Yo Soy San Quintín

lunes, 23 de enero de 2017 · 00:00
Devengados

El monto de los sueldos y salarios establecidos para los simples mortales que conformamos la iniciativa privada, como se le llama a las empresas que no forman parte de la privilegiada burocracia, rebasa apenas lo suficiente para mantener el punto de equilibrio que permita mantener las operaciones del negocio, y es que usted coincidirá conmigo en que con las excepciones de las empresa que desarrollan sus actividades prestando servicios o realizando obras para el sector público, el resto debe buscar y mantener la eficiencia óptima en sus actividades, sobre todo en lo que se refiere a la nómina para ser más precisos.
En la actualidad es muy sencillo y si me lo permite decirlo así, es común la pérdida de los tiempos efectivos de trabajo de los empleados; son muchos los  factores que inhiben la productividad. La puntualidad, el charloteo, el tiempo que los empleados dedican a la atención de sus dispositivos o peor aún, en los equipos de las empresas para mantenerse al día en redes sociales y páginas de entretenimiento.
Se estima que diariamente  buena parte de los empleados de oficina permanecen "conectados” a la red durante toda su jornada, con la oportunidad de "intercalar” las actividades de trabajo y ventanear de vez en vez páginas web, servidores, descargar música, videos, series, películas, etc., acumulando en tiempo real hasta 60 por ciento de tiempo frente a los monitores. 
Esto en la iniciativa privada en donde los propietarios y patrones generalmente están presentes o las reglas del juego son muy simples: Trabajas, eres productivo, devengas lo que ganas, entonces eres rentable y sirves al negocio: te quedas. Misma regla debemos aplicar a nuestros empleados los que pagamos todos, desde el presidente de la república, hasta los más modestos de los burócratas, incluidos las algunas veces intocables empleados sindicalizados. Empleado que no devengue lo que gana, removido, reemplazado o despedido, la regla es sencilla.
Otro gallo nos cantara, evitaríamos tener la los desvergonzados empleados que cobran como empleados de gobierno, como líderes sindicales, como servidores públicos de designación o  de elección popular recibiendo sueldos, salarios y otras prestaciones sin merecerlas. Una cosa es que ellos mismos manejen leyes y reglamentos que les permita cobrarlas y otra es que tengan merecimientos por ellos y lo más grave, que sean congruentes con la realidad de nuestro país y equiparables a los ingresos de la población general.
Tendríamos empleados con mejores resultados, preocupados por la atención que  se le brinde a sus patrones, esos que cada día de presentan frente a sus escritorios y mostradores a solicitar atención y servicio, manteniendo en mente de dónde sale el dinero que reciben cada catorcena. 

Sugerencias y comentarios: jorgelopezmx100@hotmail.com
 
Por: Jorge A. López

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