 00:00
Desleales

"El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el gobierno del estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y una cobardía ceder el paso a los indignos”. Frase atribuida a Epicteto de Frigia que alguna vez leí en el edificio del Riviera del Pacífico, cuando sus instalaciones eran utilizadas como sede del ejecutivo estatal en Ensenada. Ignoro si hoy permanecen los mosaicos en los que se leía el texto. En aquel entonces la interpretación que di al pensamiento se enfocó a la posibilidad de aquella persona con atributos para dedicar sus "talentos” a procurar el bien común a través de la gestión pública sirviendo a los demás. Me gustó, la memoricé y archivé en algún recoveco de mis registros mentales cerca de donde guardo las frases célebres que repito cada vez que quiero parecer culto o necesito algún argumento para criticar a mis amigos funcionarios de gobierno cuestionando algún conflicto entre sus intereses, sus valores y la forma en que estos subjetivos conceptos se topan entre sí en la conciencia de aquel que la conserva.

No abstenerse de participar y no ceder este derecho a los indignos, me pareció un buen argumento para justificar el ego y la arrogancia personal cuando alguna vez me consideré apto y merecedor de la función pública, sin embargo hoy entiendo que el filósofo no se refería sólo a esa connotación, hablaba de otra acepción en la que no se limita a la persona a ser o no empleado de gobierno. La participación de la ciudadanía cada vez menor en la designación de los representantes de gobierno es una ventaja que sólo favorece a los ignominiosos. No es necesario colgarse de la ubre; se puede y se debe participar en la integración de los órdenes de gobierno en la parte más importante, en la sección de "patrones” con la atribución de reclutar, seleccionar, contratar a prueba y destituir si es necesario al empleado que no cubre el perfil del puesto, que incumple los objetivos y no hace las tareas para las que es contratado. La parte esencial de esa relación laboral inicia cuando de manera colectiva se elige al prospecto de mejores aptitudes para el cargo, fungiendo como los patrones que debemos ser de esos nuestros empleados más caros. Votar es el más patente ejercicio de esa atribución ciudadana, abstenerse es tanto como permitir que cualquiera que no deba contrate para mí a quien administrará lo que me corresponde. 

En la región de San Quintín el índice de abstencionismo no es muy diferente a la media nacional, sin embargo el valor relativo que tenemos en el listado nominal del municipio está al rededor del 20 por ciento, suficiente para determinar el sentido de una elección tomando en cuenta el número de electores que vota en cada jornada electoral del municipio. Podríamos determinar entonces a quién emplearemos para que represente nuestras causas, tenemos en mano la facultad suficiente para ejercer el sufragio útilmente o seguir siendo omisos y permisivos ante los desleales empleados que hemos mantenido en funciones.

El autor es presidente del Comité Pro Municipalización de San Quintín. A. C.

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