Avistamiento de ballenas: gran espectáculo en BC

De diciembre hasta abril, las ballenas grises son leales a las bahías de Baja California. Los sábados y domingos zarpan los barcos dese el muelle de Ensenada, para realizar un recorrido de 4 horas
domingo, 14 de febrero de 2016 · 00:00
Ensenada, B. C. - "Los aventureros se pueden quedar en la proa y los demás pueden viajar desde la popa”, fueron las palabras del guía, minutos antes de emprender el viaje en el mar y presenciar a majestuosidad de las ballenas grises que año con año visitan los océanos de Baja California. 
Son las 9:00 de la mañana y antes de zarpar, el orientador se aseguró de que todos en la embarcación de pesca deportiva portáramos los salvavidas porque es un utensilio esencial para poder realizar la travesía.
Además, detalló indicaciones de que ningún desecho o envoltura debe quedar en el mar y si se llega a ofrecer, hay una bolsa negra para ahí colocarlos. 
En un tono amable, nos brindó instrucciones del sistema de "manecillas de reloj” que se usa para ver a los cetáceos. Hace referencia que el barco de 16 metros es un enorme reloj; que hacia la proa son las 12:00, mientras que para la popa son las 6:00; para estribor y babor son las 3:00 y 9:00, respectivamente. 

INICIA EL VIAJE
Después de algunos minutos, el barco comenzó su camino. Nos alejamos poco a poco del muelle, y vimos cómo el Cerro del Vigía se hizo pequeño a la distancia.  
Algunas parejas de aves migratorias "negretas” realizaron una danza, por lo que nuestras miradas sólo son hacia ellas. También algunos lobos marinos muestran su tranquilidad recostados en pequeñas ruinas de barcos.
Mar adentro, el guía nos habló de los primeros pobladores de Ensenada que datan de hace cientos de años y de cómo la Bahía de San Mateo se convirtió en la Bahía de Todos Santos. De pronto, durante el desarrollo de la historia, se escuchó: "¡ballenas a la 11:00!”
Todos nos apelmazamos hacia el lado izquierdo del bote, para presenciar semejante acontecimiento: una tímida pareja de colosos emergió del mar. Ambos exhalaron aire y nos mostraron su lomo gris. Vimos sus enormes dimensiones, su facilidad para transportarse y jugar entre las olas. Es como una obra de arte en tercera dimensión. 
Aunque la vista dura poco menos de dos minutos, esperamos a que los cetáceos decidieran volver a mostrarse. 
Continuamos con el viaje y el guía continuó con las crónicas informativas que son parte del recorrido.
Durante el trayecto, el ambiente marino es desconocido y tenebroso, pero sentimos seguridad por la gentileza de los coordinadores del paseo. En conjunto, el mar y el cielo nos regalaron una maravillosa vista.
 
El sistema de "manecillas de reloj” que se usa para ver a los cetáceos, hace referencia que el barco de 16 metros es un enorme reloj;. Hacia la proa son las 12:00 y para la popa son las 6:00, mientras que para estribor y babor son las 3:00 y 9:00, respectivamente. 

UN GRAN ESPECTÁCULO
Después de unas horas, nos invitaron a desayunar. Por los movimientos del barco tomé fuerte el emparedado sin apretarlo y traté de no tirar la fruta. 
Faltaba más espectáculo y escuchamos de nuevo: "¡ballenas a las 3:00!”
Todos dejamos los alimentos en las sillas y nos recargamos al lado derecho, para observar a otra pareja de ballenas amistosas. Nos saludaron con la aleta y revelaron su trayecto.
En seguida del encuentro, seguimos el curso a isla de Todos los Santos. En el transcurso, un grupo de delfines se presentó y comenzó un exhibición de saltos. Como si estuvieran en una competencia, ambos saltaron una y otra vez, enseñando lo amigables que son. 
Finalmente, y después de cuatro horas, regresamos agitados pero contentos de ver tan esplendoroso acto, porque además tuvimos un maravilloso día con un excelente clima.

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