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Raíces: Regreso a la Sierra Gorda

Comparto mi más reciente exploración espeleológica. Después de más de un cuarto de siglo, regresé a la Sierra Gorda para efectuar nuevas exploraciones de cuevas que anteriormente no pude completar así como visitar sitios que habían quedado pendientes
domingo, 26 de junio de 2016 · 00:00
CARLOS LAZCANO/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com

Hace más de 25 años, la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) me publicó un libro llamado "Las Cavernas de la Sierra Gorda”. En este texto resumo diez años de exploraciones de cuevas en dicha región, además de que incluyo todos los registros espeleológicos efectuados hasta entonces en Sierra Gorda. 
Fueron más de 600 cavidades las que registré, haciéndole a cada una de ellas una ficha donde incluyo información cartográfica, descriptiva, geológica, florística, faunística, arqueológica e histórica. En poco tiempo este libro se convirtió en el "best seller” de los libros de la UAQ, así como uno de los clásicos de la espeleología mexicana, y pronto se agotó la edición.
Hace tres años, me volvieron a contactar de la UAQ ofreciéndome publicar una segunda edición de "Las Cavernas de la Sierra Gorda”. Desde luego acepté, pero les pedí que me dieran tiempo para actualizar el estudio. 
Así, después de más de un cuarto de siglo, regresé a la Sierra Gorda para efectuar nuevas exploraciones de cuevas que anteriormente no pude completar así como visitar sitios que habían quedado pendientes. Además, revisé y consulté los informes que otros grupos espeleológicos llevaron a cabo posteriormente a la publicación de la primera edición. 
De esta manera, la segunda edición incluirá un registro completo de alrededor de mil cavidades, algunas de ellas consideradas entre las más profundas de México y de América. El trabajo ya está casi listo.

EXPLORACIÓN ESPEOLÓGICA
En este artículo comparto mi más reciente exploración espeleológica en la Sierra Gorda, efectuada entre el 11 y el 20 de junio pasados, en que estuve prospectando una serie de cavidades en los alrededores del pueblo de Pinal de Amoles, Querétaro, en la parte más alta de la Sierra Gorda, a más de 2400 metros sobre el nivel del mar. 
Pinal de Amoles es uno de los pueblos más hermosos de Querétaro y está rodeado por un bosque de pinos, en medio de una vegetación densa en un clima húmedo y frío. Los paisajes de la sierra en esta parte son impresionantes, ya que las barrancas profundas y los grandes desfiladeros son constantes.
La región es parte de la Sierra Madre Oriental y colinda con la Huasteca Potosina, que es más húmeda y muy caliente. Toda esta parte está constituida por rocas calizas del cretácico, de unos 65 a 90 millones de años, las que se encuentran profundamente fracturadas y afalladas, lo que sumado a su clima húmedo ha propiciado un paisaje subterráneo único, compuesto por miles de cavidades, la mayoría de ellas cimas verticales de profundidad considerable, pero también hay numerosas cavidades horizontales así como ríos subterráneos. 
Con todo y que he dedicado varios años al registro y estudio de esta región, considero que apenas conocemos no más del diez por ciento de sus cuevas, es decir, aún falta casi todo por hacer.
Para esta nueva expedición, pedí ayuda a mis amigos del Grupo de Espeleología de la UNAM. Así, Manuel Casanova, Yolotzin Medina, Bernardo Finck, Ivonne Robledo y Jannú Casanova, respondieron con entusiasmo al llamado. De la ciudad de Querétaro un gran apoyo nos dio Rubén Octavio Navarrete, quien nos acompañó a la sierra. 
Como nuestra base de operaciones fue el pueblo de Pinal de Amoles, su presidenta municipal, la señora Gloria Rendón, así como su coordinador de turismo, don José María Herrera, nos brindaron un apoyo invaluable, facilitándonos guías y traslados, así como información que nos facilitó en mucho nuestro trabajo.
En realidad, no tuvimos que caminar mucho para localizar cavidades, ya que dentro del pueblo de Pinal de Amoles existen varias. Así exploramos la Cueva del Judío, la Cueva del Ojo de Agua, la Cueva del Campo Santo, el Sótano de la Gasolinería, la Cueva de la Secundaria, Cueva Cruz de Palo núm. 1, Cueva Cruz de Palo núm. 2 y Cueva del Emperradero.
Estas cavidades son estrechas; sin embargo, todas continúan y a ninguna le dimos fin. Les exploramos un centenar de metros desde la entrada y la razón de no seguirlas fue que las lluvias estuvieron presentes y casi todas son cavidades activas, es decir, conducen agua y pueden ser peligrosas si se llegara a presentar una creciente. 
Así, nuestra labor es más que nada de prospección, estamos localizando cuevas no exploradas o registradas, y esperamos volver pronto a ellas, en el tiempo de secas, para explorarlas de una manera más completa, e incluso cartografiarlas. 

OTRAS CAVIDADES
También estuvimos en el Río Escanela buscando cavidades que pudieran conectar con la Cueva de la Peña de la Gloria, la que exploramos hace dos años sin alcanzar su fin. Localizamos la Cueva de la Angostura, la que posiblemente sea parte del sistema subterráneo de la Peña de la Gloria, pero no nos atrevimos a explorarla ya que es una cavidad muy activa. 
En la parte alta de esta región, estuvimos en el Puerto del Rodezno, un sitio muy hermoso, con unos miradores espectaculares que dan hacia el Río Escanela y su Puente de Dios. Aquí buscamos el Sótano del Rodezno, del que se nos dijo que se inicia con un muro vertical de profundidad considerable. 
Sin embargo, nuestro guía no logró dar con el sótano, ya que se encuentra dentro de una cañada muy cerrada por la vegetación. Desde luego, pronto volveremos para ubicar esta cavidad, ya que otras personas nos dijeron que saben bien dónde se encuentra. 
El recorrido del Río Escanela es de gran belleza, y remata con el Puente de Dios, que es una formación geológica de una antigua cavidad que se derrumbó. El río obsequia con parajes de gran belleza, en medio de una densa vegetación.
También exploramos otra cavidad en la comunidad de El Ranchito, muy cerca del antiguo mineral de San Pedro Escanela, en el fondo de una barranca. Penetramos en esta cavidad aproximadamente 300 metros, y continúa franca. Se trata de un arroyo subterráneo que en tiempos de lluvias conduce mucha agua. Cerca de aquí se encuentra una bellísima cascada, de la cual disfrutamos grandemente.
Finalmente, bajamos al pueblo de Bucareli, en el fondo de otra gran barranca. Descendimos siguiendo una curveada terracería, en medio de vistas imponentes. En el fondo se localiza el pueblo de Bucareli, en sus cercanías el antiguo convento franciscano, que está abandonado y parece un fantasma en medio de cerros abruptos que alzan hacia el cielo. Aunque abandonado, las ruinas del convento son custodiadas por miembros de la comunidad y actualmente representan un atractivo turístico.
La experiencia de esta exploración fue sumamente agradable, sobre todo porque lo hice con muy buenos amigos que compartimos el acampar en medio del bosque, explorando y amando estos sitios naturales tan fuera de serie. Como suele ocurrir en muchas de estas expediciones, fueron muchas las incógnitas que quedaron pendientes, y pronto regresaremos para continuar nuestros registros.

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