Raíces

Misiones de las Californias I: Nuestra Señora de Guadalupe de Californias

Debido a su corta duración, esta misión es prácticamente ignorada por los historiadores, puesto que ninguno la menciona. Sin embargo, fue la primera de todas las Californias; aunque breve, su experiencia fue importante en la estrategia jesuítica posterior
domingo, 19 de febrero de 2017 · 00:00
CARLOS LAZCANO/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

Con este artículo inicio la serie "Misiones de las Californias” en homenaje al misionero jesuita Juan María Salvatierra, el fundador de las Californias, con motivo del 300 aniversario de su muerte, a conmemorarse en este año.

Salvatierra inicia el proyecto fundador con el establecimiento de la misión de Nuestra Señora de Loreto (hoy el pueblo de Loreto, B.C.S.), el 25 de octubre de 1697. Sin embargo existe un antecedente muy importante, que fue la base del intento de Salvatierra y sin el cual nunca se hubiera logrado. Me refiero a las dos fundaciones californianas efectuadas por el padre Eusebio Kino en 1683, Nuestra Señora de Guadalupe y San Bruno, que aunque fueron de efímera existencia, su experiencia fue fundamental en la fundación de California, y sin ellas Salvatierra nunca hubiera logrado establecer esta tierra, o se hubiera retardado o hecho bajo otras circunstancias.

Por eso iniciamos esta serie misional con la primera misión que fue establecida en la península de Baja California. Me refiero a Nuestra Señora de Guadalupe de Californias, fundada por el padre Kino a principios de abril de 1683 en la bahía de La Paz, dentro de la expedición del almirante don Isidro de Atondo y Antillón.

PRINCIPIOS DEL PROYECTO
Entre el año de 1535 y la segunda mitad del siglo XVII hubo numerosos intentos por establecer una colonia en la península californiana, sobre todo en la bahía de La Paz, descubierta por las navegaciones de Hernán Cortés desde 1533. Estos intentos fueron llevados a cabo principalmente por empresarios que buscaban desarrollar alguna actividad comercial que sustentara el proyecto, sobre todo basado en la explotación de perlas. 

Los proyectos nunca lograron ser sustentables, por eso fracasaron. Desde 1677 el rey de España, cambiando de estrategia, decidió financiar una expedición con el fin de colonizar y evangelizar California. Esta fue puesta bajo la dirección del almirante Atondo, y como presidente del proyecto misional se incluyó al padre Kino, recién llegado de Europa.

La expedición de Atondo no estuvo dispuesta sino hasta 1683. Atondo arribó a la bahía de La Paz el primero de abril de dicho año, y el día cinco tomó posesión de la bahía en nombre del rey de España (ya lo había hecho Cortés en 1535). Después de la toma de posesión, Kino hizo lo propio a nombre del Obispado de Guadalajara, dando inicio formal a la misión de Nuestra Señora de Guadalupe de Californias:

"En el puerto de Nuestra Señora de La Paz en cinco días del mes de abril… yo Eusebio Francisco Kino y Pedro Matías Goñi, religiosos de la Compañía de Jesús, en virtud de las licencias y facultades… que [otorgó] el ilustrísimo señor don Juan de Santiago de León Garabito, obispo de la ciudad de Guadalajara… tomamos posesión de este reino en este puerto de Nuestra Señora de La Paz, administrando los santos sacramentos con la licencia que para eso tenemos del dicho Ilustrísimo señor a quien todos reconocieron por su legítimo pastor y a nosotros dichos religiosos por sus tenientes vicarios y jueces eclesiásticos…”

Después de la toma de posesión, los expedicionarios se ocuparon en levantar un pequeño poblado, en donde estaría localizado el templo y otros espacios para facilitar la evangelización, así como las casas de los soldados y trabajos de fortificación.

Kino no tardó mucho en ganarse la confianza de los indios guaycura, los habitantes milenarios de la bahía. A lo largo de su vida como misionero Kino siempre tuvo mucha facilidad para ganarse a los indios, empezando porque siempre fue honesto con ellos y siempre estuvo de su lado, defendiéndolos de los abusos de muchos españoles.

Sin embargo, la relación entre guaycuras y españoles empezó a deteriorarse rápidamente debido a la actitud de Atondo y sus soldados. 

A diferencia de Kino, que veía en cada indio a un hijo de Dios, Atondo veía en ellos a enemigos, y siempre los trató con desconfianza, lo cual fue correspondido a pesar de los esfuerzos de Kino. Más bien, los soldados echaron a perder los esfuerzos de Kino por llevar una relación amistosa.

Desde un principio Atondo quiso amedrentar a los guaycura haciéndoles ver la superioridad de las armas españolas, pero éstos les hicieron ver que no les temían y que la superioridad de las armas quedaba anulada por el número de guaycuras, que eran varios miles frente a un centenar de españoles. Esta actitud altanera de los guaycura hizo que muchos de los soldados empezaran a tener miedo, y ante los primeros ataques de los indios, este miedo se transformó en pánico, al grado que Atondo temió que sus hombres se amotinaran si no abandonaban la bahía.

TRAICIÓN A LOS GUAYCURA
En un intento por amedrentar a los indios y quitar el miedo de sus soldados, Atondo les hizo una traición a los guaycura. Invitó a los jefes a comer pozole, y les disparó con un pequeño cañón, matando a diez de ellos. Esto propició el rompimiento de tratos entre españoles e indios y aumentó más el temor de los soldados, ya que pensaron que los guaycura se reunirían por miles para atacarlos hasta matarlos. La actitud de los soldados fue vergonzosa, ni Atondo ni Kino lograron convencerlos de que se quedaran y arreglaran los problemas de otra manera. La latente amenaza de un motín convenció a Atondo de abandonar la bahía y reiniciar el proyecto en otra parte.

Así, a mediados de julio la bahía de La Paz fue abandonada junto con las construcciones del incipiente poblado. Los españoles se fueron a las costas de Sinaloa para reorganizarse y preparar una nueva incursión. Los planes eran que el segundo intento se hiciera en el Cabo San Lucas, ya que se sabía los indios pericú que lo habitaban eran más pacíficos que los guaycura. La misión de Nuestra Señora de Guadalupe de Californias duró escasamente cuatro meses.

Cabe mencionar que los guaycuras siempre fueron muy belicosos y se encontraban predispuestos a la presencia de españoles debido a los abusos que éstos llegaban a cometer. El primer contacto entre españoles y guaycuras de La Paz ocurrió a fines de 1533 y fue violento, llevando los españoles la peor parte, ya que la mayoría de ellos fue muerto. Posteriormente fueron llegando los buscadores de perlas, quienes en no pocas ocasiones abusaban de los guaycura obligándolos a bucear en busca de perlas. Así, los guaycuras dejaron de aceptar a los españoles y ante cualquier intento de llegar a la bahía los atacaban. La experiencia de Atondo en La Paz fue muy negativa para avance misional, ya que los misioneros no pudieron convencer a los guaycuras de volver, sino hasta más de 30 años después. De hecho, por esta mala experiencia con los soldados, los jesuitas procuraron tener muy pocos militares y además tener el control sobre ellos, lo que lograron poco después.

Debido a su corta duración, esta misión es prácticamente ignorada por los historiadores, ya que ninguno la menciona. Pero existió, y fue la primera de todas las Californias. Aunque breve, su experiencia fue importante en la estrategia jesuítica posterior.

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