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No te calles; denuncia

Sea de hombre a mujer, de mujer a hombre o entre el mismo sexo, universidades reconocen que no son exentas a este fenómeno por lo que han activado protocolos de denuncia
martes, 24 de mayo de 2016 · 00:01
AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

El acoso y hostigamiento sexual ocurre en todos los espacios, y las universidades no están exentas de estos casos, afirma Ana Buquet, directora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

"Es un fenómeno que ocurre en cualquier ámbito social, en las familias, las escuelas, en todos los niveles, en los trabajos, en el transporte público, en la calle de manera muy persistente. No hay universidad en el mundo exenta de estos comportamientos”, asegura.

 

Si bien en las instituciones de educación superior el índice de incidencia es menor que en otros espacios sociales, Buquet subraya que ahí también se manifiesta la desigualdad que provocan las relaciones de género.

 

"Pasa en prácticamente todas las universidades del mundo. Se han hecho estudios de la incidencia de la violencia sexual en instituciones como Harvard, Princeton, Columbia, MIT. En fin, universidades de altísimo nivel en los rankings que han reconocido que el acoso y hostigamiento existen en sus espacios y que han tomado medidas”, apunta.

 

Sin embargo, indica David Chacón, titular de la Defensoría de los Derechos Universitarios de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el temor a denunciar aún es un problema latente en los espacios académicos.

 

"Ha habido personas que me dicen que es fuerte el problema, pero no se están animando las chicas a denunciarlo, quizá porque tengan miedo a las represalias, porque por lo general se están dando en relaciones de verticalidad, de algún funcionario”, señala.

 

"Entre los mismos estudiantes o trabajadores se da en una medida menos significativa, y tal vez los mismos agresores lo están arreglando con alguna amenaza”.

 

José Luis Caballero, académico del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana y ex procurador de los Derechos Universitarios, también reconoce que los casos de acoso u hostigamiento sexual en las instituciones educativas son latentes, aunque no tan visibles.

 

"La universidad no es ajena a la cultura del País, y ésta es una cultura muy incipiente en protección, defensa y apropiación de los derechos humanos. Tenemos una cultura más patriarcal, muy proclive al machismo y de inequidad de género y de ver a la mujer como un objeto de apropiación”, apunta.

 

"Las universidades se han hecho a la idea de que la gente tiene que pasar por ellas sorteando este tipo de problemáticas y lo que estamos viendo ahora es que hay que hacerle frente. No tenemos una situación grave distinta a lo que puede pasar en el país, pero sí estamos visibilizando esas situaciones que en otros lados no se visibilizan, hacerlas conscientes y ver que es una falta de respeto a los derechos que tiene que modificarse”.

 A decir de María de la Paz López Barajas, directora general de Institucionalización de la Perspectiva de Género del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), recientemente la cultura de la denuncia ha ganado un poco de impulso.

"Por mucho tiempo, las universidades se sentían como estos espacios en donde los hechos ocurrían y no pasaba nada, esto es muy importante porque se vincula a que tenemos las universidades privadas, y por mucho años en México la violencia en el ámbito de lo privado se consideraba eso, privado”, explica.

 

"Y en las universidades públicas tenemos otro tipo de problemas. Las jóvenes que eran atacadas no se animaban a ir al MP, o se busca proteger el ámbito escolar para no tener escándalos, pero es un hecho que ocurre desde hace mucho tiempo”.

 

La especialista lamenta la falta de estadísticas confiables sobre este problema porque siempre ha habido una estigmatización de que es la mujer la que se revictimiza.

 

"Siempre se pone en duda lo que estoy diciendo, se piensa que porque llevaba vestimenta de tal naturaleza. Ahora se sabe que se trata de molestar a las mujeres”, anota.

 Recientemente, casos de alumnas en algunas universidades que denunciaron acoso y hostigamiento se han hecho públicos y el tema ha impulsado que las instituciones generen estrategias de prevención y tratamiento.

Sin embargo, hasta ahora sólo la UNAM ha hecho un diagnóstico sobre la incidencia de estos casos, medida que Buquet considera imprescindible para realizar cualquier estrategia.

 

De acuerdo con un estudio del PUEG, el 49.3 por ciento de las alumnas ha sufrido algún acto de hostigamiento u acoso sexual en la Máxima Casa de Estudios. En el caso de los hombres, el porcentaje es de 27.6.

 

López Barajas, de Inmujeres, advierte que las universidades tienen que estar obligadas a tener protocolos en caso de que haya denuncias de este tipo e información para que los jóvenes sepan que es un delito, que conozcan sus derechos y qué hacer.

 "Muchas veces las chicas no saben a dónde acudir. A veces el profesor, el ayudante o algún directivo tiene estas conductas, pero cuando van y denuncian les dicen: ‘Mejor cámbiate de materia’, ‘No la lleves con ese profesor’, como si ella fuese parte del problema”, lamenta.

Quítate el miedo

Lo más importante ante una situación de acoso sexual es manifestar de inmediato al agresor que esas conductas no son bienvenidas y denunciar, advierte María de la Paz López Barajas, directora general de Institucionalización de la Perspectiva de Género del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).

 

El respeto a la dignidad e integridad, sostiene, es un aspecto fundamental de los derechos humanos de cualquier persona.

 Conoce en voz de la especialista las definiciones de los fenómenos y cómo identificar cada situación.

¿Cómo se expresa?

Mediante conductas verbales, físicas o ambas. La connotación lasciva es la característica más importante que tiene.

 Ejemplos:

  • Miradas persistentes o sonidos lascivos que suele hacer el agresor al pasar la víctima a su lado. Quien sabe mejor qué connotación tiene esta conducta, es quien la recibe. Ella o él puede manifestar que no le gusta, y si se repite, se trata sin duda de un caso de hostigamiento.
  • No es lo mismo decirle a alguien: ‘Qué bien luces’, a ‘Qué bien se te ven esos pantalones’ y hacer un fraseo que termina siendo lascivo.
  • Tener contactos físicos sugestivos, como pararse detrás de la persona, hacer tocamientos, caricias, manoseos, pellizcos, tratar de despojar a la victima de la ropa, acorralarla; en fin, acciones que no son bien recibidas y que tienen una connotación claramente lasciva.
  • Dichos donde se hace una sugerencia para tener un acto sexual a cambio de algún favor.
  • Hacer comentarios reiterados, burlas o bromas respecto a la vida sexual del agresor o de la víctima.
  • Enviar mensajes por medios electrónicos, como pornografía, que busquen atacar o incomodar a la víctima.
  • Poner calendarios o carteles con alto contenido sexual frente a la víctima. Esto suele ocurrir en oficinas de los profesores, cuando llega una becaria o alumna.
  • Buscar tener algún tipo de acercamiento por vía telefónica, o mandar fotos de desnudos, aunque sean parciales, por el celular.

Marco legal

El acoso sexual, que engloba también el hostigamiento sexual, está regulado en el artículo 170 del Código Penal, explica  Gilberto Santa Rita, abogado e investigador del Departamento de Derecho de la Ibero.

 Implica la solicitud de favores sexuales para sí o para una tercera persona, o realizar una conducta de naturaleza sexual indeseable para quien la recibe, evidentemente causando un sufrimiento psicoemocional que lesione la dignidad de la persona. Esto se da cuando hay una relación de jerarquía, entre un sujeto activo y uno pasivo.

¿Qué hacer?
Al ser una conducta de naturaleza penal, se tiene que iniciar a través de una denuncia, como cualquier delito, y que terminará en la sede de un juez. Para que eso ocurra, la investigación tiene que desahogarse en el Ministerio Público.

Sanciones
La pena alcanza de uno a tres años de prisión, pero en la práctica puede llegar a conmutarse (recurso de suspensión de la sentencia), si se cumplen otros requisitos.

Hostigamiento
Es el ejercicio del poder en una relación de subordinación o posición jerárquica, ya sea que esa subordinación sea real o potencial de la víctima frente al agresor, de cualquier sexo. Puede ser en el ámbito escolar, no sólo laboral, pues las alumnas pueden ser víctimas de hostigamiento por parte de sus profesores.

Acoso sexual
Es una forma de violencia, aunque no haya subordinación y también pone en riesgo a la víctima, independientemente de que el acto se realice en un sólo evento o en distintos.

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