Negligencia del INAH
El fin del Conchero de Las Rosas
Construyen gasolinera en uno de los sitios arqueológicos más importantes de la bahíaEnsenada, B. C. - La estación de gasolina que instalan frente al hotel Las Rosas, en un sitio inoportuno y peligroso, deja ver numerosas irregularidades, pues atenta directamente contra nuestro patrimonio arqueológico, atentado que las mismas autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han estado avalando.
Justo donde se puso esta gasolinera se encuentra parte importante del conocido Conchero de las Rosas, uno de los sitios arqueológicos más importantes de nuestra bahía, producto de la ocupación indígena a lo largo de varios miles de años, es muy posible que alrededor de 10 mil años.
Para construir la mencionada gasolinera debieron contar con la autorización del INAH, y haber hecho una excavación de salvamento arqueológico, ya que el sitio fue reconocido hace más de 25 años y registrado por el INAH.
La denuncia del hallazgo del lugar la realizó el autor de este artículo desde 1988, ya que desde entonces el sitio se vio amenazado por el inicio de la construcción de un barrio residencial.
En esos años, con el permiso del INAH y con el apoyo de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), se formó un grupo de rescate arqueológico de dicho sitio, el cual coordiné y trabajamos cinco años, logrando rescatar alrededor de 5 mil piezas arqueológicas, con las cuales se formó el Museo de Historia de Ensenada, que se encuentra dentro de las instalaciones del Riviera de Ensenada.
Museo de sitio
En ese tiempo se realizaron excavaciones y muestreos en ciertos sitios del conchero, pero no en todo, ni siquiera en su mayor parte, por lo que quedaron pendientes de ser rescatadas otras partes del conchero, principalmente en la Cueva de las Rosas y precisamente en la parte donde se puso la gasolinera.
Ante la importancia de los hallazgos que se realizaron, se llegó a un acuerdo con los dueños del predio para que lo comprara el Gobierno del Estado y se levantara un museo de sitio.
Para entonces ya era gobernador del estado el licenciado Ernesto Ruffo Appel, quien estuvo de acuerdo en la compra del predio y así se efectuaron los levantamientos topográficos respectivos.
Sin embargo a la hora de hacer efectiva la compra, no se pudo realizar ya que la directora del INAH en Baja California, la señora Julia Bendímez Paterson se negó a avalar la importancia arqueológica del conchero, aduciendo, entre otras cosas, que "la denominada Cueva de las Rosas no es un sitio conchero, presenta muestras de saqueo por lo que el material cultural es muy bajo; no muestra singular importancia debido a que se cuentan algunos centenares de este tipo de resguardos por toda la franja costera… por lo anterior y en virtud de que todo el material confiable fue extraído… se dictamina que no presenta ningún interés arqueológico que deba preservarse, ni de protegerse a futuro”.
Ciertamente esta respuesta fue sorprendente, sobre todo viniendo de una arqueóloga a cargo de una institución cuya función es precisamente cuidar y proteger nuestro patrimonio arqueológico.
Y llaman la atención los argumentos, como el de la existencia de cientos más.
¿Desde cuándo la cantidad de sitios arqueológicos determina su importancia?. Nosotros rescatamos más de 5 mil piezas, que al parecer para esta funcionaria no fueron suficientes. Además, no tomó en cuenta el hecho de que en ese entonces era el único conchero que se encontraba dentro de la ciudad de Ensenada, por lo que su importancia era mayor.
Aunque todo el material confiable hubiera sido extraído (lo cual no era cierto, ya que habíamos excavado sólo en ciertos lugares), esto no le quitaba su importancia como sitio conchero de habitación y campamento, utilizado por varios miles de años por los primeros pobladores de nuestra bahía.
Con esta pobre argumentación de la funcionaria se perdió la oportunidad de preservar y mostrar a los ensenadenses lo que fue uno de sus sitios arqueológicos más importantes.
Historia olvidada
No me quedó más remedio que salvar todo lo que se pudiera y efectuar un estudio con dicho material sobre los primeros habitantes de Ensenada. Dicho estudio lo publiqué en el año 2000 en forma de libro, con el nombre de "Pa-Tai: la historia olvidada de Ensenada”.
Posteriormente el terreno de Las Rosas fue vendido y lo primero que hizo el nuevo propietario, igualmente avalado por el INAH, fue destruir la Cueva de Las Rosas y todo tipo de vestigios que se encontraran en sus alrededores, sabedor de que era un sitio arqueológico.
En el 2004 me di cuenta que en un pequeño abrigo, cercano a la cueva y parte de la superficie del conchero, existía una pintura rupestre. Esto nos vino a avalar la importancia arqueológica y cultural del sitio, pero para entonces ya era mucho el daño que se le había hecho.
Cuando supe de esta pintura rupestre publiqué en El Vigía un amplio artículo, dando a conocer el hallazgo. De una manera por demás hipócrita la directora del INAH me envió una carta queriéndome regañar por haber publicado sobre el hallazgo, cuando ella misma había permitido graves atentados contra el conchero.
Desde luego, no le acepté sus amonestaciones ya que no tenía, ni tiene, ninguna autoridad moral para hacérmelas.
Ahora, con la construcción de la gasolinera se le da la puntilla al Conchero de Las Rosas, ya que se destruye lo poco que quedaba. Desde luego no hubo ningún levantamiento o salvamento arqueológico y la autoridad del INAH ni se dio por enterada.
La directora decretó su muerte desde hace más de 20 veinte años, a pesar del movimiento que llevamos a cabo varios ciudadanos por rescatarlo. Un patrimonio más que perdemos por causa de autoridades ineficientes, corruptas y que no aman a Baja California ni a Ensenada.
Los concheros
Los concheros son el tipo de sitios arqueológico más particulares de las costas de Baja California. Se originaron hace muchos miles de años, cuando los primeros grupos humanos entraron a Baja California.
Algunos de estos grupos lo hacían por la costa, aprovechando los recursos que ofrecía, como la pesca, la recolección de mariscos, mamíferos y aves marinas, así como abrigos y fuentes de agua. Se calcula que los concheros de la bahía de Ensenada tendrían antigüedades de hasta 12 mil años.
En Ensenada había numerosos concheros, pero el crecimiento de la ciudad los fue destruyendo. Uno muy grande existía no hace mucho, en donde hoy se encuentra el campus de la UABC, frente al Centro de Investigación Cientpifica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese), de hecho el Conchero de Las Rosas era parte, pero su mayor parte fue destruida cuando fueron creciendo las instalaciones universitarias.
En el centro de Ensenada había otros concheros, uno de ellos por donde se encuentra la Biblioteca Pública Benito Juárez.
El único conchero que hoy queda, aún intacto, dentro de nuestra bahía, es el de Punta Banda, el cual está amenazado por el desarrollo, pero gracias a la defensa de los ambientalistas y otros ciudadanos, no ha sido afectado. De hecho hace algunos años la misma Julia Bendímez quizo autorizar a una empresa desarrolladora para que destruyera este conchero, y en su lugar se levantara un campo de golf.
Cuando iniciamos el salvamento arqueológico del Conchero de Las Rosas, efectuamos un inventario de concheros en la costa entre Ensenada y Tijuana, entre 1988 y 1989.
Posteriormente el INAH efectuó su propio inventario. Fueron 120 los concheros detectados, algunos de gran extensión. Actualmente más del 80% han sido destruidos, la mayoría con el aval del INAH.
Ha sido uno de los atentados más graves a nuestro patrimonio arqueológico, razón más que suficiente para que a Julia Bendímez dejara el puesto que ocupa. Pero como sabemos que aquí en México a los malos se les premia, pues ella sigue cómoda, simulando que protege nuestra arqueología, pero permite que otros la destruyan.
Julia lleva más de 25 años en su puesto y es mucho el daño que ha hecho a nuestro patrimonio arqueológico.
El sitio fue reconocido hace más de 25 años y registrado por el INAH, luego que se rescataran alrededor de 5 mil piezas arqueológicas
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