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Lauro Acevedo y su eterna brevedad

El poeta ensenadense presentará su más reciente volumen este viernes a las 19:00 en la Casa de la Cultura
jueves, 27 de agosto de 2015 · 00:00
Por: Joatam de Basabe/Colaborador

 
Apasionado poeta ensenadense, caminador nocturno, cinéfilo, profesor retirado, pensador permanente y amante de las bellas artes, "el ave rara de su familia”.
 
Así se define Lauro Acevedo, quien presentará su más reciente poemario "Eterna Brevedad”, editado por el Instituto Nacional Descentralizado de Traducción e Investigación Literarias (Indetil). 
 
Da una probada a su tarta de manzana y los recuerdos vienen a su mente.
 
Cuenta que apenas tenía ocho meses de nacido cuando sus padres decidieron dejar Guadalajara y emprender el camino a Santa Ana, California, pero al hacer escala en Ensenada, se enamoraron de la ciudad al grado de no dejarla nunca más. Por ello él se asume ensenadense.
 
No acostumbra el café; pide un frappé de vainilla y da un sorbo.Continúa el relato sobre sus inicios en la escritura. 

 
Inicios en el oficio
Escribe desde los diez años, pero se convirtió en escritor hasta después de estudiar en la Normal y adquirir el título de maestro.
 
Al terminar su año de servicio como maestro rural, en Guanajuato, decidió irse a Guadalajara para estudiar la Licenciatura en Letras Españolas, en la Escuela Normal Superior "Nueva Galicia”.
 
Obtuvo la licenciatura con un su tesis Aplicación de la metodología semiótica (teoría general de los signos) en los textos literarios. 
 
Observa en su teléfono la foto de una pequeña rosa roja que acaba de florecer en su jardín y continúa. 
 
Aún no revela dónde nació, ni en qué año, pero sospecho que fue en Guadalajara, donde también cursó estudios de Maestría en Semiótica de la Cultura, en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), estudios que nunca pudo concluir debido a que tuvo que regresar a Ensenada por asuntos familiares. 
 
Nada revela el año. Ahí se enamoró de la semiótica. 
 
Hace más de cuarenta años que nació su primer poemario, "Poemas íntimos”, se menciona en el prefacio del más reciente. Lo hojeo mientras sigue recordando su regreso al puerto, cuando comenzó con su labor como profesor del Colegio de Bachilleres (Cobach).
 
Así continuó durante 24 años, a la par de que daba clases en la Universidad Autónoma de Baja California
(UABC). 
 
Treinta y cuatro plaquettes, tres libros didácticos para preparatoria (Aventuras Literarias 1 y 2) y dos selecciones de obra literaria, uno editado hace veinte años, "Desconocido mar” (ICBC, 1995) y otro hace ocho, "En ardecida voz” (Fundación Ernesto Muñoz Acosta, 2007), conforman el legado que hasta ahora ha dejado el poeta de edad misteriosa. 
 
Y aquí se detiene y recuerda a Ernesto Muñoz Acosta (1932-2013), su amigo, quien le propuso hacer su segunda selección poética. El artista a quien le insistió durante un año y al que al final le auspició un tiraje de mil ejemplares. 
 
Lauro ríe y expresa: "Ni siquiera lo he llevado a las librerías; aún me quedan muchos en la casa. El que te traje es el ejemplar 317 que reparto, es una antología que sigo presentando”. Le pregunto por la portada de "Eterna brevedad” y presume que es una pintura de su amiga Silvia Chávez (artista plástica ensenadense).
 
Luego, cuestiono acerca del prólogo. 
"Otra amiga, Estela Alicia López Lomas —jalisciense, autora de más de una decena de poemarios premiados regional, nacional e internacionalmente—, fue quien escribió todo un texto literario a manera de presentación del poemario. 
 
La contraportada es obra de Nicole Everart-Desment –doctora en Comunicación social y maestra en Filosofía y Letras por la Universidad de Lovaina, en Bélgica, profesora de Semiótica en la Universidad de San Luis en Bruselas, autora de varios libros académicos y decenas de artículos sobre semiótica, y conferencista en varios países del mundo. 
 
Le pregunto, cómo la conoció. Vuelve a reír y responde: De ella te hablaré otro día, con más calma. 

La eterna brevedad
"‘Eterna brevedad’ es la vida misma. Nosotros en el tiempo somos una línea y somos una eterna brevedad”. Explica que su existencia es un viaje que no tiene meta más que la vida misma. Que disfruta la vida tal como es, "con su dolor y con sus goces”. 

Expresa como uno de sus dolores la pérdida de su padre, ya hace más de 20 años, y agradece que su madre aún viva. Tiene ya 95 años. 
 
En cuanto a sus goces, podría mencionarse el orgullo de ser el autor de la letra del himno oficial de la ciudad. 
 
Tal vez pocos lo ubican como el ex jefe administrativo de obras del puerto, pero lo fue cuando se estaba construyendo el espigón del puerto. Aun así asegura que jamás volvería a tener un puesto con cargo al erario.
 
"Los poetas estamos más locos que una cabra (...) no nos gusta tanto la burocracia”. 
 
Un semblante de indolente lo caracteriza, pero en su vida debe haber amor y desamor como en la de todos, ¿no?
Lo piensa un poco, y responde: "El amor se trae. Lo que no se trae es la correspondencia. Tú puedes amar, pero que te correspondan es muy diferente”. 
 
No es la respuesta que esperaba. 
 
Insisto: ¿Ha encontrado la correspondencia del amor? 
 
"Sí, algunas veces y como en todos, otras no (...) el amor es una parte esencial del ser humano; nadie puede vivir sin amor (...) enamorarse es vivir, gozar”. 
 
Lauro Acevedo ha fomentado la cultura desde su trinchera, con festivales de arte, representaciones teatrales, talleres y cursos literarios, entre muchas otras actividades y a la vez sigue en formación permanente: aprende nuevas lenguas y a utilizar programas como el "photoshop”.
 
El poeta, presentará este viernes a las 19:00 horas su "Eterna brevedad” en la Casa de la Cultura.
 
Estará acompañado de un guitarrista que fue su alumno de preparatoria, Ernesto González Adame. 
 
Será una velada de café literario, abierta al público en general, aunque por motivos de espacio deberán adquirir previamente su invitación gratuita. 

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