El Valle

YO SOY SAN QUINTÍN

lunes, 4 de diciembre de 2017 · 00:00

MADRUGUETE

Se dio a conocer la aprobación del dictamen noventa y cinco, en el Congreso del Estado, con lo que se da un paso adelante en el la parte que autoriza la celebración de los contratos en los que se basa la construcción de las plantas desalinizadoras, la de San Quintín incluida.

En ocasiones anteriores, no hemos cuestionado la necesidad de la obra, o las características de la misma, ni el tiempo de ejecución, o el valor estimado de lo que será el costo del metro cúbico para los usuarios.

Lo cuestionable han sido las formas en que los responsables de la gestión y del desarrollo del proyecto a cargo del Gobierno del Estado han hecho su trabajo o, mejor dicho, han estado mal obrando en lo que debiera ser el proyecto con el que el gobernador, ya casi al final de su gestión, dispersara la densa bruma de dudas y desconfianza que existe en torno a toda la obra pública hecha durante su gestión, a la que muchos hemos referido como evidentes muestras de hacer negocios entre funcionarios y empresas o proveedores, relacionadas personas afines con miembros del partido con intereses en conflicto.

La aprobación del dictamen no fue la excepción. Si no lo sabía, le cuento que se convocó a una sesión extraordinaria a primera hora del día, obviamente previo acuerdo secreto de los legisladores emanados de Acción Nacional y de la diputada Roció López Gorosave, quienes se citaron entre sí, omitiendo las formas que la normatividad establece para los efectos de las convocatorias extraordinarias a sesiones del Congreso, sobre todo tratándose de asuntos de tal magnitud. Creo que hasta le podría resultar aburrido que intente describirlas. Lo que está a la vista, una vez más, es la intención de llevar adelante el proyecto a costa de lo que sea.

Ojalá que, los que ponemos en tela de duda los motivos o interés del ejecutivo, nos equivoquemos y que al tiempo, tengan razón quienes defienden el proyecto como la solución del añejo problema del agua en la región, asegurando que tendremos agua en calidad y cantidad suficiente para atender todas nuestras necesidades y, además, promover el desarrollo regional en las actividades económicas que nos permitan vivir en el lugar que queremos todos. Que no queden expuestas un montón de anomalías, malos manejos, transas, robos, malas asignaciones, peores ejecuciones y una deuda que usted, yo, sus hijos, nietos y los míos tengamos que pagar, por culpa de unos vivales.

Lo triste es que los indicadores, cuando se observan sin los filtros de la pasión partidista, de la justificación de cumplir órdenes de los superiores, reprimiendo al sentido común y traicionando los principios por cuidar una chamba o una simpatía, sin éstos, las cosas no se ven tan alentadoras.


 

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