RAÍCES: Explorando en Baja California: una experiencia

Recorrer la geografía desconocida tiene privilegios, pero también conlleva sacrificios, dedicarse a ellos es toda una vocación
domingo, 25 de enero de 2015 · 00:00
Para cuando este texto salga publicado, me encontraré algo lejos de Ensenada efectuando una exploración geográfica que desde hace tiempo tenía planeada y que en realidad es la continuación de otros registros que realizo desde 2011.
Me refiero a la búsqueda de sitios desconocidos o muy poco conocidos con arte rupestre, ya sean pinturas, petrograbados u otros estilos. Estas exploraciones las he realizado en la parte central de la península, la región más desconocida de nuestro estado, es decir, la parte Sur de Ensenada.
Ya casi cumplo 40 años como explorador, de los cuales una buena parte los he dedicado a mi tierra, a Baja California.
Explorar geografías desconocidas es un privilegio que pocos poseemos, para mi ha sido parte de mi estilo de vida. Tiene privilegios pero también conlleva sacrificios, y estos últimos muy pocos están dispuestos a asumirlos. Ciertamente dedicarse a la exploración es toda una vocación. Se trata de un tipo de gusto nada común, pero fascinante e inspirador.
Una de las satisfacciones que deja esta actividad son las contribuciones al conocimiento que implica. El explorador suele ser un científico y en su búsqueda de lo desconocido es frecuente encontrar cosas que la ciencia desconocía.

Descubrimientos que inspiran a seguir
Citaré algunos de los ejemplos que me ha tocado aportar, como son numerosas especies de fauna desconocidas, sobre todo fauna cavernícola en ambientes naturales muy poco frecuentados por seres humanos. Otros de los caminos a los que han conducido mis hallazgos han sido el de aportar información sobre culturas desconocidas de la Sierra Madre Occidental, sobre todo referentes a la cultura Casas Grandes, que se desarrolló en el hoy estado de Chihuahua.
La Sierra Madre ha sido para mí fuente de hallazgos inspiradores, como fue el encuentro de la cascada más alta de México, la que di a conocer en 1996 y es la de Piedra Volada, con 453 metros de caída libre. Junto con este hallazgo di a conocer una de las regiones más espectaculares del país, el cañón de Candameña, con su Peña del Gigante, la que con su pared de casi un kilómetro vertical, es la más grande del país, y hoy sitio clave para algunas de las escaladas más importantes en el territorio nacional.
También localicé uno de los cementerios de dinosaurios más grandes de México, en Chihuahua, con numerosos fósiles de estos animales, sitio que aún espera ser estudiado; y si no lo ha sido es porque la inseguridad imperante hoy en día en esa región lo ha impedido.
Otro gran descubrimiento en que me tocó participar fue en el de la Cueva de los Cristales, considerada por los expertos como la cueva más extraordinaria del mundo, localizada también en Chihuahua. Mi participación en éste solo hallazgo hubiera rebasado con creces todas mis expectativas como explorador.

A pie o a caballo
Con especial cariño he explorado en mi querida Baja California. Desde recorrerla toda a pie, subir sus cumbres más altas y explorar sus cañones más profundos. Recorrer muchos de sus sitios históricos, tanto indígenas como misionales y otros. Recorrer sus desiertos y sus costas, conocer a su gente.
Además de recorrer a pie mucha de esta geografía, también lo he hecho a través de largas cabalgatas que me han llevado a muchos sitios insólitos. Y precisamente los sitios rupestres que he estado localizando gracias a mis guías son precisamente eso, sitios inusuales y maravillosos, que representan a culturas ya hace mucho desaparecidas, pero que nos dejaron ese legado que hoy podemos apreciar y disfrutar. 
Y desde luego, todos estos hallazgos no los hago para mi solo, sino para compartir y ser testigo privilegiado de las maravillas que encierra nuestro mundo.
No por nada desde hace muchos años la exploración me convirtió en ambientalista. Era imposible que no fuera así. Descubrir tantas maravillas naturales sensibiliza hacia nuestro planeta y crea compromisos.
Yo desde hace mucho establecí ese compromiso hacia nuestra madre Tierra, hacia la naturaleza, de hacer todo lo posible por preservarla lo más intacta posible, ya que en ello se juega la sobrevivencia humana.
Dependemos absolutamente de la naturaleza y sin ella nos extinguiremos. Si la modificamos, como lo hemos estado haciendo, modificaremos las condiciones naturales que permitieron que nuestra especie se desarrollara, y al hacerlo nos estamos suicidando y, lo estamos haciendo sólo para que unos cuantos se llenen de dinero. Cuando no podamos sostener la vida humana en este planeta veremos el verdadero valor del dinero.

La curiosidad humana
A medida que he ido acumulando experiencia como explorador, me doy cuenta de lo mucho que falta por conocer de nuestro México y de nuestro planeta.
Cada año se hacen descubrimientos notables. Cada año yo encuentro cosas interesantes y muy desconocidas hasta entonces. 
Como explorador de Baja California ,en este aspecto me encuentro casi solo. Contados somos los que exploramos de una manera sistemática y fecunda. Ciertamente no es fácil tomar tu mochila y equipo e irte a explorar, hay todo tipo de impedimentos para hacerlo, desde económicos, de trabajo, familiares, culturales, formativos, de visión y capacidad, etcétera. Por eso somos muy pocos los que lo hacemos, no sólamente en México, sino también a nivel mundial. 
Esos pocos exploradores nos conocemos y compartimos experiencias y nos apoyamos siempre que podemos. Para mis registros rupestres en nuestra tierra me han estado ayudando espeleólogos  y exploradores de Estados Unidos y de Europa, y desde luego también de México. Vienen como voluntarios y me apoyan en labores de cartografía, registro y fotografía. Su apoyo ha sido grande y solidario. 
Igualmente muchas personas e instituciones, tanto de gobierno como privadas me han ayudado económicamente y con distintos apoyos. Esto me ha facilitado grandemente los estudios y exploraciones, así como publicar y dar a conocer los resultados. Estos apoyos vienen de personas que saben de la importancia de explorar nuestra tierra y las aportaciones que esto implica. En lo personal dichos apoyos han sido un espaldarazo y una muestra de confianza a la que procuro corresponder con todo mi empeño.
Después de casi 40 años como explorador yo se que no me queda mucho tiempo en esto. Las limitantes del tiempo son ineludibles, pero si éstas se saben aceptar con sabiduría, puede uno seguir explorando adaptándose a las nuevas situaciones, hasta que el cuerpo aguante. Los sitios por explorar siempre nos esperan y nunca se agotarán mientras exista la curiosidad humana.
 
clazcano@elvigia.net

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