Brexit: síntoma de una crisis mayor

Un movimiento antiestablishment amenaza la democracia occidental desde dentro. Muchos ciudadanos están votando por posturas y candidatos radicales con soluciones fáciles, discursos estridentes y una gran influencia en redes sociales
lunes, 25 de julio de 2016 · 00:00
Ciudad de México


El resultado del referéndum del 23 de junio en el Reino Unido sobre su permanencia en la Unión Europea (UE) ha generado profunda agitación en el país, en la UE y en el mundo en general. De inmediato, los mercados se alarmaron, la libra se colapsó a niveles de los años 80, y el país tendrá que pasar por un periodo prolongado de ajuste económico, en el que probablemente habrá un alza en los impuestos y un recorte al gasto.
Aunque el referéndum no fue legalmente vinculante para el gobierno de David Cameron, tanto él como la nueva primera ministra, Theresa May, han dicho que "Brexit es Brexit”; es decir, que no se buscará ni otro plebiscito ni la opinión de Westminster. Así pues, la salida del Reino Unido de la UE, el experimento político más exitoso de la historia moderna, es una decisión irrevocable que ha revelado al menos cuatro brechas importantes en el Reino Unido:

ENTRE RICOS Y POBRES
La crisis de 2008, al igual que en otros países, provocó en el Reino Unido una profunda desigualdad. En ese sentido, quienes votaron a favor del Brexit están pidiendo a gritos un cambio de modelo económico y han canalizado su frustración oponiéndose a la permanencia de su país en la UE. El voto a favor del Brexit es más un voto por salir de la globalización tal y como se le conoce hoy, que por salir de la UE, ejercicio de integración que el votante promedio no conoce ni entiende.ENTRE LOS BRITÁNICOS Y LOS "OTROS”Producto de la frustración que ha traído la crisis económica y el rápido aumento de la desigualdad, han resurgido con fuerza en Reino Unido el racismo y el jingoísmo. Las clases trabajadoras se alimentan de los mensajes de superioridad de los británicos blancos que proveen algunos medios británicos y partidos como el United Kingdom Independence Party (UKIP).ENTRE JÓVENES Y VIEJOSLos medios británicos han puesto énfasis en los reclamos de los jóvenes contra la gente de la tercera edad que votó a favor del Brexit, pues dicen que les han puesto en jaque un futuro que ellos ya no van a vivir.ENTRE PAÍSES DEL REINO UNIDOEscocia, que recientemente había celebrado un referéndum sobre la conveniencia de independizarse del Reino Unido, está hoy en una situación particularmente complicada. Escocia ha dicho que explorará todas las formas posibles para permanecer en la UE. 
Preocupados por su economía, los escoceses están dispuestos a negociar un acuerdo especial con Bruselas e, incluso, a independizarse del Reino Unido y buscar ser un Estado miembro de la UE.
Ninguno de estos caminos se ha transitado antes, por lo que es difícil saber qué pasará. Lo único que se puede decir, desde ahora, es que la situación escocesa ralentizará el proceso de salida de Reino Unido de la UE. Por su parte, Irlanda del Norte ha dicho que la decisión de dejar la UE pone en peligro el proceso de paz, al erigir nuevamente una frontera "dura” con Irlanda.
EL FUTURO POR UNA SILLA
En lo político, David Cameron se jugó el futuro del país por una silla, y perdió todo, además de dejar a Reino Unido en una de las peores crisis de su historia. La propuesta de hacer un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE fue, de hecho, una apuesta electoral que salió muy mal, dado que subestimó la magnitud del malestar social no sólo con respecto a la UE, sino también con su propio liderazgo.Además, los dos partidos tradicionales, el Conservador y el Laborista, están fracturados y tienen hoy liderazgos cuestionables por distintas razones. Apenas conocerse los resultados del referéndum, David Cameron anunció que dejaría el puesto de primer ministro, lo que llevó a su partido a elegir un nuevo líder. 
En el proceso, las intrigas shakespearianas sacaron de la jugada a Boris Johnson, un prominente brexiteer a pesar de su estilo desenfadado. Al final, eligieron a Theresa May, ex ministra del Interior, para ocupar el liderazgo y, en consecuencia, el cargo de primer ministro.Sin embargo, May llega al puesto con al menos tres obstáculos fundamentales: no tiene la legitimidad que dan las urnas; antes del referéndum, hizo campaña a favor de que Reino Unido permaneciera en la UE, y el mero anuncio de su gabinete le ha restado credibilidad, particularmente ante sus contrapartes europeas, ya que designó a Boris Johnson como ministro de Exteriores. 
Esta designación, que sorprendió a propios y extraños, sólo encuentra una explicación de carácter interno, político-electoral, pues ha vuelto aún más débil, si cabe, la posición negociadora de Reino Unido frente a los 27 Estados miembros restantes y las instituciones de la UE.
La situación de los laboristas tampoco es mejor. Su líder, Jeremy Corbyn, ha estado sometido a muchas presiones de los miembros de su partido, quienes opinan que debe dejar el liderazgo por no haber apoyado con mayor tesón la opción de permanecer en el Reino Unido. Además, no creen que Corbyn pueda hacer que su partido gane las próximas elecciones generales, y temen que esto les reste aún más apoyos en Inglaterra, como ya ocurrió en Escocia.Por otra parte, el proceso de salida de la UE no dará inicio hasta que el propio Reino Unido notifique a las instituciones europeas de su decisión de abandonar el proyecto e invoque el artículo 50 del Tratado de Lisboa. 
Los seis miembros fundadores (Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos) y las altas autoridades han sido claros: no habrá conversaciones informales con el Reino Unido, y le han pedido que dé inicio al proceso lo más pronto posible. También le han dicho una y otra vez a Reino Unido que no puede mantener el acceso al mercado único si no acepta las cuatro libertades de movimiento: bienes, capitales, servicios y personas. La UE tendrá que hacer de Reino Unido un caso ejemplar, y por eso se espera que mantenga una posición muy dura.Sin embargo, la UE no tiene manera alguna de obligar a Reino Unido a que inicie el proceso, salvo mediante la presión política. Mientras más se tarde el Reino Unido en iniciar el proceso, más difícil y tensa será la negociación, y mayores consecuencias sufrirán tanto ese país como sus socios europeos, producto de la incertidumbre que generaría la indefinición. El divorcio se anticipa doloroso para todos los involucrados.No obstante, para la UE, aunque Brexit es un duro golpe, no es el peor en su historia. No es la primera crisis ni será la última para la UE, aunque quizá sea la de mayor envergadura, por simbólica, en lo que va del siglo. Es difícil pensar que Brexit sea más grave que la caída del Muro de Berlín en su momento, aunque la ausencia de Reino Unido alterará los equilibrios geopolíticos internos de la UE, lo que le dará más peso específico a Alemania y pondrá muy nerviosos a los del Este.RADICALISMO Y ESTRIDENCIAEl caso de Reino Unido no es la excepción, sino la punta del iceberg de una crisis global más amplia, con especial intensidad en Occidente. Estamos en la era del "votante indignado”. Sean seguidores de Donald Trump en Estados Unidos, defensores del Brexit en la Gran Bretaña o partidarios de Marine Le Pen en Francia, los votantes indignados tienen algo en común: creen que la globalización los ha dejado atrás y los ha arruinado. 
El malestar social con la globalización y la austeridad fiscal, que en el caso británico se equiparó con el proceso de integración europea, es mayor desde la crisis de 2008-2009, cuyas consecuencias no han dejado de sentirse en el bolsillo del votante promedio.
Esto ha dado origen al surgimiento de un movimiento antiestablishment que amenaza a la democracia occidental, aunque se exprese por canales "legítimos” como las urnas, en donde se vota a partidos radicales de una y otra parte del espectro y a candidatos estridentes que proponen soluciones fáciles a problemas complejos. 
Si a esto se suma el impacto de las redes sociales en la forma de hacer política, estamos ante un escenario en el que los políticos pueden obtener lo que quieren con la narrativa correcta, así tengan mal los hechos o los datos. Por eso, las redes sociales se han convertido en el foro predilecto de los autoritarios, los xenófobos y los nacionalistas.No es un fenómeno nuevo, pero sí es más intenso en 2016. La ira de la mayoría tiene que ver con la crisis financiera, la desestabilización de Medio Oriente y los flujos de refugiados que ha generado, el ascenso de China y, sobre todo, la desindustrialización.Estamos en un momento de crisis importante, en el que el modelo occidental, liberal, se ve amenazado, ya no desde fuera, como en la Guerra Fría, sino desde dentro, por sus propios ciudadanos que creen que la globalización que ha impulsado este modelo no les ha beneficiado. Hoy, la conversación política en Estados Unidos, en Europa y en otras partes del mundo tiende a enfocarse en el rechazo al libre comercio y a la inmigración, y en las incertidumbres producto de aquellos proyectos que han desafiado la noción tradicional de soberanía, como el de la UE.Confío en que lo que hoy acontece en el mundo sea producto de un movimiento pendular, que se ha pasado, y por mucho, del centro, pero que tendrá que volver al justo medio. El peligro está en que esto tarde mucho y que, por andar buscando soluciones fáciles, terminemos en una situación peor, si cabe.

Analista internacional*
Twitter: @erikaruiz



La salida del Reino Unido de la UE es producto de la frustración; es resultado de la crisis económica y el rápido aumento de la desigualdad que han hecho resurgir con fuerza el racismo y el jingoísmo

La ira de la mayoría tiene que ver con la crisis financiera, la desestabilización de Medio Oriente y los flujos de refugiados que ha generado, el ascenso de China y, sobre todo, la desindustrialización




 

AGENCIA REFORMA/ÉRIKA RUIZ SANDOVAL*

...

Galería de fotos

Comentarios