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Formación solidaria

Futuros arquitectos, ingenieros, médicos, veterinarios, abogados y cineastas se sumaron al esfuerzo colectivo que ha hecho posible atender las necesidades surgidas tras el sismo del 19 de septiembre
domingo, 22 de octubre de 2017 · 00:00

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

Aunque no han terminado la carrera, ya pusieron en práctica lo aprendido.

Tras el sismo de magnitud 7.1 que sacudió a la Ciudad de México el 19 de septiembre, cientos de estudiantes salieron a las calles para hacerle frente a la emergencia desde sus áreas de conocimiento.

Futuros arquitectos, ingenieros, médicos, veterinarios, abogados y cineastas se sumaron al esfuerzo colectivo que ha hecho posible atender las necesidades que han surgido por el siniestro. Su disposición por ayudar se mantiene.

Por medio de brigadas o en solitario, impulsan acciones que contribuyen al proceso de reconstrucción.

Revisan daños en inmuebles
Alumnos de Arquitectura e Ingeniería integraron brigadas encargadas de apoyar en la revisión y valoración de los edificios afectados por el temblor.

César Armando Hernández, estudiante de la Universidad Autónoma de Baja California, examinó la Unidad Habitacional Xopa, en Iztapalapa, bajo la dirección del arquitecto Miguel Barbachano.

Junto con otros compañeros de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), institución donde realiza un intercambio académico, verificó en qué condición se encontraban los inmuebles que conforman la zona, e hizo un registro gráfico y escrito de los daños, en el que incluía observaciones y recomendaciones.

“Vivo en una ciudad con movimientos sísmicos, porque a un lado está la falla de San Andrés, esto me puede servir como experiencia profesional”, comparte el joven de 22 años, quien también participó como voluntario en la remoción de escombros y en algunos centros de acopio.

“Aprendí que no hay que subestimar a tu prójimo, en momentos de necesidad los mexicanos están ahí dispuestos”, añade.

Sofía Rubio, estudiante de Arquitectura en la UNAM, tomó el curso de capacitación sobre evaluación de daños impartido por su facultad y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).

La joven, de 20 años, visitó el Multifamiliar Presidente Miguel Alemán, ubicado en la colonia Del Valle, así como el complejo de Xopa.

Su motivación fue regresar a la sociedad lo que le ha dado a través de la universidad.

“Respondemos al pueblo, ellos pagan nuestra educación, sabía que debía hacer un servicio”, afirma.

“Eso, sumado a que el día del sismo vi cómo la gente se empezaba a juntar, vi scouts y recordé que un scout está siempre listo para servir, dije: ‘estoy lista, pero mi trinchera no es sacar escombro, sino hacerlo desde mi área de conocimiento’”.

La alumna indica que se sintió satisfecha de aplicar lo aprendido en clase sobre sistemas estructurales y materiales, como loza y acero.

En tanto, José Manuel Piedras, alumno de noveno semestre de Ingeniería Civil en la UNAM, señala que enfrentarse a inmuebles muy dañados, como algunos que revisó en Xochimilco e Iztapalapa, y notificar el riesgo a sus habitantes, fue lo marcó su experiencia como brigadista.

“Profesionalmente aprendí mucho, porque te dicen el tipo de fallas, pero cuando ves realmente todo el fenómeno, es demasiado.

“Socialmente, fue complicado, porque es algo que no ves de lleno en la carrera, cómo tratar a la gente y decirle: ‘vas a perder tu casa’; la reacción no es como si no pasara nada”, agrega el joven de 22 años.

Ante un hecho que no imaginaba vivir, reflexiona que lo mejor que pudo hacer fue solidarizarse y ayudar.

“Desafortunadamente nos tocó (vivir este sismo), hay que echarle ganas y aprender; de las cosas malas se tienen que hacer cosas correctas, y no se puede subestimar nada en cuanto diseño y materiales”.

Hernández, Rubio y Piedras, aunque ya retomaron sus actividades académicas, evalúan la forma de continuar contribuyendo en el proceso de reconstrucción de la Ciudad de México.

Brindan atención médica
Daniela Ramos Méndez, estudiante de tercer semestre de la licenciatura en Médico Cirujano y Partero en el Instituto Politécnico Nacional, asistió en un centro sanitario ambulatorio que se colocó en San Gregorio Atlapulco, Xochimilco.

“La señora que nos prestó su casa para instalar el puesto perdió a dos familiares durante el sismo; ella nos decía que la inspiraba vernos ahí, porque recordaba a su familia, que siempre le ha gustado ayudar”, cuenta Ramos Méndez, quien acudió en compañía de su mamá, médico bariatra.

La joven, de 20 años, durante varios días realizó curaciones y aplicó vacunas a las personas que se acercaban al módulo de salud, que operó con medicinas y material donado por la Cruz Roja, la UNAM, el IPN, así como por asociaciones y civiles.

“Confirmé que estoy en la carrera adecuada, vale la pena el sacrificio. Ver que la gente se siente mejor te da mucha satisfacción y te ayuda a valorar lo que tienes, la vida”, platica.

En San Gregorio también atendió Michelle Toledo, quien estudió Nutrición en la Universidad del Valle de México (UVM), campus Coyoacán, y realiza el servicio social en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.

“Los primeros días tenía impotencia, estaba en un centro de acopio, pero quería atender a la gente y hacer curaciones, esas cosas que he aprendido por mi carrera”.

Tras hablar con una enfermera del hospital en el que realiza su práctica profesional, se integró a una brigada de salud en Xochimilco.

“Estuve más tranquila al saber que atendía a personas y que confiaban en mí”, cuenta Toledo.

“Atendíamos como a 250 personas al día, por hipertensión, diabetes y algunas curaciones”, recuerda.

Atienden a mascotas
A Laura Dayelli Gutiérrez el sismo le tocó en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, de la UNAM, donde cursa el noveno semestre de Veterinaria.

Al saber que su familia estaba bien, pensó en las mascotas.

La joven, de 29 años, formó una brigada de atención animal y cinco voluntarios fueron a la zona norte y otros seis, incluida ella, a San Gregorio, Xochimilco.

“Atendimos traumatismos leves en perros y gatos, muchos casos de diarrea, deshidrataciones, mascotas muy estresadas, una perrita parió antes de tiempo por estrés”, platica la también activista por los derechos de los animales.

“La mayoría los llevaba su dueño, muchos de los que fueron llevados por rescatistas presentaban desnutrición o enfermedades crónicas como sarna, a ellos los tenemos bajo nuestro resguardo para darles tratamiento”.

Asimismo, instalaron un centro de acopio de comida y material veterinario, que han repartido en refugios y entre quienes acogieron animales en sus casas.

“Sabía que iba a haber animalitos lesionados, y muchos (de los rescatados), como vivían en departamentos, no están acostumbrados a vivir con otros animales.

“El hacinamiento les podría provocar enfermedades como parvovirus, moquillo y bordetella”, explica.

Ahora, desarrolla junto con sus compañeros un plan de seguimiento para los animales rescatados, cuya duración contemplan en al menos seis meses.

“Evaluaremos la salud física general de los animales; si no podemos atenderlos, los canalizaremos a lugares especializados, evaluaremos a los candidatos a esterilización, identificaremos casos infectocontagiosos para ponerlos en cuarentena y, después, los daremos en adopción”, precisa.

Buscan vida entre escombros
Alumnos del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) se sumaron a las labores de rescate: aprovechando la sensibilidad de sus equipos sonoros, buscaron indicios de vida entre los edificios colapsados.

“Teníamos que aportar lo mejor que tuviéramos con generosidad”, indica Ángel Jara, estudiante de Cinematografía con especialidad en Fotografía, de 22 años.

“Lo que escucha un oído humano, el micrófono lo escucharía 10 veces mejor”, comparte por su parte Luis del Razo, alumno de 27 años, inscrito en el programa de Cinematografía con especialidad en Dirección.

El jueves 21 de septiembre, los jóvenes, que forman parte del grupo Sonidistas Unidos, se presentaron temprano en el multifamiliar de Tlalpan, derribado por el sismo.

Antes de trabajar con sus micrófonos especializados, sacaron escombros con cubetas, movieron y cargaron polines, y complementaron su equipo de audio con una caña improvisada de varilla.

Pasadas las 19:00 horas, entraron a la zona de desastre.

“Luego de que perros identificaban una pista, se metían los micrófonos en los huecos para captar indicios de voces o respiraciones”, explica Del Razo.

Los estudiantes controlaban la dirección en la que se registraba el audio, mientras un sonidista analizaba el material obtenido.

“El personal de la Marina pedía que el posible sobreviviente hiciera ruido”, añade.

La unidad de Jara no encontró señales de vida, pero la de Del Razo halló cuatro, de los cuales desconoce el desenlace porque después de un tiempo fue relevado.

“Uno tiene que aprender bien el oficio porque puede ayudar. Incluso, personas con oficios que parecen no ayudar pueden hacerlo con si lo hacen con seriedad y disposición”, indica Del Razo.

Ofrecen asesoría jurídica
Después de ayudar el día del sismo, en centros de acopio y recogiendo escombros, Jonathan Bárcenas, Glen Meyenmberg, Azeem Sánchez, Alexis Cruz y Evelyn Muñoz, estudiantes de Derecho de la Barra Nacional de Abogados y de la UNAM, decidieron apoyar desde el ámbito jurídico.

Ellos promovieron un amparo para mantener la búsqueda de personas atrapadas entre los escombros del multifamiliar de Tlalpan, con el que se garantizó que cualquier unidad de rescate agotara todas las instancias para la recuperación de personas, con o sin vida, antes de que entrara la maquinaria pesada.

Asimismo, interpusieron una denuncia en contra de la delegación Tlalpan por el supuesto incumplimiento de la revisión de inmuebles de la zona como el Colegio Enrique Rébsamen, institución en la que fallecieron 32 niños y 5 adultos.

“La ley marca que cada cinco años o después de un sismo las delegaciones están obligadas a hacer una revisión de los edificios públicos y educativos de la ciudad, pero después (del temblor de magnitud 8.4) del 7 de septiembre no hubo una revisión estructural”, explica Bárcenas.

Ahora, alistan una iniciativa ciudadana que someterán a la Asamblea Legislativa para acortar el periodo de revisión de las escuelas, y establecer que luego de un sismo sólo se reanuden las clases hasta que los padres de familia tengan copia de un dictamen que certifique las condiciones favorables de las instalaciones académicas, medidas que buscan replicar a nivel nacional.

Otros esfuerzos que se han realizado en materia legal incluyen los realizados por alumnos y académicos de la Facultad de Derecho de la UNAM, quienes pusieron a disposición de la población afectada asesoría gratuita en materia administrativa, civil, laboral, procesal, penal y mercantil.

“La Facultad de Derecho está trabajando con entusiasmo y preocupada por los problemas nacionales y buscando, en este caso, acercarse a quienes estén damnificados por los sismos”, indica Everardo Moreno Cruz, profesor involucrado en el proyecto.


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