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El Hotel Playa Ensenada

El ocaso del resort y casino se aceleró con la muerte de su arquitecto, Gordon F. Meyer, la llegada de la Segunda Guerra Mundial y la cerrazón del gobierno federal mexicano Parte 3
viernes, 27 de octubre de 2017 · 00:00

Alfredo Derek/COLABORACIÓN
alfredo.derek@yahoo.com | Ensenada, B. C.

Luego de la inauguración del Hotel Playa Ensenada (hoy Riviera del Pacífico) el 31 de octubre de 1930, el nuevo y atractivo pueblo, un lugar apacible, tranquilo y donde nunca sucedía nada, era y seguía perfecto para el turista. Cada vez más, llegaban visitantes de distintas partes de la unión anericana, periodistas, fotógrafos, cronistas, gente de las letras empezaban a buscar una estancia tranquila en este paradisíaco lugar.

La revista Vogue en su edición de enero de 1936 en la página 95, para seguir promoviendo este atractivo sitio a nivel internacional, describe el pueblo de la siguiente manera:

“De repente, alrededor de una curva por la costa, se ve la pequeña ciudad de Ensenada. Resulta ser una curiosa mezcla de casas de adobe inglesas y mexicanas victorianas. Los ingleses, al parecer, una vez se establecieron aquí, pero la mayoría de ellos hace tiempo que se fueron. Las figuras que se mueven perezosamente por las calles anchas, polvorientas y sin pavimentar son mexicanas y tan pintorescas como postales. En el otro extremo de la ciudad, a través de la calle principal con sus interesantes tiendas; más allá de la Bastilla (ex cuartel militar), donde un soldado marcha solemnemente arriba y abajo; más allá de la Moltina Verdi, cruzas el puente y tienes tu primera vista del Hotel Playa Ensenada”.

La primera impresión del visitante es esta: la de un lugar en el cual sólo vienes a ser feliz.

Cada vez más, el Hotel Playa Ensenada, hacía constantes apariciones en distintos periódicos de la unión americana. Incluso en el Honolulu Star Bulletin, en 1936, en distintas ocasiones: fotografías, imágenes y reportes turísticos especiales fueron noticia y competencia de aquel lugar.

Cada vez más parejas románticas y matrimonios, venían a hospedarse al Playa, incluso algunos contrajeron nupcias ahí. Sin embargo, hay un caso muy interesante que la prensa norteamericana y la administración del lujoso resort trató de ocultar.

Trágicas historias
Es el caso del asesinato de Chester R. Pinains y su esposa, quienes fueron apuñalados fatalmente cerca del Playa, así lo reporta The Angeles Times el 3 de agosto de 1937. Este escandaloso suceso detonó lamentablemente en nota amarillista, llegando a oídos de distintos sectores sociales y de todos los niveles al turista norteamericano.

Esto era el principio, cada vez se acercaban más malas noticias. Un mes después, en septiembre de 1937, The Miami News sorprende a todos con la lamentable noticia, el arquitecto Gordon F. Meyer, diseñador del Hotel Playa Ensenada desafortunadamente muere.

Esta noticia impacta definitivamente a muchos y a cercanos del connotado arquitecto. Siete años solamente sobrevivió este afamado arquitecto a su obra más reconocida. Todavía quedaba mucho más tiempo para que continuara sobreviviendo el Hotel Playa y Casino. Sin embargo, con el cambio y planes de gobierno y el casi pronto estallido de la Segunda Guerra Mundial, tal parece que influyeron al entonces gobierno federal de doble moral, el cual prohibió los juegos de azar.

Lo que se había dado como una concesión de hasta casi cuarenta años, por el entonces gobierno que apoyó dicho proyecto, la administración federal actual de ese entonces anulaba completamente todo, sin importarle a este que los servicios hoteleros continuaban aportando a una mayor derrama económica en el Estado.

Malas noticias
En junio 22 de 1938, The San Bernardino County, publicó lo siguiente: “District Bankrupt” (Distrito en bancarrota). “También se destacó que el gobierno federal recientemente detuvo los trabajos de construcción en la carretera San Felipe-Ensenada y entregó el puesto de trabajo al gobierno territorial para su finalización- el territorio está prácticamente en quiebra, se dice que los fondos para continuar el trabajo estarían disponibles sólo si provienen del juego legalizado.

Asimismo, los operadores del “Hotel Playa” depositaron aquí recientemente 35 mil pesos en un banco de Ensenada para la finalización de una nueva oficina postal en Ensenada. Esto había sido acordado en el contrato original bajo el cual la compañía del hotel acordó construir una oficina postal a cambio de una concesión de juego. La compañía hotelera también completó recientemente la construcción de un nuevo muelle de concreto de 200 pies frente a su casino”.

Inestabilidad en la zona
Unos años antes, por órdenes del gobierno federal de entonces, el Agua Caliente había cerrado sus puertas. Esto empezaba definitivamente a afectar a los administradores norteamericanos, provocándoles una enorme molestia, como el caso de dicho casino fronterizo que fue cerrado de un día a otro como lo menciona The Angeles Times el 22 de julio de 1935 en el siguiente artículo:

“El presidente Cárdenas ha emitido una orden para cerrar los juegos en el Agua Caliente. La palabra del presidente es la ley y estamos obedeciendo la orden que se llevará a cabo en su totalidad… el Agua Caliente cerrará la noche del domingo. Esto significa el hotel, spa, restaurantes, bares, zonas libres, club de golf, la institución entera”.

Tal parece que el destino de El Monte Carlo de las Américas estaba llegando a su fin. Se empezaba a especular que pronto llegaría el cierre del mismo. Lamentablemente… así fue.

Cierra Playa Ensenada
A principios de 1939 el esplendoroso Hotel y Casino Playa Ensenada cierra sus puertas definitivamente.

Un año después, el 3 de marzo de 1940, Lynn J. Rogers, en la sección “The Angeles Times Outdoors in the Southland” publica el artículo “Ensenada Jaunt Holds Lure of Trip Abroad”, “No More Playa” (No Más Playa), el cual relata lo siguiente:

“A la mañana siguiente regresamos a Ensenada. Antes de entrar en la ciudad nos detuvimos en el alguna vez lujoso y alegre ‘Hotel Playa Ensenada’, ubicado en la costa arenosa de la bahía. Este spa de moda para los estadounidenses que deseaban una siesta bajo el sol semitropical y alrededores o entretenerse con la ‘Dama de la Suerte’ en las mesas de juego, ahora se encuentra tapiado y firmemente cerrado. No hay más “playa” en “El Playa”.

La fiesta, los lujos, los excesos, el esplendor y aquellos turistas que hacían largas filas en este lujoso resort jamás volvieron. Pero todavía este majestuoso edificio estaba reservado para otros acontecimientos importantes que harían historia a través del tiempo.

No se apagó su majestuosidad; la gente se fue, las luces se apagaron, el lujo se opacó y el abandono llegó: no más playa en El Playa.

“Ensenada no es sólo una aventura -un lugar que aún no se ha descubierto a fondo- sino que también es uno de esos lugares difíciles de encontrar en los que puedes ser infinitamente alegre o perezoso”. (Vogue, 1936).

Fuente:
Hemeroteca Nacional del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, Archivo General de la Nación
Agradecimientos:
Comisión de Educación y Cultura Ciencia y Tecnología. Reg. Norma Angélica Silva Aguirre y Reg. Lic. Samuel Albestrain Pérez.

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