Genera indiferencia una condena eterna

lunes, 26 de septiembre de 2016 · 00:00
Ensenada, B. C.

El obispo de Ensenda Rafael Valdez Torres señaló que el abismo que nos separará de la vida eterna será proporcional al que pongamos contra los pobres y necesitados, por lo que no debemos ser insensibles ni indiferentes.
Lo refirió ayer durante la homilía realizada en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, al concluir la lectura del santo Evangelio según san Lucas (16, 19-31), que refiere la parábola que Jesús contó a los fariseos, sobre un hombre rico que todos los días gozaba de telas finas y banquetas, y un mendigo llamado Lázaro, quien estaba cubierto de llagas y vivía a la entrada de la casa.
Al morir ambos, Lázaro fue al cielo y el rico al infierno; envuelto en llamas imploró a Abraham que le refrescaran la lengua, aunque fuera con la punta de un dedo pasado por agua. 
"Pero Abraham le contestó: ‘Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y Lázaro, en cambio, males. Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos. Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá”, según el texto sagrado.
Valdez Torres explicó que la parábola es para reflexionar sobre la práctica de la misericordia de Dios.
"Uno de los grandes problemas para ser misericordioso es el egoísmo; esa fijación en la excelencia de nuestra persona, casi perfectos. Sentir que hacemos todo bien y no cuestionarnos lo que nos falta. El Evangelio invita a reflexionar esta realidad. 
"El rico no hizo nada: ese fue el pecado, no hacer nada ni ser sensible a las necesidades del hermano, ignorarlo, ser indiferente. Ese pecado es el que mereció castigo. Por eso, las obras de misericordia son los caminos para acercarse a Dios”, expresó el obispo de Ensenada.



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